Chernobil sigue dando que hablar

Los afectados por la explosión nuclear en abril de 1986 iniciaron una marcha de protesta. El reclamo surge a raíz de que los trascendidos indican que el gobierno ruso reduciría las prestaciones a las víctimas del desastre.

25 octubre, 2000

(EFE).- Al menos 150 personas que participaron hace catorce años en los trabajos para neutralizar los efectos de la explosión en la central nuclear de Chernobil comenzaron hoy una marcha de protesta porque el gobierno ruso planea reducir sus prestaciones sociales.

La marcha comenzó en la ciudad de Tula, a 200 kilómetros al sur de Moscú, y emprendió rumbo hacia la capital rusa con el propósito de establecer piquetes frente al Kremlim y el parlamento.

Los participantes en la protesta exigen que la cámara de representantes no apruebe las enmiendas propuestas por el gobierno a la ley sobre las compensaciones a los afectados por la tragedia de Chernobil.

“Estas enmiendas contradicen la Constitución de Rusia y empeoran nuestra situación”, dijo Vladímir Naúmov, presidente de la asociación rusa de veteranos de Chernobil, central nuclear que tras la desintegración de la URSS en 1991 quedó en territorio de Ucrania.

Según Naúmov, si se aprueban las enmiendas decenas de miles de personas por todo el país quedarán sin medios para subsistir porque la mayoría de ellos viven de las compensaciones previstas por esta ley.

La semana pasada, Piort Lubchenko, que quedó inválido de por vida por participar en los trabajos tras la explosión de Chernobil, murió de un infarto durante una protesta similar en la ciudad Shajti, en la región de Rostov.

Junto con otros colegas, Lubchenko participaba en una huelga de hambre porque las autoridades locales no pagaban las prestaciones sociales previstas por la ley.

Tras la explosión en la estación nuclear de Chernobil en abril de 1986, la más grave catástrofe atómica de la historia, centenares de miles de personas fueron obligadas a participar en las labores para neutralizar los efectos de la radiactividad.

En la central siniestrada unos trabajaron unas cuantas horas, otros varios días y algunos incluso meses hasta que se erigió el llamado “sarcófago”, una enorme coraza de acero y hormigón que cubre el cuarto reactor nuclear, donde ocurrió la explosión.

Estos trabajos salvaron al planeta de un enorme y letal foco radiactivo, pero costaron la vida o convirtieron en inválidos a la mayoría de los que participaron en ellos.

Los llaman los “liquidadores” y, según las organizaciones sociales, en todo el país hay más de medio millón que necesitan ayuda médica porque su salud empeora con los años.

Según estadísticas del Ministerio de Salud, la mortandad entre los “liquidadores” es doce veces superior al del resto de población.

53% de sus hijos nacen con insuficiencias cardíacas, enfermedades renales, pulmonares o cerebrales, 11% con mutaciones genéticas de diversa índole y 7% muertos, mientras que aproximadamente 18% son retrasados mentales.

(EFE).- Al menos 150 personas que participaron hace catorce años en los trabajos para neutralizar los efectos de la explosión en la central nuclear de Chernobil comenzaron hoy una marcha de protesta porque el gobierno ruso planea reducir sus prestaciones sociales.

La marcha comenzó en la ciudad de Tula, a 200 kilómetros al sur de Moscú, y emprendió rumbo hacia la capital rusa con el propósito de establecer piquetes frente al Kremlim y el parlamento.

Los participantes en la protesta exigen que la cámara de representantes no apruebe las enmiendas propuestas por el gobierno a la ley sobre las compensaciones a los afectados por la tragedia de Chernobil.

“Estas enmiendas contradicen la Constitución de Rusia y empeoran nuestra situación”, dijo Vladímir Naúmov, presidente de la asociación rusa de veteranos de Chernobil, central nuclear que tras la desintegración de la URSS en 1991 quedó en territorio de Ucrania.

Según Naúmov, si se aprueban las enmiendas decenas de miles de personas por todo el país quedarán sin medios para subsistir porque la mayoría de ellos viven de las compensaciones previstas por esta ley.

La semana pasada, Piort Lubchenko, que quedó inválido de por vida por participar en los trabajos tras la explosión de Chernobil, murió de un infarto durante una protesta similar en la ciudad Shajti, en la región de Rostov.

Junto con otros colegas, Lubchenko participaba en una huelga de hambre porque las autoridades locales no pagaban las prestaciones sociales previstas por la ley.

Tras la explosión en la estación nuclear de Chernobil en abril de 1986, la más grave catástrofe atómica de la historia, centenares de miles de personas fueron obligadas a participar en las labores para neutralizar los efectos de la radiactividad.

En la central siniestrada unos trabajaron unas cuantas horas, otros varios días y algunos incluso meses hasta que se erigió el llamado “sarcófago”, una enorme coraza de acero y hormigón que cubre el cuarto reactor nuclear, donde ocurrió la explosión.

Estos trabajos salvaron al planeta de un enorme y letal foco radiactivo, pero costaron la vida o convirtieron en inválidos a la mayoría de los que participaron en ellos.

Los llaman los “liquidadores” y, según las organizaciones sociales, en todo el país hay más de medio millón que necesitan ayuda médica porque su salud empeora con los años.

Según estadísticas del Ministerio de Salud, la mortandad entre los “liquidadores” es doce veces superior al del resto de población.

53% de sus hijos nacen con insuficiencias cardíacas, enfermedades renales, pulmonares o cerebrales, 11% con mutaciones genéticas de diversa índole y 7% muertos, mientras que aproximadamente 18% son retrasados mentales.

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