En el concepto de la Internet de las cosas, todo va a estar conectado con todo y todo va a ser pasible de control. De modo que ya hay detectives entrenándose para el estudio de la actividad en dichos dispositivos.
¿Qué quiere decir esto? Que la línea blanca de electrodomésticos, por ejemplo, o los dispositivos digitales, pueden convertirse en “huella digital” importante para detectar víctimas y victimarios. Simplemente porque pueden registrar el movimiento de sus propietarios y de sospechosos.
El timbre de la puerta conectado a las apps de los dueños de casa u otros, puede, si así se desea, dar acceso controlado a la casa cuando ésta está vacía. “Todo esto deja el rastro de la actividad”, dice Mark Stokes, jefe de comunicaciones digitales de la unidad forense de la Metropolitan Police de Londres. “Por eso, la escena del crimen del mañana puede ser la Internet de las Cosas”, concluye.
Pero la cosa no es tan fácil. La policía se topa con la oposición de las empresas que fabrican los dispositivos y los aparatos , a quienes les preocupa la privacidad de sus clientes.