Caballos de Troya, una nueva trampa que galopa por la Red

Miles de facturas telefónicas, cada una por cientos de euros, llueven sobre usuarios en Italia y países vecinos. ¿Qué pasa? Simple: una horda de “caballos de Troya” galopa haciendo estragos por Internet.

17 junio, 2003

Básicamente, son programas piratas que se activan haciendo un solo clic y ligan al usuario con una gama de servicios carísimos, sin que éste lo advierta. Dado que el contenido real no se revela, los expertos los han bautizado “caballos de Troya”. Como en la Ilíada, sus víctimas se dan cuenta cuando ya es demasiado tarde y reciben facturas astronómicas.

Sólo en Italia, ha habido 25.000 denuncias en ocho semanas. El mecanismo se basa en avisos de celulares, música, videos –mayormente, porno- y hasta cuestionarios para cursos o exámenes. Basta un clic para activar el discado pirata y otro para que corra el programa. Si fuese una oferta explícita de servicios costosos (más de tres euros el minuto), aparecería la opción de cliquear “no”. Pero eso no ocurre en los “caballos de Troya”.

Una vez instalado en la PC, el programa intruso substituye la conexión con el proveedor de acceso normal. Después, si el usuario se da cuenta –antes de recibir la factura, claro-, hay una sola forma de librarse: recurrir a la telco de su área para bloquear o interrumpir la conexión. Por supuesto, si recién se entera por la cuenta, tendrá que pagarla, denunciar la intrusión a la telefónica y al proveedor e iniciar acciones legales. Pero el daño está hecho y no le será fácil al abonado recobrar € 750, para tomar dos casos que los perjudicados han puesto en Internet para advertir a potenciales víctimas.

Básicamente, son programas piratas que se activan haciendo un solo clic y ligan al usuario con una gama de servicios carísimos, sin que éste lo advierta. Dado que el contenido real no se revela, los expertos los han bautizado “caballos de Troya”. Como en la Ilíada, sus víctimas se dan cuenta cuando ya es demasiado tarde y reciben facturas astronómicas.

Sólo en Italia, ha habido 25.000 denuncias en ocho semanas. El mecanismo se basa en avisos de celulares, música, videos –mayormente, porno- y hasta cuestionarios para cursos o exámenes. Basta un clic para activar el discado pirata y otro para que corra el programa. Si fuese una oferta explícita de servicios costosos (más de tres euros el minuto), aparecería la opción de cliquear “no”. Pero eso no ocurre en los “caballos de Troya”.

Una vez instalado en la PC, el programa intruso substituye la conexión con el proveedor de acceso normal. Después, si el usuario se da cuenta –antes de recibir la factura, claro-, hay una sola forma de librarse: recurrir a la telco de su área para bloquear o interrumpir la conexión. Por supuesto, si recién se entera por la cuenta, tendrá que pagarla, denunciar la intrusión a la telefónica y al proveedor e iniciar acciones legales. Pero el daño está hecho y no le será fácil al abonado recobrar € 750, para tomar dos casos que los perjudicados han puesto en Internet para advertir a potenciales víctimas.

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