¿Cómo viene el 2002 para los negocios tecnológicos?

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Este año parece arrancar bien para las acciones tecnológicas en las plazas de Nueva York y la Unión Europea. Varios fondos mutuales de primera línea han optado por recomprar en el sector, aunque con la misma cautela que exhiben los analistas.

Hay cautela, por ejemplo, porque ya nadie cree que vaya a repetirse la euforia de 1999, apoyada –sin mucha prudencia- en el auge inicial de las puntocom. “Hemos visto a las tecnológicas recobrar 5,4% en cinco sesiones, pero no estimamos que la tendencia se mantenga así un semestre ni, mucho menos, todo 2002”, opina Jeff Tjörnehoj, de la firma Lipper, hablando del Dow-Jones.

Similares impresiones se recogen en JP Morgan respecto del Nasdaq compuesto y su 3,6% de avance (3 al 10 de enero), parcialmente neutralizado a partir del 11.

En la primera fase, influyeron buenas noticias de Intel. El detalle importa porque, de acuerdo con las propias firmas bursátiles, ambos ritmos podrían sostenerse sólo si las perspectivas sobre ganancias fuesen firmes también para una mayor cantidad de grandes compañías. Un síntoma así persuadiría a los inversores de que hay una recuperación asentada en la economía real, algo que los técnicos de la Reserva Federal –por ejemplo- no esperan hasta después de junio o julio.

Señales cruzadas

Hasta mediados de enero, las perspectivas difieren de empresa a empresa. Así, Microsoft vendió 1.500.000 unidades de consolas Xbox durante las fiestas (o sea, 21 de diciembre a 4 de enero), por lo cual elevó a seis millones el total proyectado para 2002. También Compaq Computer difundió previsiones mejores que las esperadas, señalando que el IV trimestre de 2001 habían resultado superiores a los estimados (en realidad, los analistas habían pronosticado pérdidas).

En la otra punta, Gateway anticipaba un rojo para octubre-diciembre últimos. Por su parte, Ciena y otros fabricantes de equipos para telecomunicaciones no creen que sus cuentas del primer trimestre de 2002 muestren recuperaciones significativas.

Esta divergencia de números y perspectivas explica que los expertos bursátiles sectoriales recomiende limitar la compra de papeles tecnológicos hasta que las compañías puedan demostrar –vía balances- que sus utilidades han vuelto a subir. Ésa será la única medida cabal de que el negocio haya mejorado en serio.

Los propios altibajos de las cotizaciones inducen a la cautela. Valga el caso de Bellwether, división de Intel dedicada a producir chips. Dos veces durante la primera mitad de enero, su acción rozó el máximo del año pasado (US$ 38,59, 31 de enero), pero manteniéndose muy, muy lejos del pico histórico: US$ 146 en marzo y junio de 2000.

En otro plano, la historia de Wall Street subraya un punto digno de atención: en más de un siglo, ha sido raro que el mismo sector encabezase el mercado dos años seguidos. De hecho, las tecnológicas fueron flagrante excepción de los tiempos modernos en dos aspectos: lideraron el auge en el bienio 1998-9 y el desinfle en el bienio 2000-01. Además, existe otra “regla de oro”, según la cual “la historia de los balances no predice su futuro”.

Hay cautela, por ejemplo, porque ya nadie cree que vaya a repetirse la euforia de 1999, apoyada –sin mucha prudencia- en el auge inicial de las puntocom. “Hemos visto a las tecnológicas recobrar 5,4% en cinco sesiones, pero no estimamos que la tendencia se mantenga así un semestre ni, mucho menos, todo 2002”, opina Jeff Tjörnehoj, de la firma Lipper, hablando del Dow-Jones.

Similares impresiones se recogen en JP Morgan respecto del Nasdaq compuesto y su 3,6% de avance (3 al 10 de enero), parcialmente neutralizado a partir del 11.

En la primera fase, influyeron buenas noticias de Intel. El detalle importa porque, de acuerdo con las propias firmas bursátiles, ambos ritmos podrían sostenerse sólo si las perspectivas sobre ganancias fuesen firmes también para una mayor cantidad de grandes compañías. Un síntoma así persuadiría a los inversores de que hay una recuperación asentada en la economía real, algo que los técnicos de la Reserva Federal –por ejemplo- no esperan hasta después de junio o julio.

Señales cruzadas

Hasta mediados de enero, las perspectivas difieren de empresa a empresa. Así, Microsoft vendió 1.500.000 unidades de consolas Xbox durante las fiestas (o sea, 21 de diciembre a 4 de enero), por lo cual elevó a seis millones el total proyectado para 2002. También Compaq Computer difundió previsiones mejores que las esperadas, señalando que el IV trimestre de 2001 habían resultado superiores a los estimados (en realidad, los analistas habían pronosticado pérdidas).

En la otra punta, Gateway anticipaba un rojo para octubre-diciembre últimos. Por su parte, Ciena y otros fabricantes de equipos para telecomunicaciones no creen que sus cuentas del primer trimestre de 2002 muestren recuperaciones significativas.

Esta divergencia de números y perspectivas explica que los expertos bursátiles sectoriales recomiende limitar la compra de papeles tecnológicos hasta que las compañías puedan demostrar –vía balances- que sus utilidades han vuelto a subir. Ésa será la única medida cabal de que el negocio haya mejorado en serio.

Los propios altibajos de las cotizaciones inducen a la cautela. Valga el caso de Bellwether, división de Intel dedicada a producir chips. Dos veces durante la primera mitad de enero, su acción rozó el máximo del año pasado (US$ 38,59, 31 de enero), pero manteniéndose muy, muy lejos del pico histórico: US$ 146 en marzo y junio de 2000.

En otro plano, la historia de Wall Street subraya un punto digno de atención: en más de un siglo, ha sido raro que el mismo sector encabezase el mercado dos años seguidos. De hecho, las tecnológicas fueron flagrante excepción de los tiempos modernos en dos aspectos: lideraron el auge en el bienio 1998-9 y el desinfle en el bienio 2000-01. Además, existe otra “regla de oro”, según la cual “la historia de los balances no predice su futuro”.

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