El informe documenta incidentes de hackeo que se remontan a 2011, que incluyen malware incrustado en los emails. En él, el banco afirma que ningún dato se ha perdido y que sus sistemas no fueron corrompidos. No hace comentarios sobre el supuesto origen del ataque.
China ha sido mencionada en varias oportunidades como la responsable de ataques de este tipo, que buscan información económica y empresarial.
En un comunicado, el banco de la Reserva Australiana dijo que “el banco tiene amplios sistemas de seguridad que han podido aislar estos a taques y asegurado que los virus no se hayan difundido en toda la red del banco. En ningún momento los ataques lograron que el banco pierda datos o que la información se corrompa.
Según una investigación del Australian Financial Review, uno de los ataques consistió en enviar un correo titulado “Planeamiento estratégico para el año fiscal 2012 a varios miembros del personal. Contenía una aplicación de malware que logró pasar los controles de seguridad existentes pero no logró difundirse por todo el sistema de computación. Otra información atacada se relaciona con reuniones del G20.