(EFE).- La biotecnología no contribuirá a eliminar el hambre ni la pobreza en el mundo sin cambios profundos en el sistema económico capitalista y en los mercados internacionales, afirmó ayer (miércoles 25) José Luis Ramírez, director del Programa de Biotecnología para Latinoamérica y el Caribe (Biolac).
El científico venezolano dijo que “si tenemos que participar en el juego de la globalización habrá que hacerlo con honestidad y eliminar el proteccionismo” en todo el mundo.
Para Ramírez, uno de los ponentes de la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre Etica Global que ofrece en Tokio una visión crítica sobre la ética de la globalización, el sistema económico internacional ha sido injusto al ofrecer subsidios a los agricultores de los países ricos y obligar a otros, como Ecuador, a depender de un único cultivo, la banana.
Los países de América latina, con toda su heterogeneidad, tienen para Ramírez el potencial suficiente para acabar con la pobreza, pero están a merced de los “caprichos” de los mercados, de los inversores internacionales y de los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Según Ramírez la ventaja que tiene Latinoamérica respecto a otras regiones es que “fuimos globalizados antes de que existiera la globalización comercial”, lo que en cierto modo predispuso al subcontinente a los cambios actuales.
Sin embargo, reconoce el director de Biolac, los países de América latina dependen demasiado de los centros de conocimiento de Estados Unidos, y eso hace que la investigación sirva con frecuencia “a los intereses de la metrópoli”.
Acerca de la implantación de la biotecnología en los países de Centroy Sudamérica, el científico señaló que todos han abrazado el principio de precaución en la introducción de alimentos transgénicos, por lo que están más cerca de los países europeos que de Estados Unidos, indiscutible líder mundial del sector.
Ramírez criticó al movimiento ecologista europeo porque su radical oposición a los alimentos genéticamente manipulados podría perjudicar en el futuro a América latina, donde se espera un crecimiento demográfico en las próximas décadas.
“Organizaciones como Greeenpeace, que son ya negocios que mueven al año unos US$ 130 millones, nos bombardean con información por Internet no balanceada ni crítica”, indicó Ramírez.
El científico venezolano lamentó que en los países de América latina haya aún cierto analfabetismo científico que pueda conducir al fanatismo, ya que la opinión pública no cuenta con tanta tradición científica como la de otras regiones y países.
Ramírez se mostró satisfecho con las discusiones de la conferencia y confiado en que los países industrializados se den cuenta de que el capitalismo ha empobrecido vastas regiones del planeta y que hacen falta más esfuerzos para mejorar el nivel de vida de esos mercados.
(EFE).- La biotecnología no contribuirá a eliminar el hambre ni la pobreza en el mundo sin cambios profundos en el sistema económico capitalista y en los mercados internacionales, afirmó ayer (miércoles 25) José Luis Ramírez, director del Programa de Biotecnología para Latinoamérica y el Caribe (Biolac).
El científico venezolano dijo que “si tenemos que participar en el juego de la globalización habrá que hacerlo con honestidad y eliminar el proteccionismo” en todo el mundo.
Para Ramírez, uno de los ponentes de la Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre Etica Global que ofrece en Tokio una visión crítica sobre la ética de la globalización, el sistema económico internacional ha sido injusto al ofrecer subsidios a los agricultores de los países ricos y obligar a otros, como Ecuador, a depender de un único cultivo, la banana.
Los países de América latina, con toda su heterogeneidad, tienen para Ramírez el potencial suficiente para acabar con la pobreza, pero están a merced de los “caprichos” de los mercados, de los inversores internacionales y de los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Según Ramírez la ventaja que tiene Latinoamérica respecto a otras regiones es que “fuimos globalizados antes de que existiera la globalización comercial”, lo que en cierto modo predispuso al subcontinente a los cambios actuales.
Sin embargo, reconoce el director de Biolac, los países de América latina dependen demasiado de los centros de conocimiento de Estados Unidos, y eso hace que la investigación sirva con frecuencia “a los intereses de la metrópoli”.
Acerca de la implantación de la biotecnología en los países de Centroy Sudamérica, el científico señaló que todos han abrazado el principio de precaución en la introducción de alimentos transgénicos, por lo que están más cerca de los países europeos que de Estados Unidos, indiscutible líder mundial del sector.
Ramírez criticó al movimiento ecologista europeo porque su radical oposición a los alimentos genéticamente manipulados podría perjudicar en el futuro a América latina, donde se espera un crecimiento demográfico en las próximas décadas.
“Organizaciones como Greeenpeace, que son ya negocios que mueven al año unos US$ 130 millones, nos bombardean con información por Internet no balanceada ni crítica”, indicó Ramírez.
El científico venezolano lamentó que en los países de América latina haya aún cierto analfabetismo científico que pueda conducir al fanatismo, ya que la opinión pública no cuenta con tanta tradición científica como la de otras regiones y países.
Ramírez se mostró satisfecho con las discusiones de la conferencia y confiado en que los países industrializados se den cuenta de que el capitalismo ha empobrecido vastas regiones del planeta y que hacen falta más esfuerzos para mejorar el nivel de vida de esos mercados.