El gobierno de Estados Unidos teme que el próximo 29 de febrero, el “efecto 2000” pueda producir problemas. Se dice que algunas computadoras podrían no reconocer el 2000 como un año bisiesto y confundir el último día del mes con el 1 de marzo.
Pese a los pronósticos de los agoreros, el “efecto 2000” (también conocido como Y2K) pasó sin pena ni gloria. Pero todavía tiene tiempo de tomarse una pequeña revancha: el 2000 es un año bisiesto, pero algunos sistemas podrían no reconocerlo como tal y “confundir” el 29 de febrero con el 1 de marzo, causando diversos problemas.
Esto se debe a las caracterísiticas del calendario occidental. Como el ciclo de 365 días no encaja perfectamente con el ciclo de la Tierra alrededor del Sol, un día extra en febrero se inserta cada cuatro años. Sin embargo, los años bisiestos casi nunca caen en años que terminan en “00”. Todos los años divisibles por cuatro son años bisiestos, excepto aquellos que son también divisibles por 100, salvo que también sean divisibles por 400. Eso hace al año 2000 el primer año bisiesto de su categoría desde el 1600. Y los funcionarios norteamericanos temen que, mientras trabajaron corrigiendo los sistemas para el nuevo milenio, algunos programadores hayan olvidado que el 2000 es un año bisiesto.
El gobierno de Estados Unidos afirmó que no espera mayores inconvenientes, aunque planea seguir el asunto de cerca. Para eso, mantendrán abierto el Centro de Información y Coordinación para el Y2K desde el 28 de febrero hasta el 1 del marzo. El centro fue la sede de las operaciones del gobierno federal durante el proceso de preparación para el año 2000.
Además, la Casa Blanca trabajará en conjunto con una serie de países, entre los que se encuentran Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Bulgaria, Chile, Gambia, Islandia, Japón, México, Corea del Sur y Holanda, para monitorear el tema paso a paso durante los días claves.
Escépticos, algunos analistas opinan que se trata de un último intento por mantener el Y2K con vida y justificar los millones -las empresas de Estados Unidos gastaron en total US$ 100.000 millones y el gobierno federal US$ 8.500 millones- que se invirtieron en solucionar el problema.
El gobierno de Estados Unidos teme que el próximo 29 de febrero, el “efecto 2000” pueda producir problemas. Se dice que algunas computadoras podrían no reconocer el 2000 como un año bisiesto y confundir el último día del mes con el 1 de marzo.
Pese a los pronósticos de los agoreros, el “efecto 2000” (también conocido como Y2K) pasó sin pena ni gloria. Pero todavía tiene tiempo de tomarse una pequeña revancha: el 2000 es un año bisiesto, pero algunos sistemas podrían no reconocerlo como tal y “confundir” el 29 de febrero con el 1 de marzo, causando diversos problemas.
Esto se debe a las caracterísiticas del calendario occidental. Como el ciclo de 365 días no encaja perfectamente con el ciclo de la Tierra alrededor del Sol, un día extra en febrero se inserta cada cuatro años. Sin embargo, los años bisiestos casi nunca caen en años que terminan en “00”. Todos los años divisibles por cuatro son años bisiestos, excepto aquellos que son también divisibles por 100, salvo que también sean divisibles por 400. Eso hace al año 2000 el primer año bisiesto de su categoría desde el 1600. Y los funcionarios norteamericanos temen que, mientras trabajaron corrigiendo los sistemas para el nuevo milenio, algunos programadores hayan olvidado que el 2000 es un año bisiesto.
El gobierno de Estados Unidos afirmó que no espera mayores inconvenientes, aunque planea seguir el asunto de cerca. Para eso, mantendrán abierto el Centro de Información y Coordinación para el Y2K desde el 28 de febrero hasta el 1 del marzo. El centro fue la sede de las operaciones del gobierno federal durante el proceso de preparación para el año 2000.
Además, la Casa Blanca trabajará en conjunto con una serie de países, entre los que se encuentran Australia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Bulgaria, Chile, Gambia, Islandia, Japón, México, Corea del Sur y Holanda, para monitorear el tema paso a paso durante los días claves.
Escépticos, algunos analistas opinan que se trata de un último intento por mantener el Y2K con vida y justificar los millones -las empresas de Estados Unidos gastaron en total US$ 100.000 millones y el gobierno federal US$ 8.500 millones- que se invirtieron en solucionar el problema.