La capacidad de aprovechar estos datos para agregar valor crea una verdadera ventaja competitiva para las empresas y para las economías de los países.
En el marco de este proceso de digitalización, la Cuarta Revolución Industrial es la mayor transformación que la civilización ha conocido, ya que tiene impacto en todas las actividades humanas: la forma en que hacemos las cosas, en cómo usamos los recursos del planeta, cómo nos comunicamos e interactuamos unos con otros, la forma en la que aprendemos, como trabajamos, cómo hacemos negocios. Su amplitud, velocidad y alcance no tienen precedentes.
Por eso esta investigación conjunta entre Siemens –una empresa líder mundial en este tipo de desarrollos– y Mercado pretende que los lectores tengan una visión completa del potencial disruptivo de esta Cuarta Revolución Industrial.
Según una reciente encuesta de PwC, dos terceras partes de las 1.155 empresas industriales globales que fueron consultadas apenas están iniciando el proceso de transformación digital, o ni siquiera lo han empezado. El dato es de capital importancia: la digitalización masiva y disruptiva cambiará el modelo de negocios, generará nuevos ingresos y optimizará la cadena de valor. Es una oportunidad sin precedentes para sacar ventaja a los competidores.
Por su parte, un sondeo de Harvard Business Review Analytic Services, destacó que 69% de los altos directivos que contestaron puntualizaron que cambios en el modelo de negocios permitieron expandir los mercados a segmentos nuevos de actividad. El mayor potencial transformador se dio en el campo de Internet de las Cosas.
El estímulo para recorrer el camino viene de los crecientes costos energéticos, de continuos requerimientos de seguridad, y sobre todo de la presión social en materia de demandas por el ambiente. La meta es nuevos caminos para hacer negocios.
Esta intersección entre diferentes negocios y actividades que propicia la digitalización a pleno alcanza a todos los sectores. Es similar a lo que ocurre en las experiencias de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Ya ha quedado claro que la IoT industrial torna más eficientes las operaciones, simplifica los procesos y transforma a las organizaciones. Hay que repensar íntegramente la forma de hacer negocios.
Argentina no queda al margen de este vertiginoso proceso de cambio. No puede escapar a un proceso de cambio en el que las tecnologías digitales interconectan personas y máquinas en todo el mundo.
Como en revoluciones industriales anteriores, pero en una escala y con una velocidad mucho más grande, la digitalización y particularmente la Cuarta Revolución Industrial cambiarán la manera en que hoy se hacen las cosas, a la par que generarán nuevos empleos de mayor calidad.
La Cuarta Revolución Industrial se basa en el conocimiento, por lo que se requiere una conjunción entre formación y educación.
SIEMENS Mercado
Cuando se habla de Industria 4.0 se alude a una nueva era de globalización. Hay muchas empresas que están ingresando en este territorio todavía bastante desconocido. Como contrapartida, hay muchos directivos que aún no tienen idea clara o acabada de lo que realmente significa. Ambas vertientes se cubren en este informe especial.
Algunos empresarios, en cambio, enfrentando los nuevos desafíos en estrategia, tecnología, impacto sobre la sociedad, el talento requerido, garantizan que las empresas que dirigen tendrán posibilidad de éxito en esta nueva era industrial.
Un dato reciente. En octubre de 2018 la encuesta de Deloitte The Industry 4.0 Paradox, que se proponía investigar cómo se preparaban las empresas del sector público y privado para la Cuarta Revolución Industrial, dio cuenta de una “tensión entre la esperanza y la ambigüedad”.
Descubrió que mientras los ejecutivos entendían conceptualmente los profundos cambios comerciales y sociales que trae la Industria 4.0 no mostraban seguridad sobre la mejor manera de actuar para beneficiarse. Los ejecutivos argentinos tienen también su visión como lo demuestran los resultados de la encuesta que se publica en las páginas siguientes.
La Cuarta Revolución Industrial permite un mundo mucho más globalizado. Un mundo en el que las tecnologías de punta pueden abrir nuevas oportunidades, donde se pueden escuchar ideas diversas y donde pueden aparecer nuevas formas de comunicación.
La encuesta de este año de la misma firma –How leaders are navigating the Fourth Industrial Revolution– sugiere que muchos de los que se consideran preparados, no lo están tanto como creen. Pero la buena noticia es que se ve que van comprendiendo los desafíos que tienen por delante y están analizando con más realismo los caminos a seguir.
La última encuesta interrogó a más de 2.000 ejecutivos de primer orden en 19 países y entrevistó en profundidad a algunos de ellos. La meta era descubrir qué medidas están tomando y dónde están viendo más progresos.
Datos concretos que se obtuvieron:
- Se muestran genuinamente comprometidos a mejorar el mundo.
- Se esfuerzan por desarrollar estrategias efectivas en los cambiantes mercados de hoy.
- Siguen más enfocados en usar tecnologías de punta para proteger su cargo que para hacer inversiones arriesgadas que generen disrupción.
Aunque muchas de las empresas que han hecho inversiones en tecnología ya están viendo beneficios; aunque las tecnologías digitales están generando conexiones más globales y creando nuevas oportunidades en nuevos mercados y en economías locales, a muchas organizaciones les resulta difícil dar el paso hacia la inversión. Entre los obstáculos figura la necesidad de concentrarse en los resultados de corto plazo, la falta de comprensión y de visión en sus líderes. Admiten las implicancias éticas que tienen las nuevas tecnologías pero pocos hablan de cómo manejar esos desafíos, mucho menos de poner en prácticas políticas para hacerlo. Además, los líderes de empresas y los Gobiernos siguen luchando con el problema de cómo hacer para regular las tecnologías de la Industria 4.0.