El reporte también expone estrategias de adopción de la IA en los gobiernos de América Latina y urge a integrar principios éticos para reducir los riesgos asociados a estas tecnologías, como la privacidad o la seguridad de la información.
El uso de datos e Inteligencia Artificial (IA) están llamados a revolucionar las economías modernas, pero también tienen el potencial de transformar la forma en que los gobiernos ofrecen servicios públicos a sus ciudadanos. Según el reporte ExperiencIA: datos e inteligencia artificial en el sector público, publicado por CAF -banco de desarrollo de América Latina-, un uso responsable de la IA en el sector público puede ayudar a que la región dé un salto cualitativo en la provisión de servicios públicos, en la eficiencia de sus procesos burocráticos y en la rendición de cuentas a sus ciudadanos.
El estudio asegura que si bien el uso estratégico de los datos y la IA tiene un gran potencial para modernizar el sector público, este solo beneficiará al conjunto de la sociedad bajo ciertas condiciones. En este sentido, su uso debe basarse en tres pilares:
- Definir e implementar políticas públicas basadas en principios éticos;
- Adoptar marcos de gobernanza de los datos y de los algoritmos soportados en marcos regulatorios adecuados;
- Preparar la fuerza laboral desde el punto de vista técnico y cultural y atraer nuevo talento.
El informe también alerta de que las experiencias negativas con el desarrollo y uso de la IA, tanto a nivel público como privado, pueden deteriorar la confianza de los diferentes actores en la tecnología y, en consecuencia, minar su legitimidad para el uso público. Por eso, hay que reconocer los posibles daños por abuso, mal uso, defectos de diseño o efectos indeseados, y garantizar el cumplimiento de un conjunto de principios éticos que prevengan y protejan contra esos riesgos.
“El uso de la inteligencia artificial ya es una realidad y se ha probado en el mundo y en la región. No obstante, es importante descifrar y comprender su potencial, su alcance, los desafíos y las posibilidades a las que nos enfrentamos. Esta tecnología no es buena o mala en sí misma, depende de cómo y para qué se utilice. Apropiarse de ella no supone cambios superficiales, sino trasformaciones profundas.
Por eso, el reporte busca mostrar el camino que otros han recorrido para aprender de esas experiencias, en general, esperanzadoras”, dice Carlos Santiso, responsable de la Dirección de Innovación Digital del Estado en CAF.
El informe también presenta una serie de estudios de caso que ilustran muchos de los desafíos y riesgos asociados a la IA, pero también evidencian los beneficios que su uso estratégico puede tener para generar valor social y económico. Son exponentes claros de la aplicación práctica de un avance tecnológico que no solo ha llegado para quedarse, sino que puede crecer de forma exponencial.