<p>Hay 4.000 millones de celulares (la computadora más ubicua del mundo) cargando información personal, brindando acceso a la web y siendo usados cada vez más para manejarnos en el mundo real.<br />
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Hace 25 años llegó la PC, con sus archivos y carpetas, para ayudarnos a visualizar lo que ocurre dentro de una computadora. Luego Internet trajo otras maneras de imaginar el flujo de la información. Pero con el teléfono celular aparece una nueva metáfora: la del viejo mapa, aquella imagen a la que recurríamos para visualizar todo tipo de información antes de que existiera el mundo online.<br />
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A medida que se hace manifiesta esta metáfora, opina John Markoff en The New York Times, cambiará la forma en que nos comportamos, que pensamos y que nos movemos por el mundo físico. Pero a medida que los investigadores vayan averiguando cómo usar toda la información que brinda el teléfono sobre la ubicación del usuario en el espacio, van a surgir varios conflictos de privacidad. Uno podrá usar el teléfono para encontrar amigos y restaurantes, pero otros podrán usar nuestro teléfono para encontrarnos a nosotros. <br />
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Los mapas digitales que traen ahora muchos modelos telefónicos muestran dónde está la estación de servicio más próxima, o el cajero automático que necesitamos, o restaurantes o la casa de amigos. Uno de los ejemplos más avanzados los da otra vez Google, que ya tiene un sistema que llama Latitud y sirve para ubicar amigos. <br />
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Aparentemente, el nuevo servicio de Google — que ya está equipando muchos sistemas móviles – es nada más que un sistema para que los amigos sepan dónde encontrarse y reunirse, o las familias estén en contacto o para que los padres estén tranquilos sabiendo dónde están sus hijos.<br />
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Pero eso va a generar una mina de oro en información nueva sobre, por ejemplo, a dónde van diariamente millones de personas y seguramente muchos (comenzando por Google) van a querer aprovechar esa información. <br />
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La nueva generación de teléfonos inteligentes, como el G1, con software Android desarrollado por Google, y toda una serie de teléfonos japoneses ahora “aumentan” la realidad pintando, sobre una imagen en la pantalla del teléfono, un mapa de los alrededores del usuarios producida por la cámara del teléfono. <br />
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Con este tipo de mapa es posible tener una visión tridimensional de nuestros alrededores, inclusive la distancia, anotada, a objetos que pueden aparecer oscurecidos por edificios en primer plano. Por ahora, es lo mismo que un mapa en papel, pero trasladado al medio digital. , pero los sistemas futuros probablemente comiencen a borronear las fronteras entre pantalla y mundo real. Los teléfonos van a permitirnos ver la imagen de algo que está cerca de nosotros. Podremos, por ejemplo, estar rodeados de rascacielos y no ver nuestro destino, pero con un mapa de referencia que nos muestre nuestro destino y las características del paisaje se hará más fácil llegar hasta ese punto. Algo parecido al GPS, pero más. </p>
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Los celulares, en el centro de nuestra vida futura
Si los celulares cambiaron nuestra vida, tal vez no nos demos cuenta hasta qué punto todavía tienen posibilidad de sorprendernos.