Pero también está pensada para mantener a los usuarios pegados al iPhone porque si perdemos el dispositivo, no podremos pagar la cuenta de la tarjeta.
Apple Card es las primera tarjeta de crédito digital. No tiene resúmenes en papel y a todas las transacciones se accede a través de la app Wallet en el iPhone. No hay ningún sitio web donde se puedan ver las transacciones que se han hecho con la tarjeta o si se quiere hacer un pago. Todo eso se hace a través de Wallet en el teléfono. De manera que si no se puede acceder a Wallet no se puede hacer nada.
Si el teléfono se ha perdido o ha sido robado no se puede pagar la cuenta. Habrá que esperar hasta comprar un iPhone nuevo o recuperar el viejo pero un pago tardío del resumen significa pagar intereses.
Ahora bien, parece que lo primero que hay que saber sobre Apple Card es que en realidad no es una tarjeta. La primera incursión de Apple en el territorio de las finanzas personales incluye una tarjeta bancaria, toda blanca y con diseño minimalista que no trae los 16 números de la mayoría de las tarjetas. Apple quiere que los usuarios paguen sus consumos a través de Apple Pay vía un iPhone o Apple Watch.
El “hardware”, que viene a ser la tarjeta de crédito, no tiene importancia. Apple prefiere que los usuarios paguen con Apple Pay. Devuelve 1% en efectivo por compras hachas con la tarjeta; 2% por compras hechas con el sistema de pagos móviles Apple Pay y 3% por compras que incluyen pagos en Apple Store.
El diferenciador es el software, que en este caso es la app Wallet, que va mostrando las deudas y que es la característica que según Apple aporta transparencia.