viernes, 22 de noviembre de 2024

La gran oportunidad: Internet de las Cosas

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La interconexión digital de miles de millones de dispositivos es la oportunidad comercial más dinámica de la actualidad. ¿Cómo hace una empresa  para crear valor y captar una porción de ese incipiente y enorme mercado?

La humanidad ha llegado a un punto crítico en la evolución de la computación. Para 2020, se calcula que alrededor de 50.000 millones de dispositivos en todo el globo estarán conectados a Internet. Es posible que la tercera parte de ese número sean computadoras, teléfonos inteligentes, tabletas y televisores. El tercio restante estará compuesto por otro tipo de “cosas”: sensores, actuadores y dispositivos inteligentes que todavía no se han inventado, que controlarán, monitorearán, analizarán y mejorarán nuestro mundo.

Se estima que aunque la tendencia se viene manifestando ya desde hace décadas es recién ahora cuando llega a su punto de inflexión. La llegada de la “Internet de las Cosas” (IoT según siglas inglesas) representa un cambio transformador para la economía, similar a la introducción de la misma PC. Incorpora además otras tendencias tecnológicas como la computación en la nube, análisis de datos y comunicaciones móviles, pero va mucho más allá de todo eso.

A diferencia de otros esfuerzos anteriores por controlar grandes sistemas, como la identificación por radio-frecuencia (RFID), la conexión a Internet da a este cambio una versatilidad que casi no conoce límites. La IoT abre también toda una gama de nuevas oportunidades de negocios para una serie de jugadores. Esas oportunidades se pueden subdividir en tres grandes categorías estratégicas, que reflejan un tipo diferente de empresa.

Primero están las “habilitadoras” que desarrollan e implementan una tecnología básica. Luego están las “involucradoras” que diseñan, integran y entregan servicios IoT a los clientes y finalmente están las “mejoradoras” que conciben sus propios servicios con valor agregado, por encima de los que brindan las “involucradoras”, que son exclusivos para la Internet de las Cosas.

Se estima que para el 2020 podría tener un impacto económico que puede oscilar entre los US$ 2 billones y los US$ 14 billones (recuérdese que billón en castellano es millón de millones).

 

 

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