viernes, 27 de diciembre de 2024

Europa dividida sobre “inversiones verdes”

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La Unión Europea no sabe cómo clasificar algunas inversiones controversiales, como la energía nuclear, el gas o la deforestación.

Esta semana, el colegio de comisarios (Comisión Europea) ha dado a conocer la nueva Taxonomía Verde, que fija los criterios que utilizará para determinar si una actividad económica puede ser considerada como ‘verde’ o sostenible, pero por el momento ha dejado de lado la clasificación que tendrán la energía nuclear y el gas natural, sobre los que decidirá más adelante.

la comisión está por emitir €800.000 millones de deuda supranacional para financiar durante los próximos años la recuperación post pandemia del continente. Convierte de ese modo a Bruselas en una usina en el mercado global de deuda soberana.

Una porción de esa deuda, unos €250.000 millones será emitida en forma de bonos verdes de la UE. Los bonos verdes de recuperación han sido destinados a financiar inversiones de los países de la Unión Europea que han prometido gastar por lo menos 26% del préstamos de Bruselas en inversiones verdes. Ahí está el problema. Los inversores ESG (ambiente, sociedad y gobierno empresarial) esperaban que los bonos se basaran en una muy esperada taxonomía para definir con mucha precisión qué se entiende por financiamiento sustentable. El proyecto ha sufrido incontables demoras.

Según el documento presentado por la Comisión Europea, Bruselas deja la puerta abierta para que sean los técnicos quienes decidan, algo que desde Foratom, la gran patronal nuclear en Europa, aplauden.

Un alto funcionario de la UE confirmó la semana pasada que la comisión ha decidido basar sus bonos verdes de recuperación en lo que llaman “el mejor nivel posible reporte”. “No hay una manera práctica de basar los bonos en una taxonomía que todavía no está lista”, dijo el funcionario. Bruselas está preparando las primera tanda de bonos verdes para fin de año.

La decisión es otro revés para los defensores de la taxonomía, donde el sistema de clasificación de la UE ha sido atacado por la comunidad científica y ambiental.

Después de dos años de trabajar en el borrador del sistema de clasificación, muchas ONGs y grupos consumidores involucrados en el proyecto protagonizaron una marcha el miércoles para protestar contra el último documento.

Protestan contra la Comisión europea por su decisión de demorar la clasificación para los inversores sobre cómo categorizar las fuentes de energía, como el gas o la energía nuclear. u otras actividades controvertidas como la deforestación. .

La marcha fue un duro golpe para Bruselas, que intenta defender la credibilidad de su proyecto, que estaba destinado a ser un sistema basado en la ciencia para que sirva de guía a los inversores y ponga punto final a los proyectos “pintados de verde” pero que en realidad distan de serlo.

 

 

 

 

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