En el panorama del mercado actual de microprocesadores, los que primero vienen
a la mente son dos grandes contrincantes: en una esquina Intel con su microprocesador
Itanium de 64 bits; en la otra, Advanced Micro Devices (AMD) con su Opteron de
64 bits, que ya en el mercado desde hace un año. Pero en realidad, el Opteron
tiene como misión competir con la línea de microprocesadores Xeon
de 32 bits, de Intel. El chip de AMD promete el mismo desempeño de la computación
de 32 bits, con otros 32 bits de yapa, y todo eso a mucho menos precio que el
Xeon.
La verdadera amenaza para el futuro del Itanium está en el microprocesador
Power de IBM. Big Blue está acelerando sus inversiones para el desarrollo
de sus plataformas basadas en el nuevo chip Power.
El propósito de Intel, al irrumpir recientemente en el mercado con 100.000
unidades de chips Itanium, es comenzar a introducir los sistemas Itanium en los
centros de datos del sector empresarial. Pero ése es justamente el sector
donde IBM es dueña de la escena y no ve con buenos ojos las intenciones
de su competidora. Para los directivos de International Business Machines, Intel
se debería haber quedado con sus mercados de PC y servidores. Al tratar
de introducirse también en el área de las empresas, se ha hecho
de un enemigo formidable dispuesto a defender lo que considera suyo.
IBM puso a Intel en el mapa en 1981 cuando la eligió para sus PC entre
muchos otros fabricantes de microprocesadores. Así surgió una enorme
industria, que en aquellos días se conoció como el mercado de la
“PC compatible” y cientos de empresas corrieron a comprar microprocesadores
Intel. Y así, casi de pronto, Big Blue convirtió al microprocesador
Intel en un estándar de la industria.
Pero no le volverá a pasar. IBM nunca logró que su negocios de computadoras
personales fuera rentable mientras los grandes ganadores en ese mercado fueron
Intel y Microsoft, con márgenes de ganancias entre 60% y 80%.
De manera que es poco probable que IBM se muestre otra vez dispuesta a promover
el chip Itanium para luego ver que le pasa lo mismo en el mercado de los centros
de datos empresariales. Para eso va a promocionar su propio microprocesador: el
Power.
Otro de los factores que ha motorizado los esfuerzos de IBM alrededor de Power
es la estrecha relación de Intel con Hewlett Packard para desarrollar Itanium.
A principios de año IBM puso a trabajar juntos a sus especialistas en chips
con sus especialistas en sistemas. La idea es lograr un desarrollo paralelo entre
Power y los sistemas computarizados.
Por eso Intel trabaja con HP, para conseguir acceso a su gran experiencia en sistemas
informáticos. Los grandes sistemas de TI de las empresas requieren microprocesadores
diferentes de los que usa una PC.
Esta batalla de los microprocesadores irá cobrando visibilidad a medida
que se acelere la recuperación tecnológica y aparezcan suculentos
presupuestos para disputar.
En el panorama del mercado actual de microprocesadores, los que primero vienen
a la mente son dos grandes contrincantes: en una esquina Intel con su microprocesador
Itanium de 64 bits; en la otra, Advanced Micro Devices (AMD) con su Opteron de
64 bits, que ya en el mercado desde hace un año. Pero en realidad, el Opteron
tiene como misión competir con la línea de microprocesadores Xeon
de 32 bits, de Intel. El chip de AMD promete el mismo desempeño de la computación
de 32 bits, con otros 32 bits de yapa, y todo eso a mucho menos precio que el
Xeon.
La verdadera amenaza para el futuro del Itanium está en el microprocesador
Power de IBM. Big Blue está acelerando sus inversiones para el desarrollo
de sus plataformas basadas en el nuevo chip Power.
El propósito de Intel, al irrumpir recientemente en el mercado con 100.000
unidades de chips Itanium, es comenzar a introducir los sistemas Itanium en los
centros de datos del sector empresarial. Pero ése es justamente el sector
donde IBM es dueña de la escena y no ve con buenos ojos las intenciones
de su competidora. Para los directivos de International Business Machines, Intel
se debería haber quedado con sus mercados de PC y servidores. Al tratar
de introducirse también en el área de las empresas, se ha hecho
de un enemigo formidable dispuesto a defender lo que considera suyo.
IBM puso a Intel en el mapa en 1981 cuando la eligió para sus PC entre
muchos otros fabricantes de microprocesadores. Así surgió una enorme
industria, que en aquellos días se conoció como el mercado de la
“PC compatible” y cientos de empresas corrieron a comprar microprocesadores
Intel. Y así, casi de pronto, Big Blue convirtió al microprocesador
Intel en un estándar de la industria.
Pero no le volverá a pasar. IBM nunca logró que su negocios de computadoras
personales fuera rentable mientras los grandes ganadores en ese mercado fueron
Intel y Microsoft, con márgenes de ganancias entre 60% y 80%.
De manera que es poco probable que IBM se muestre otra vez dispuesta a promover
el chip Itanium para luego ver que le pasa lo mismo en el mercado de los centros
de datos empresariales. Para eso va a promocionar su propio microprocesador: el
Power.
Otro de los factores que ha motorizado los esfuerzos de IBM alrededor de Power
es la estrecha relación de Intel con Hewlett Packard para desarrollar Itanium.
A principios de año IBM puso a trabajar juntos a sus especialistas en chips
con sus especialistas en sistemas. La idea es lograr un desarrollo paralelo entre
Power y los sistemas computarizados.
Por eso Intel trabaja con HP, para conseguir acceso a su gran experiencia en sistemas
informáticos. Los grandes sistemas de TI de las empresas requieren microprocesadores
diferentes de los que usa una PC.
Esta batalla de los microprocesadores irá cobrando visibilidad a medida
que se acelere la recuperación tecnológica y aparezcan suculentos
presupuestos para disputar.