domingo, 22 de diciembre de 2024

Los misteriosos padres de Google

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Google nació gracias a subvenciones de la CIA y NSA, que buscaban vigilancia masiva.

La historia de la creación deliberada del estado moderno de vigilancia masiva incluye elementos del origen de Google, generalmente desconocido. Es una historia algo diferente de la que el púlico ha escuchado y explica lo que los fundadores, Sergey Brin y Larry Page se propusieron crear y por qué.

 

Los antecedentes

 

A mediados de los 90, la comunicad de inteligencia en Estados Unidos comenzó a darse cuenta de que tenía una oportunidad. La comunidad de la súpercomputación estaba comenzando a migrar de entornos universitarios al sector privado de la mano de inversiones que provenían de un lugar que luego vendría a ser llamado Silicon Valley.

 Se estaba produciendo una revolución digital: una que transformaría el mundo de la recolección de datos y de cómo se entiende la cantidad masiva de información. La comunidad de inteligencia quería modelar los esfuerzois de Silicon Valley desde el principio para que fueran útiles a las fuerzas armadas y a los objetivos de seguridad del país. ¿Podría esta red de súpercomputación, que se volvería capaz de almacenar terabitios de información, hacer un uso inteligente del rastro digital que dejan tras de sí los seres humanos?

Esa comunidad que habitaba los organismos de inteligencia tenía sumo interés en encontrar la respuesta a esa pregunta.

Lo cierto es que la Central Intelligence Agency (CIA) y la National Security Agency (NSA) se habían dado cuenta de que su futuro iba a tomar forma fuera del gobierno. Eran días en que los presupuestos que destinaba la administración Clinton a las fuerzas armadas y a Inteligencia se reducían y el sector privado tenía amplios recursos a su disposición. Si el sector inteligencia quería realizar vigilancia masiva para sus objetivos de seguridad nacional, necesitaría la cooperación entre el gobierno y las nuevas compañías de súpercomputación. Para eso, comenzaron a conectarse con los científicos que en las universidades norteamericanas estaban creando la revolución de la súpercomputación. Esos científicos estaban desarrollando formas de hacer lo que ningún grupo de la NSA o de la CIA podían lograr: reunir inmensas cantidades de datos y usarlos inteligentemente.

 

El gobierno financió la ciencia

 

Siempre hubo una larga historia de colaboración entre los mejores científicos y la comunidad de los organismos de inteligencia: desde la creación de la bomba atómica y la tecnología satelital hasta los esfuerzos para poner un hombre en la luna.

 

En realidad, la misma Internet fue creada por un esfuerzo de inteligencia: en los años 70 la agencia responsable de desarrollar tecnologías emergentes para las fuerzas armadas, para inteligencia y con objetivos de seguridad nacional — la Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA)—conectó cuatro súpercomputadoras para manejar transferencias masivas de datos. Manejaba las operaciones para la National Science Foundation (NSF) y diez años más tarde esa pequeña red entre cuatro casas de estudio se extendió a miles de otras universidades para, finalmente, abrirse al público convirtiéndose en la arquitectura y el andamiaje para la World Wide Web, la famosa “www”.

Silicon Valley fue lo mismo. Para mediados de los 90, la comunidad de la inteligencia estaba repartiendo financiamiento a los esfuerzos de computación más prometedores en las universidades. Financiaban a esos científicos a través de un programa no clasificado altamente compartimentalizado que era manejado por la CIA y la NSA con grandes contratistas militares y de inteligencia. El proyecto se llamaba Massive Digital Data Systems (MDDS).

El MDDS fue introducido a un grupo de prominentes científicos en computación en Stanford, CalTech, MIT, Carnegie Mellon, Harvard y otras en un trabajo que explicaba lo que pretendían CIA, NSA y DARPA. La investigación sería financiada y dirigida, en su mayor parte, por agencias científicas no clasificadas como la NSF, que permitiría escalar la arquitectura en el sector privado si conseguía lograr lo que esperaba la comunidad de la inteligencia.

En los años siguientes, el objetivo declarado del programa era ofrecer más de una docena de subvenciones de varios millones de dólare cada una para avanzar con este concepto de investigación. Las subvenciones eran dirigidas a través de la NSF para que los esfuerzos más prometedores y exitosos pudieran captarse como propiedad intelectual y formar la base de compañías que atrajeran inversiones de Silicon Valley. Este tipo de innovación público-privada ayudó a lanzar poderosas compañías de ciencia y tecnología como Qualcomm, Symantec, Netscape y otras y financiaron la investigación en áreas como radar Doppler y fibra óptica, que son centrales para grandes empresas como Verizon y AT&T en la actualidad.

 

El objetivo final de la CIA y la NSA

 

Los brazos de investigacioón en la CIA y la NSA comenzaron entonces a trabajar junto a nuevas compañías de datos comerciales con idea de buscar grupos de personas con intereses comunes en internet e identificarlas por la huella que dejaban, algo así como lo que hacen los miembros de un equipo forense cuando usan las huellas digitales para identificar criminales.

En 1995, una de las primeras y más importantes subvenciones de la MDDS fue para una equipo de investigación de la Stanford University que desde hacía diez años trabajaba con financiamiento de la NSF y DARPA. El primer objetivo de ese dinero era optimizar la búsqueda de preguntas complejas. Un segundo préstamo estaba más directamente asociado al origen de Google y formaba parte de un esfuerzo coordinado para crear una inmensa biblioteca digital usando la internet como columna vertebral. Ambas subvenciones financiaron las investigaciones de dos estudiantes de grado que estaban haciendo rápidos avances en la clasificación y rastreo usando preguntas; eran los futuros cofundadores de Google: Sergey Brin y Larry Page.

La investigación de Brin y Page realizada con ese financiamiento se convirtió en el corazón de Google: personas que usan funciones de búsqueda para encontrar exactamente lo que buscan dentro de un conjunto muy grande de datos. Era el comienzo de lo que en unos pocos años más se convertiría en Google.

 

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