Pero las alternativas seguras están muy lejos todavía. Hay cada vez más preocupación sobre los peligros de estos químicos eternos, llamados así porque no se descomponen fácilmente. Se sabe que generan problemas de fertilidad, reducen el crecimiento del feto, generan problemas en el hígado y aumentan el riesgo de contraer cáncer.
En marzo, la Unión Europea comenzó una consulta pública sobre propuestas para prohibir toda la clase de PFAS, un grupo de químicos sintéticos con moléculas formadas por una cadena de átomos de carbono y flúor. Son 10.000 químicos. Si lo logra, será la restricción de químicos más amplia en toda la historia, según Frauke Averbeck, quien encabeza la propuesta por Alemania.
Algunas compañías químicas no se sientan a esperar la regulación. En diciembre, 3M anunció que en 2025 detendría la producción de PFAS, explicando que los riesgos no valen las posibles ganancias. Ya había tenido múltiples juicios por polución.
Todas estas noticias encendieron las alarmas en los principales fabricantes de chips y sus proveedores, una larga lista de compañías industriales, entre las que figuran Intel, Infineon, TSMC, STMicroelectronics, BASF y muchas otras.
Lo cierto es que una prohibición sin sustitutos químicos para reemplazar a los PFAS puede hacer peligrar la ambición europea de conseguir el 20% del mercado global de chips para 2030.