domingo, 24 de noviembre de 2024

El futuro de la botella de vidrio

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El vidrio es un material inerte y reciclable, pero su manufactura y transporte son altamente contaminantes.

Como las botellas de vino se suelen separar de la basura común, el consumidor promedio supone que se trata de un producto virtuoso por ser no solo reciclable sino también reciclado. Pero lo cierto es que se sabe muy poco sobre lo que pasa con las botellas una vez que han sido usadas.

El problema del packaging en términos de sustentabilidad es sumamente complejo. La Asociación Europea de Fabricantes de Vidrio (FEVE según siglas inglesas) encargó el año pasado un proyecto de investigación con entrevistas de 15 minutos en 13 países europeos. 91% de los entrevistados coincidieron en que el vidrio es el mejor material de packaging para el vino.

Con la información obtenida allí, los fabricantes de vidrio en Europa han diseñado un logotipo que confirma que la botella está hecha de vidrio aunque vagamente sugiere reciclabilidad.

La presentación oficial de esa innovación en noviembre eludió mencionar la enorme huella de carbono que genera la producción y transporte de botellas de vidrio, grandes factores de polución. Aslemania ensayará en los próximos años la utilización de un horno más verde que usa más electricidad que combustibles fósiles, pero hará falta mucho esfuerzo y mucha inversión para que los fabricantes de botellas lleguen a la meta de neutralidad en carbono fijada por FEVE para 2050.

Una de las claves para lograr esto es la tasa de reciclado. Reciclar botellas es complicado. Las botellas deben ser separadas por color. Y las hay de muchos. Hay que retirarles las etiquetas y los aluminios. Europa debería tener, como lo pregona Miguel Torres en Cataluña, una botella de vino estándar que se pueda reciclar en todo el mundo.

Santiago Navarro, CEO de Garcon Wines, ha diseñado una botella chata que pasa por la boca de un buzón, es mucho más liviana y menos frágil que una botella de vino tradicional.

El vino en lata se está popularizando en Estados Unidos, donde ya muchas bebidas se venden en lata. Hechas de acero y aluminio, las latas se pueden reciclar casi hasta el infinito. Aunque como ocurre con el vidrio, el proceso de manufactura es pesado en energía y recursos.

Seguramente el vino seguirá siendo el material preferido para el vino fino que se añeja, pero para cuidar el planeta es necesario buscar alternativas para el que se consume a pocos días de su compra, que constituye la mayor parte del vino que se vende.

 

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