A días de su lanzamiento oficial –pero no de su lanzamiento en las tiendas internacionales y mucho menos en los negocios de revendedores locales- ya se saben bastantes cosas sobre el nuevo iPad que, como otros productos de Apple, logró ascender a su versión Air. Se trata de un dispositivo mucho más liviano, 250 gramos de puro amor reclinable, un tercio de lo que pesaba el iPad original y también más flexible para el consumo de entretenimiento, uso clave de las tabletas.
Sin embargo, ¿vale la pena hacer un upgrade a Air si se tiene una versión anterior –170 millones de dispositivos se vendieron en los últimos tres años- o si se planea adquirir una por primera vez? Por primera vez desde su lanzamiento, que propulsó a la competencia a pensar productos similares, se enfrenta a la posibilidad de perder su hegemonía en el mercado. Otros productos como Samsung Galaxy Note, Amazon Kindle Fire o, incluso, la Surface de Microsoft son buenas opciones. Ni hablar de fabricantes como Lenovo que realmente están ampliando su oferta en el segmento de alta gama, como evidencia el lanzamiento de Yoga Tablet, que permite tres posiciones intercambiables y 18 horas de batería. Además, su hermanito menor, el iPad Mini, también tiene competencia en el Nexus de Google.
¿En qué instancias rinde desembolsar para hacerse con una Air? Si se usa como segunda pantalla para navegar o editar documentos, por ejemplo. Básicamente, si las actividades en donde más se usa la tableta se llevan a cabo en la oficina, una pantalla más grande (y finita, menos pesada) puede bien valer la pena. Al contar con 10 horas de batería y una antena mejor para la recepción de wifi, es un chiche bastante interesante. Para los fanáticos de la estética, también esta versión vendrá en dos colores, blanco y negro.
Sin embargo, si se cuenta con una versión anterior tal vez sea innecesario hacerse con una Air. Va a costar alrededor de US$ 500 por una versión básica (16GB) con Wifi en Estados Unidos y considerando las estadísticas de Mashable.com, que colocan a la Argentina como el país en donde más caro sale comprarse un iPad (por encima de los US$ 1000 por trabas arancelarias), es posible que en nuestro país cueste más sudor y sangre de lo necesario.
De todas formas, para quien se decida por una Air vale recordar el consejo de las abuelas: más es mejor. Invertir en un dispositivo con más almacenamiento es una buena idea, considerando que las aplicaciones – la esencia de las tabletas- son cada vez más pesadas.
