Cuando la economía global atraviesa su peor momento desde 2008, la industria automotriz es señalada como víctima y culpable. Esa industria afecta la salud de la economía global mucho más de lo que se cree. Tiene una enorme cadena de suministro. Consume gran cantidad de materias primas y químicos, textiles y electrónica. Y su suerte afecta a millones en el sector servicios, ventas, reparaciones y mantenimiento.
El año pasado el sector se contrajo por primera vez desde la crisis global. El FMI cree que esa caída en la producción significó más de un cuarto de la desaceleración de la economía global en 2017 y 2018.
El sector podría también ser responsable de hasta un tercio de la desaceleración en el comercio global entre 2017 y 2018, según el FMI.
La modesta recuperación del comercio global para 2020 que vislumbra el FMI se apoya en la recuperación del sector. Pero su análisis también subraya – cita el Financial Times — la posibilidad de mayores daños al sector en caso de escalar el conflicto comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea. La Casa Blanca debe decidir el 13 de noviembre si impone un arancel de 25% a la importación de automóviles.