Cada cinco minutos disparan datos a las potentes computadoras que se encuentran a 100 millas de allí en el National Center for Atmospheric Research (NCAR) en Boulder. Allí, el software basado en inteligencia artificial amasa los números junto con la información de los satélites climáticos, estaciones climáticas y otras granjas eólicas en el estado. El resultado de todo eso es que ahora es posible contar con pronósticos de energía eólica de una precisión in precedentes y que Colorado puede usar mucha más energía renovable a un costo mucho menor de lo que antes se creía posible.
Desde 2009 la cantidad de energía eólica se duplicó con creces. Los pronósticos ayudan a las empresas energéticas a manejar el más grave de los problemas con la energía eólica: su intermitencia. Las empresas de servicios públicos no tienen problema con pequeñas cantidades de energía eólica. Pero si quieren usar mucha cantidad necesitan energía de repuesto para protegerse contra una repentina pérdida de viendo. Esas plantas de apoyo, con por lo generarl queman combustibles fósiles, son caras y sucias. Pero con pronósticos más precisos, los servicios públicos pueden reducir la cantidad de energía que deben mantener en reserva, y así minimizar su rol.
Antes que existieran este tipo de pronósticos, Xcel Energy, que provee gran parte de la energía de Colorado, se opuso en una campaña publicitaria a una propuesta de que usara fuentes renovables para solo 10% de su energía total. Argumentaba que esa obligación aumentaría los costos de electricidad en hasta US$ 1.500 millones en 20 años. Pero gracias a los pronósticos mejorados, Xcel, una de las empresas más grandes del país, hizo un giro de 180°. Instló más energía eólica que cualquier otra empresa en Estados Unidos y y genera 30% de su energía a partir de fuentes renovables.
La generación de energía solar, en cambio, tiene un retraso de 10 años con respecto a la energía eólica.
El siguiente desafío, será integrar la energía eólica a la red general. Para eso habrá que aparear la producción de energía a la demanda de electricidad encendiendo y apagando las plantas y controlando su producción. Generar demasiado o demasiado poco puede dañar los aparatos eléctricos o hasta provocar apagones. La energía del viento, con sus grandes fluctuaciones, hace todo más difícil.