La hora de los chips sin reloj

“Se acabó la dictadura. ¡Viva la anarquía!”, suele proclamar Karl Fant, fundador y director técnico de Theseus Logic. "Va a llegar el momento en que los semiconductores se diseñarán sin el maldito reloj interno. Es inevitable!".

6 abril, 2002

Aun en Silicon Valley, donde las extravagancias son moneda corriente, el evangelio de Fant eriza sensibilidades, máxime cuando insiste en que “se viene una revolución que le sacará el chaleco de fuerza a los chips”.

¿Cómo? Prescindiendo de aquel reloj, componente fundamental de los microprocesadores desde que éstos existen. De hecho, durante años Intel ha usado su velocidad como herramienta de marketing: “cuanto más rápido, mejor”. La cifra que domina casi todos los avisos de computadoras, junto con el precio, está actualmente expresada en gigahertzios y refleja la velocidad del reloj que gobierna las operaciones internas del microprocesador.

Por ejemplo, dentro de un chip de un gigahertzio funciona un cristal que oscila mil millones de veces por segundo. Los ingenieros están preparados para diseñar semiconductores cuyo objeto es cumplir determinada tarea entre un tic y otro. Por ende, un chip sin reloj sería tan útil como un texto sin espacios entre letras o palabras. En realidad, “sacar el reloj” es casi inconcebible. Fant es el primero que tiene una empresa dedicada justamente a eso.

Aun en Silicon Valley, donde las extravagancias son moneda corriente, el evangelio de Fant eriza sensibilidades, máxime cuando insiste en que “se viene una revolución que le sacará el chaleco de fuerza a los chips”.

¿Cómo? Prescindiendo de aquel reloj, componente fundamental de los microprocesadores desde que éstos existen. De hecho, durante años Intel ha usado su velocidad como herramienta de marketing: “cuanto más rápido, mejor”. La cifra que domina casi todos los avisos de computadoras, junto con el precio, está actualmente expresada en gigahertzios y refleja la velocidad del reloj que gobierna las operaciones internas del microprocesador.

Por ejemplo, dentro de un chip de un gigahertzio funciona un cristal que oscila mil millones de veces por segundo. Los ingenieros están preparados para diseñar semiconductores cuyo objeto es cumplir determinada tarea entre un tic y otro. Por ende, un chip sin reloj sería tan útil como un texto sin espacios entre letras o palabras. En realidad, “sacar el reloj” es casi inconcebible. Fant es el primero que tiene una empresa dedicada justamente a eso.

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