Por Claudia Armesto (*)
A medida que continuamos adoptando el uso de la IA, es crucial preguntarnos, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo mediante el uso de la inteligencia artificial?
La tecnología de inteligencia artificial está transformando drásticamente nuestra sociedad, y este proceso de transformación es solo el comienzo. La IA se está utilizando en varios campos, desde la atención médica hasta las finanzas, la publicidad y la educación. Esta integración de la tecnología de IA en diferentes sectores ha llevado a las organizaciones a reconsiderar sus operaciones y modelos de investigación que utilizan algoritmos de aprendizaje automático. Como resultado, la IA ha cambiado la forma en que analizamos los datos, tomamos decisiones e interactuamos con nuestros entornos.
Una forma significativa en la que la inteligencia artificial está transformando la sociedad es a través del mayor nivel de automatización en varios sectores. Con la tecnología de aprendizaje automático, ahora se pueden automatizar muchas tareas rutinarias que requerían la intervención humana, lo que ahorra tiempo y recursos.
Sin embargo, a medida que continuamos automatizando estas tareas, existe el riesgo de que aumente el desempleo para las personas cuyos trabajos se automatizan fácilmente. Si bien la implementación de IA en estas circunstancias puede mejorar la eficiencia, es esencial considerar las implicaciones sociales de desplazar a los trabajadores de sus trabajos.
La tecnología de IA también plantea el peligro de replicar los sesgos existentes en la sociedad. Los algoritmos que operan a través del aprendizaje automático aprenden de los datos existentes, entendiendo que estos datos de entrenamiento pueden reflejar los sesgos existentes en la sociedad. Esto plantea el riesgo de incorporar tales sesgos en los futuros programas de toma de decisiones, lo que exacerbaría las desigualdades sociales ya existentes. Si no abordamos estos problemas, corremos el riesgo de crear una sociedad que perpetúe aún más la desigualdad existente y refuerce la exclusión social.
Además, la llegada de la tecnología de IA también ha llevado a la generación y gestión de grandes cantidades de datos, y esos datos son clasificados en base a una verdad. Con la gran cantidad de datos generados a través de la IA, surge un problema la objetividad de los datos, de privacidad y seguridad de los datos. El tema de la privacidad de los datos ya se ha convertido en una preocupación importante para muchas personas en todo el mundo. El almacenamiento de datos confidenciales, ya sean médicos o personales, tiene el potencial de exponer a las personas a vulnerabilidades que podrían tener un impacto significativo en la sociedad, incluido el robo de identidad, la invasión de la privacidad y el fraude.
En resumen, la sociedad que creamos a través de la IA depende de las elecciones que hacemos a medida que desarrollamos e integramos nuevas tecnologías. Como científicos sociales debemos responsabilizarnos en debatir el alcance de este avance.
(*) Licenciada en Ciencias de la Comunicación)