El cirujano ortopédico Selene G. Parekh MD, del Duke Medical Center, usa Google Glass desde el año pasado, más precisamente desde el día en que Google comenzó a vender versiones de prueba de su dispositivo a miles de exploradores seleccionados en US$ 1.500. Ahora lo usas para grabar y archivar todas sus operaciones en Duke y pronto lo usará para enviar en tiempo real sus operaciones a hospitales en la India, como una forma de capacitar y educar a los cirujanos ortopédicos allí.
Los desarrolladores de software han creado programas que transforman el proyector del Glass en un tablero médico que muestra los signos vitales del paciente, resultados de laboratorio pedidos con urgencia y listas de control quirúrgico.
Consultado sobre el futuro de Google Glass en medicina el doctor Oliver J. Muensterer, dijo estar seguro de que va a tener muchas aplicaciones. “Tal vez no la actual versión, sino otra especialmente hecha para medicina con toda la privacidad, con todos los problemas resueltos de hardware y software”. Muensterer acaba de publicar un estudio sobre el uso de Glass en medicina clínica. Luego de usar los anteojos durante cuatro semanas en el Hospital de niños María Fareri descubrió algunos problemas: filmar una operación agota la batería con mucha rapidez y la cámara, montada para enfocar hacia adelante, no apunta directamente a lo que él está mirando cuando se inclina sobre un paciente con sus ojos inclinados hacia abajo. Cuenta también que tenía que mantener el dispositivo desconectado de Internet la mayor parte del tiempo para impedir que los datos y las imágenes del paciente sean subidos automáticamente a la nube. “Una vez que están en la nube, uno no sabe quién tiene acceso a ellas”.
El proyector de Glass está un poco por encima del ojo derecho del usuario, lo cual permite a los médicos ver información sin alejar la vista de los pacientes. Pero la pantalla también se puede usar para ver emails y navegar la web, lo cual b—hipotéticamente – permitiría que los médicos lleven el multitasking a peligrosos niveles, expresó Peter J. Papadakos, del University of Rochester Medical Center, quien también ha publicado artículos sobre distracciones electrónicas en medicina.