Hace diez años tres investigadores en inteligencia artificial lograron un avance que cambió ese campo para siempre. El sistema “AlexNet” reconocía objetos diferentes con más precisión de la que hasta entonces lograban las computadoras.
Eso les permitió a los tres — Alex Krizhevsky, Ilya Sutskever yGeoffrey Hinton – ganar una competencia anual llamada ImageNet. Ese logro ilustró el potencial de machine learning y disparó una carrera en el mundo tecnológico para instalar la IA en la corriente principal de la tecnología.
Desde entonces, la era de IA se fue desarrollando principalmente entre bambalinas.
Machine learning es una tecnología de base que implica que las computadoras aprenden a partir de datos y que se ha estado usando para identificar fraudes de tarjetas de crédito y para hacer más relevante el contenido y la publicidad online. Si los robots están comenzando a usurpar todos los empleos, eso ha estado ocurriendo fuera de la vista.
Pero eso hasta ahora. Otro avance en IA está sacudiendo al mundo de la tecnología. Esta vez, las máquinas están operando a la luz del día y podrían terminar haciendo realidad la amenaza de reemplazar a millones de empleados.
ChatGPT, un sistema que responde preguntas y genera texto que fue lanzado a finales de noviembre, es el más visible de una ola llamada sistemas generativos de IA y que pueden generar contenido a pedido. Fácil de usar y capaz de presentar un resultado que parece producido por un ser humano, ChatGPT promete insertar la inteligencia artificial en la vida cotidiana.
ChatGPT es lo último en una línea de impresionantes demostraciones públicas. Otra es Open AI System, un sistema de escritura automática GPT-3 que fue presentado a mediados de 2020.
Pero a medida que la industria se apresta a imponer esta nueva tecnología al público mundial, habrá que considerar efectos sociales serios.
