Judíos y palestinos no tan distintos

A pesar de que hoy mantienen diferencias que los llevan al fundamentalismo más extremo, ambas culturas compartieron un código genético casi idéntico en la prehistoria.

19 noviembre, 2000

(EFE).- Judíos y palestinos, separados por un conflicto al que no se ve solución, compartieron un paquete genético casi idéntico en la prehistoria, según un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ).

Alrededor de dos tercios de los árabes residentes en el Estado de Israel y en Gaza y Cisjordania, y la misma proporción de judíos del país, son descendientes directos de al menos tres ancestros prehistóricos comunes que vivieron en la zona en el Período Neolítico, hace 8.000 años.

Esta es una de las conclusiones a las que llegó un equipo internacional de investigación dirigido por la profesora Ariela Oppenheim, genetista y hematóloga de la UHJ, en colaboración con especialistas del Hospital Hadasa de Jerusalén.

Los científicos estudiaron la historia genética del pueblo judío y el árabe a través de los cambios que se producen en el cromosoma Y, que determina el gen sexual y que pasa de padres a hijos.

En principio, todos los seres humanos tienen la misma secuencia de ácido desoxirribonucleico (ADN) en su cromosoma Y.

En el ADN se producen mutaciones en una cadencia más o menos constante, por lo que se lo puede considerar al cromosoma Y como un reloj excelente para medir acontecimientos del pasado.

Si se comparan los cromosomas Y de dos grupos étnicos, como palestinos y judíos, se puede saber cuándo vivieron sus antepasados gracias a las diferencias que existen entre dichos cromosomas.

Según Oppenheim, los resultados del estudio “coinciden con documentos históricos de acuerdo con los cuales los palestinos son descendientes de una población antigua, gran parte de cuyos miembros eran judíos que se convirtieron al Islam cuando éste llegó a la antigua tierra de Israel en el siglo VII d.C.”.

El estudio revela que el cromosoma Y de los judíos y el de los palestinos que son ciudadanos de Israel, así como el de los que viven en Gaza y Cisjordania, es tan parecido que apenas se lo puede distinguir.

Oppenheim y sus colegas estudiaron a 134 palestinos y a 119 judíos ashkenazíes –provenientes de Europa central y del este– y sefardíes –de origen español y del mundo árabe–, que resultaron tener un antepasado prehistórico común.

El estudio muestra que en su árbol genealógico, árabes y judíos provienen de uno de los tres troncos prehistóricos principales y que en la actualidad tienen impresas en el cromosoma Y las señas de identidad de un antepasado común que vivió en la antigua tierra de Israel hace miles de años.

La genética también desvela los movimientos migratorios del hombre moderno, que apareció en Africa hace unos 150.000 años, y que emigró de allí a todo el mundo a través de Oriente Medio.

El estudio genético permitió comprobar que alrededor de dos tercios de los árabes y judíos tienen un ancestro común, originario del sur de Africa, y que emigró hace unos 100.000 años hacia lo que luego se convertiría en la Tierra Prometida.
Alrededor de 20% de los judíos y palestinos analizados son descendientes de otro ancestro común mucho más joven y procedente del Africa subsahariana, mientras que 15% restante pertenece a un tronco común procedente de Asia Central que emigró a Oriente Medio.

Los investigadores se sorprendieron al descubrir que en determinadas poblaciones palestinas aparecen numerosas similitudes genéticas entre los habitantes; incluso existen en éstos rasgos que se manifiestan con una frecuencia relativamente alta.

Los investigadores descubrieron que una enfermedad genética sanguínea llamada talasemia –cuyos síntomas van desde la falta de hierro hasta problemas infecciosos, traumáticos y renales– aparece entre los palestinos de Cisjordania en una proporción muy alta: 50%.

Ello indica que los palestinos de Cisjordania viven en esa zona desde hace mucho tiempo, y constituyen una sociedad bastante endogámica y genéticamente distinta a la de los palestinos de Galilea (entre los cuales hay 10% de probabilidades de padecer talasemia) o de Gaza (15%).

Además, se descubrió que alrededor de un tercio de los palestinos y otro tercio de los judíos sefardíes pertenecen a un mismo tronco: el que los investigadores llaman árabe y cuyo origen se desconoce, pero se piensa se separó hace miles de años del principal judeo-palestino.

(EFE).- Judíos y palestinos, separados por un conflicto al que no se ve solución, compartieron un paquete genético casi idéntico en la prehistoria, según un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ).

Alrededor de dos tercios de los árabes residentes en el Estado de Israel y en Gaza y Cisjordania, y la misma proporción de judíos del país, son descendientes directos de al menos tres ancestros prehistóricos comunes que vivieron en la zona en el Período Neolítico, hace 8.000 años.

Esta es una de las conclusiones a las que llegó un equipo internacional de investigación dirigido por la profesora Ariela Oppenheim, genetista y hematóloga de la UHJ, en colaboración con especialistas del Hospital Hadasa de Jerusalén.

Los científicos estudiaron la historia genética del pueblo judío y el árabe a través de los cambios que se producen en el cromosoma Y, que determina el gen sexual y que pasa de padres a hijos.

En principio, todos los seres humanos tienen la misma secuencia de ácido desoxirribonucleico (ADN) en su cromosoma Y.

En el ADN se producen mutaciones en una cadencia más o menos constante, por lo que se lo puede considerar al cromosoma Y como un reloj excelente para medir acontecimientos del pasado.

Si se comparan los cromosomas Y de dos grupos étnicos, como palestinos y judíos, se puede saber cuándo vivieron sus antepasados gracias a las diferencias que existen entre dichos cromosomas.

Según Oppenheim, los resultados del estudio “coinciden con documentos históricos de acuerdo con los cuales los palestinos son descendientes de una población antigua, gran parte de cuyos miembros eran judíos que se convirtieron al Islam cuando éste llegó a la antigua tierra de Israel en el siglo VII d.C.”.

El estudio revela que el cromosoma Y de los judíos y el de los palestinos que son ciudadanos de Israel, así como el de los que viven en Gaza y Cisjordania, es tan parecido que apenas se lo puede distinguir.

Oppenheim y sus colegas estudiaron a 134 palestinos y a 119 judíos ashkenazíes –provenientes de Europa central y del este– y sefardíes –de origen español y del mundo árabe–, que resultaron tener un antepasado prehistórico común.

El estudio muestra que en su árbol genealógico, árabes y judíos provienen de uno de los tres troncos prehistóricos principales y que en la actualidad tienen impresas en el cromosoma Y las señas de identidad de un antepasado común que vivió en la antigua tierra de Israel hace miles de años.

La genética también desvela los movimientos migratorios del hombre moderno, que apareció en Africa hace unos 150.000 años, y que emigró de allí a todo el mundo a través de Oriente Medio.

El estudio genético permitió comprobar que alrededor de dos tercios de los árabes y judíos tienen un ancestro común, originario del sur de Africa, y que emigró hace unos 100.000 años hacia lo que luego se convertiría en la Tierra Prometida.
Alrededor de 20% de los judíos y palestinos analizados son descendientes de otro ancestro común mucho más joven y procedente del Africa subsahariana, mientras que 15% restante pertenece a un tronco común procedente de Asia Central que emigró a Oriente Medio.

Los investigadores se sorprendieron al descubrir que en determinadas poblaciones palestinas aparecen numerosas similitudes genéticas entre los habitantes; incluso existen en éstos rasgos que se manifiestan con una frecuencia relativamente alta.

Los investigadores descubrieron que una enfermedad genética sanguínea llamada talasemia –cuyos síntomas van desde la falta de hierro hasta problemas infecciosos, traumáticos y renales– aparece entre los palestinos de Cisjordania en una proporción muy alta: 50%.

Ello indica que los palestinos de Cisjordania viven en esa zona desde hace mucho tiempo, y constituyen una sociedad bastante endogámica y genéticamente distinta a la de los palestinos de Galilea (entre los cuales hay 10% de probabilidades de padecer talasemia) o de Gaza (15%).

Además, se descubrió que alrededor de un tercio de los palestinos y otro tercio de los judíos sefardíes pertenecen a un mismo tronco: el que los investigadores llaman árabe y cuyo origen se desconoce, pero se piensa se separó hace miles de años del principal judeo-palestino.

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