La industria financiera de América Latina enfrenta un desafío creciente ante el avance del ransomware, que se ha transformado en una de las amenazas más relevantes para el sector a nivel global. Según el reporte Panorama de amenazas para el sector financiero de LATAM en 2025, elaborado por Duke University y Digi Americas, el 79 % de los incidentes de ciberseguridad en la región están vinculados a ataques de este tipo.
El documento señala que, entre 2018 y 2024, las entidades bancarias latinoamericanas experimentaron un incremento significativo en la sofisticación de estos incidentes, superando ampliamente el promedio global del 53 %. En el último año, se registraron más de 4.000 nuevas víctimas a nivel mundial, lo que refleja la magnitud del fenómeno.
El impacto económico es considerable. Las pérdidas generadas por el ransomware pueden superar el 1 % del PIB de algunos países y llegar hasta el 6 % si resultan comprometidas infraestructuras críticas. En el caso argentino, una afectación del 1 % del PIB representa US$ 6.100 millones, mientras que un daño del 6 % podría alcanzar los US$ 36.600 millones.
Oswaldo Palacios, especialista en ciberseguridad de Akamai para Latinoamérica, advierte sobre la evolución de la amenaza: “El ransomware ha evolucionado rápidamente hasta convertirse en un arma poderosa que los ciberdelincuentes utilizan para explotar datos financieros confidenciales, interrumpir operaciones y exigir rescates exorbitantes”.
Akamai recomienda para el sector financiero implementar estrategias de defensa proactiva, visibilidad en tiempo real, microsegmentación, protección de APIs y capacidad de respuesta rápida. “La clave para adelantarse a cualquier amenaza cibernética es una estrategia de defensa proactiva y multicapa que incluya visibilidad en tiempo real, microsegmentación, protección de API y capacidades de respuesta rápida”, concluye Palacios.
