Aunque los arquitectos sigan empeñados en construir edificios independientes, preferiblemente tan grandes, diferentes y originales como sea posible, tendrán menos oportunidades de hacerlo. La tierra escasea, y también los materiales para construir.
“Nuestra agenda debe ser detener el desperdicio de recursos naturales que no podemos renovar, detener la polución, reusar, repensar, reimaginar y revivir nuestro presente”, dice Aaron Betsky, presidente de la School of Architecture de Taliesin (la academia creada por Frank Lloyd Wright en Winsconsin).
Las leyes implacables de la economía, al menos tales como se las concibe desde la perspectiva de quienes tienen el capital y encargan edificios, señalan cada vez más la necesidad de reusar lo que tenemos. Carl Elephante, ex presidente del American Institute of Architects, vaticina que para mediados de esta década por lo menos la tercera parte del trabajo de los arquitectos norteamericanos consistirá en restaurar, renovar y dar nuevo destino a los edificios existentes.
En ese sentida, la idea misma de progreso se cuestiona. Si el futuro va a ser mejor que el presente es algo que no se sabe, al menos para la amplia mayoría de la humanidad. La última esperanza de la utopía tecnológica está en el secuestro de carbono, en la reconstrucción de pantanos, en el control de inundaciones, en las plantas de desalinización y muchas otras cosas para tratar de contener nuestra aparentemente inevitable auto-destrucción. Por lo tanto, la estética arquitectónica de la nueva década será de una nueva normalidad. Hace rato que muchos arquitectos consideran absurda la idea de construir un lugar para vivir, trabajar o entretenerse en una cáscara que solo permite una cierta cantidad de usos en un determinado lugar.
Los arquitectos tendrán que combinar los avances para que los espacios no se aíslen sino que se adapten a la fluidez de la sociedad. Nuevas formas y nuevos materiales entrarán a la corriente dominante en arquitectura. Una posibilidad está en la combinación de materiales naturales y artificiales para que el trabajo de la arquitectura sea una continuación o una elaboración de los árboles, bosques, campos. El proceso ya comenzó.