Los líderes deben comprender las preocupaciones y necesidades de los colaboradores durante estos tiempos difíciles donde prima el temor y la desazón. Dicho esto, la empatía es fundamental tanto para comprender y conectarse con las circunstancias individuales así como para comunicar de manera transparente y brindar apoyo emocional. Este enfoque contribuye a la creación de un ambiente de trabajo en el que los colaboradores se sientan valorados y respaldados.
En este contexto se puede sumar la innovación como una herramienta valiosa en la gestión de equipos. Implementar soluciones creativas y tecnológicas puede generar un cambio de perspectiva, ofreciendo oportunidades para la reconversión laboral y el desarrollo de habilidades relevantes en un mercado cambiante.
Gabriel Pereyra, CEO y fundador de la consultora Modobeta comenta: “en el último tiempo trabajamos con equipos con bajo nivel de compromiso por la falta de un contexto claro y la utilización de estructuras liberadoras y en particular de herramientas como TRIZ ( teoría para resolver problemas de inventiva) fueron de gran utilidad. En lugar de evadir la adversidad, TRIZ propone abordarla directamente a través de la formulación de preguntas aparentemente contraproducentes. Es más simple de lo que pensamos, sólo debemos reflexionar sobre las acciones que generan resultados negativos en los colaboradores para identificar numerosas acciones que debemos evitar. Sin darnos cuenta a menudo, caemos en ellas producto del ritmo cotidiano siempre acelerado y en piloto automático”.
Este tipo de preguntas suele revelar la ausencia de acciones, como el tiempo para comunicarse con el equipo, la de claridad al asignar tareas, la omisión de explicar el propósito de una tarea, la de retroalimentación frecuente sobre el desempeño, el respeto a los horarios de trabajo al solicitar tareas y, sobre todo, la falta de ejemplaridad. Situaciones que pueden afectar la relación diaria con los colaboradores y que son fácilmente prevenibles.
El liderazgo exitoso requiere soltar el piloto automático, conectarse con el tiempo presente y apelar a la conciencia, generar el espacio para entablar conversaciones que promuevan la cercanía y el compromiso; y también para detectar, reconocer y evitar los errores no intencionados que se cometen en la relaciones con los colaboradores.
Este enfoque creativo permite a los líderes apelar a herramientas simples pero que provocan la reflexión, no solo ayuda a mitigar los impactos negativos sino que también contribuye a fortalecer la capacidad de adaptación del equipo frente a futuros desafíos. Estos contextos nos obligan permanentemente a buscar formas de acercarnos a nuestros equipos, donde la empatía, la escucha activa y la comunicación asertiva se muestran como actores principales.
Promover la colaboración entre los miembros del equipo y estimular su participación activa en la toma de decisiones resulta fundamental. Esto no solo refuerza el sentimiento de pertenencia, sino que también abre la puerta a que los colaboradores aporten ideas innovadoras para abordar los desafíos actuales. La creación de un entorno psicológicamente seguro, donde las personas puedan expresar sus opiniones con libertad, se convierte en una herramienta imprescindible para fomentar un mayor compromiso.
Si bien la incertidumbre y los entornos altamente inflacionarios plantean desafíos significativos, también ofrecen la oportunidad a los líderes de romper con viejos paradigmas y explorar nuevas formas de liderar.