La cifra es mucho más alta de la que vaticinaban los consultores y analistas (calculaban en torno a US$ 1.00 millones). Y duplica a la que se le había impuesto a Intel, fabricante de microchips, en 2009.
Según el organismo regulador de Bruselas, fue un abuso deliberado por parte de Google de su influencia en las búsquedas de Internet para darle prioridad en los resultados a sus propios productos, perjudicando a sitios competidores.
La multa va contra el corazón del buscador, el algoritmo que permite generar ingresos a partir del gratis del motor de búsqueda, consiguiendo avisos publicitarios a través de otros servicios.
A partir de esta multa, se pueden generar otros intentos de resarcimiento por parte de competidores menores. La empresa Google ha respondido por ahora con el silencio.
Nunca fueron muy buenas, pero las relaciones entre las firmas de Silicon Valley y los reguladores de Bruselas se han deteriorado más velozmente durante la actual gestión de Margrethe Vestager, nueva Comisionada para la Competencia. Es el mismo funcionario que el año pasado impuso a Apple la obligación de pagar impuestos por € 13 mil millones en Irlanda, donde la firma tiene su domicilio legal.