El 12 de octubre de 2019 Eliud Kipchoge ganó la maratón corriendo los 42,2 kilómetros en menos de dos horas. Hasta el momento, eso era algo que parecía imposible. Al día siguiente Brigit Kosgei batió el récord en la rama femenina. Además de ser ambos ciudadanos de Kenia, tenían otro elemento en común: las zapatillas Nike con tecnología Vaporfly.
Los resultados de esas carreras, y los de algunas otras, reabrieron el debate que había comenzado en 2017 cuando Nike sacó su modelo ZoomX Vaporfly Next 4%. El calzado se llama Vaporfly 4% porque la investigación realizada en la compañía descubrió que permite a los atletas usar 4% menos de energía durante la corrida. Los zapatos contienen una placa de fibra de carbón envuelta en espuma para capturar más cantidad de la energía que produce cada pisada y proyectar al corredor hacia delante con cada paso, haciéndolo más eficiente en largas distancias. Son tan efectivos que algunos atletas dicen que confiere una ventaja mecánica desleal.
Los corredores que usan ese modelo de zapatillas Nike siguen batiendo récords en maratones. Por eso, el Vaporfly 4% se ha convertido en el modelo de preferencia de todos los corredores, muchas veces en detrimento de las otras marcas.
En una importante carrera para corredores colegiados en Japón a principios de este mes, más de 84$ de los competidores corrían con Vaporfly Next%. Solo siete corredores usaron Asics (marca japonesa) de 51 que la habían elegido el año anterior; Nueve eligieron Mizuno (otra marca japonesa) de 24 un año antes.
La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) está analizando si aplica algún tipo de control a las compañías fabricantes de artículos deportivos o si las deja en libertad de acción. De optar por la segunda opción, podría iniciarse una verdadera carrera tecnológica en la industria de indumentaria para deportes. En lo que respecta particularmente a Nike, va a anunciar su decisión a finales de enero.
