Parece que en la vida real está ocurriendo lo que se vio en la película Her, en la que un hombre entabla una relación con Samantha, un sistema operativo inteligente que habla con la voz de Scarlett Johansson. Robin, una asistente virtual (AV) para conductores que, con voz femenina, da instrucciones y ejecuta funciones relacionadas con tránsito y estacionamiento, también sirve a los solitarios de las rutas como objeto de conversaciones con alto contenido erótico.
Ilya Eckstein, director de Robin Lab, dice que esto ocurre porque la gente está sola y aburrida. “Es un síntoma de nuestra sociedad”, dice.”Hay quienes hablan con Robin 300 veces al día”.
Las asistentes virtuales, o “chatbots”, casi siempre tienen voz y nombre de mujer. Está Siri, de Apple; Alexa, de Amazon y Cortana, de Microsoft. Se les puede hacer preguntas en el teléfono o en la computadora. También se les puede pedir que realicen tareas, como hacer una llamada o redactar una lista de cosas para hacer.
Ya se las está incorporando a los productos de las empresas que las desarrollan, como Apple, Amazon, Google y Microsoft y están en todas partes. También en la casa, donde pueden encender la música o controlar aparatos electrónicos.
Parece una consecuencia de dar a la gente acceso las 24 horas a “personalidades” femeninas subordinadas, que algunos hombres se sienten tentados a decirles obscenidades o directamente insultarlas.
Otras compañías tecnológicas que producen asistentes virtuales no han hablado con tanta crudeza como Eckstein, pero Microsoft admitió que es un problema. Hay videos en You Tube que muestran a hombres insultando o tratando de flirtear con una AV. “Making Siri talk dirty” tiene 1,3 millones de vistas y la secuela, 2,2 millones.