Las reestructuraciones, ajustes de personal y recortes representan transformaciones profundas para cualquier organización, ya que afectan la confianza, la moral y el sentido de seguridad del equipo que permanece.
Durante 2025, en un entorno de negocios que demanda agilidad y adaptación constante para enfrentar la incertidumbre global, cada vez más empresas se enfrentan al desafío de manejar estos cambios sin descuidar el bienestar de sus colaboradores. Surgen entonces preguntas complejas: “¿cómo comunicarte con tu equipo después de una decisión difícil? ¿Qué rol tiene el liderazgo para recomponer el vínculo y cuidar la experiencia del colaborador?”, entre otras.
El informe destaca que, aunque no existen fórmulas mágicas, sí hay acciones concretas para abordar esta problemática corporativa. Cuando una parte del equipo se va, es fundamental acompañar a quienes permanecen y asumen el compromiso de continuar apostando por la organización.
La importancia de la comunicación en tiempos de reestructuración
Tras una reestructuración, cada palabra cuenta. La forma en que una organización comunica lo sucedido puede marcar la diferencia entre un equipo que se siente parte del proceso y otro que se paraliza por la incertidumbre. No solo importa lo que se dice, sino también lo que no se dice. El silencio prolongado, las frases ambiguas o los mensajes evasivos suelen abrir paso a rumores, ansiedad y miedo.
En este sentido, el informe señala que “las personas necesitan saber que su organización no solo está tomando decisiones, sino que también está disponible para explicar, escuchar y responder”. Cuando esto no ocurre, el vacío se llena con desconfianza. Por ello, es necesario asumir la comunicación como un proceso continuo, manteniendo canales abiertos, dando lugar a preguntas y ofreciendo actualizaciones frecuentes.
El rol del liderazgo en la recomposición del equipo
Las reestructuraciones no solo modifican organigramas, sino que principalmente redefinen vínculos. En este escenario, los líderes desempeñan un papel clave. Su cercanía, capacidad de escucha y coherencia entre lo que dicen y hacen son esenciales para recomponer el lazo con sus equipos.
El informe subraya que “un líder visible y empático no tiene todas las respuestas, pero sí ofrece contención, claridad y dirección”. La presencia activa del liderazgo, tanto desde la dirección como desde los mandos intermedios, genera en las personas la sensación de que hay un timón al que seguir.
Además, es fundamental entrenar a los líderes para acompañar emocionalmente a los equipos tras los despidos, estableciendo expectativas claras sobre las nuevas responsabilidades, cerrando brechas de habilidades y conectando el trabajo diario con el propósito organizacional.
Transparencia, empatía y escucha activa para la comunicación post-ajuste
Comunicar después de una reestructuración no se reduce a enviar un correo o dar un discurso, sino que implica sostener una conversación genuina con el equipo para compartir qué ocurrió, por qué se decidió y cómo se seguirá adelante.
El informe destaca que “la transparencia evita suposiciones, la empatía reconoce el impacto emocional de la situación, y la escucha activa abre la puerta para reconstruir los vínculos dañados”. Los colaboradores necesitan que se les hable con claridad y humanidad, a través de canales que permitan el ida y vuelta, como reuniones presenciales, espacios virtuales e instancias de consulta abiertas y accesibles.
Finalmente, tras grandes reestructuraciones, los colaboradores esperan que sus líderes comuniquen con rapidez y sinceridad, incluso si no tienen todas las respuestas, ya que “la falta de comunicación clara agrava la pérdida de confianza más que la decisión en sí”.












