Cardiólogos en pie de guerra contra Merck y Schering-Plough

p>A casi 800.000 norteamericanos por año se les recetan dos drogas que disminuyen el colesterol malo, Zeria y Vytorin. Su venta alcanza US$ 4.000 millones. Pero no se sabe bien cómo funcionan ambos específicos y sus fabricantes retacean datos.

21 noviembre, 2007

Según muchos médicos, la decisión es inusitada y no logrará atenuar inquietudes generalizadas sobre los efectos de las drogas. Por eso, los resultados son claves para resolver cómo o hasta qué punto actúan Zetia y Vytorin. Si no son tan efectivas como otros medicamentos anticolesterol, tal vez los pacientes que las toman estén corriendo riesgos cardíacos innecesarios.

“Sin duda, hay justo interés en esos resultados”, subraya Allen Taylor, cardiólogo jefe en el hospital militar Walter Reed. “Miles de personas se tratan con ambos específicos”. Sin embargo, los ensayos completos no responderán todos los interrogantes sobre Zetia o Vytorin. Eso recién ocurrirá al finalizar estudios más amplios, no antes de 2010.

La demora en difundir datos también sugiere que la industria no cumple como debiera promesas sobre divulgación de resultados clínicos. Tras duras críticas por no entregar datos negativos de ensayos, las farmoquímicas se comprometieron –en 2005- a publicar con antelación listas de pruebas programadas. Pero, en la práctica, las sanciones por no hacerlo son muy leves.

En este caso, existe otro factor preocupante. Merck y Schering-Plouh, que operan de consuno, revelaron este martes que habían modificado los “fines primarios”, o sea los resultados eventualmente medidos. Ambas empresas declaran ahora que usarán sólo resultados parciales para evaluar el éxito en evitar la formación de placas capaces de generar bloqueos arteriales y producir infartos.

En general, los científicos presumen que, para ser válido, un ensayo clínico debe definir metas antes de empezar y nunca cambiarlas. De otro modo, quines lo realizan podrían modificar objetivos según los resultados que van dándose. Por ejemplo, en 2001 Pfizer fue centro de fuertes censuras por acortar de un año a seis meses el lapso de pruebas sobre el analgésico Celebrex y su relación con úlceras.

Los cardiólogos están particularmente inquietos porque Zetia es distinto a otros medicamentos anticolesterol. A diferencia de ellos, conocidos como estatinas, se ignora si Zetia -la marca corresponde a la droga ezetimibe- previene infartos. O no.

Según muchos médicos, la decisión es inusitada y no logrará atenuar inquietudes generalizadas sobre los efectos de las drogas. Por eso, los resultados son claves para resolver cómo o hasta qué punto actúan Zetia y Vytorin. Si no son tan efectivas como otros medicamentos anticolesterol, tal vez los pacientes que las toman estén corriendo riesgos cardíacos innecesarios.

“Sin duda, hay justo interés en esos resultados”, subraya Allen Taylor, cardiólogo jefe en el hospital militar Walter Reed. “Miles de personas se tratan con ambos específicos”. Sin embargo, los ensayos completos no responderán todos los interrogantes sobre Zetia o Vytorin. Eso recién ocurrirá al finalizar estudios más amplios, no antes de 2010.

La demora en difundir datos también sugiere que la industria no cumple como debiera promesas sobre divulgación de resultados clínicos. Tras duras críticas por no entregar datos negativos de ensayos, las farmoquímicas se comprometieron –en 2005- a publicar con antelación listas de pruebas programadas. Pero, en la práctica, las sanciones por no hacerlo son muy leves.

En este caso, existe otro factor preocupante. Merck y Schering-Plouh, que operan de consuno, revelaron este martes que habían modificado los “fines primarios”, o sea los resultados eventualmente medidos. Ambas empresas declaran ahora que usarán sólo resultados parciales para evaluar el éxito en evitar la formación de placas capaces de generar bloqueos arteriales y producir infartos.

En general, los científicos presumen que, para ser válido, un ensayo clínico debe definir metas antes de empezar y nunca cambiarlas. De otro modo, quines lo realizan podrían modificar objetivos según los resultados que van dándose. Por ejemplo, en 2001 Pfizer fue centro de fuertes censuras por acortar de un año a seis meses el lapso de pruebas sobre el analgésico Celebrex y su relación con úlceras.

Los cardiólogos están particularmente inquietos porque Zetia es distinto a otros medicamentos anticolesterol. A diferencia de ellos, conocidos como estatinas, se ignora si Zetia -la marca corresponde a la droga ezetimibe- previene infartos. O no.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades