La apertura del mercado de telecomunicaciones, con el ingreso de nuevos operadores, hace que la Argentina sea un país sumamente atractivo para las empresas que proveen tecnología en este campo. Ejemplo de ello son Cisco, Lucent, Nortel Networks, Siemens, Ericsson, Nokia, Motorola, entre muchas otras firmas que proveen redes de fibra óptica, inalámbricas, o de cobre, centrales telefónicas, enrutadores, y una parafernalia de aparatos que hacen que las llamadas telefónicas lleguen a su destino.
Lucent Technologies, la empresa que nació de la separación de AT&T y que heredó los Bell Labs, diseña, fabrica y distribuye los sistemas, el software y los servicios para las redes de comunicaciones de proveedores de servicios y empresas. Lucent está especializada en áreas de gran crecimiento, como redes ópticas e inalámbricas, infraestructura de Internet, software de comunicación, semiconductores de comunicaciones y optoelectrónica; soluciones para empresas basadas en la Web que conjugan redes privadas y públicas; diseño profesional de red y servicios de consultoría. La empresa está presente en la Argentina desde 1995 y tiene algo más de 130.000 empleados en todo el mundo. Hasta hace dos años mantenía una participación minoritaria en la operadora celular CTI.
Motorola tiene, por su parte, una porción de las acciones de Movicom Bell South. Aunque abrió sus oficinas en Buenos Aires en 1989, su presencia local se registra desde 1958, merced a una asociación con BGH. La empresa también provee redes y equipos para telecomunicaciones y en el último año cerró un par de negocios que la distinguieron de sus competidores en el país. Por un lado, le vendió a Fibertel una provisión de equipos cable módem, una tecnología considerada hasta mediados del 2000 como incipiente en esta parte del mundo. Por otra parte, decidió instalar en Córdoba un centro de desarrollo de software.
La sueca Ericsson desembarcó en la Argentina en 1921 como operadora de la entonces Compañía Sudamericana de Teléfonos, que luego cambió su nombre por Compañía Argentina de Teléfonos (CAT). Esta fue la última compañía en el mundo en la que Ericsson actuó como operador de telecomunicaciones, y aunque en la empresa aseguran tener una importante porción del mercado telefónico básico, las terminales celulares de Ericsson y sus redes se difundieron con fuerza entre los operadores Unifón y Personal.
Lo cierto es que el negocio celular, que tuvo un fuerte boom en 1998 con el comienzo de la masificación del servicio, y luego con la licitación de las licencias para dar el servicio PCS, demandó redes y servicios por parte de estos vendedores de tecnología.
Se va la tercera
Pero ahora son dos los aceleradores de la demanda. Además de la apertura del mercado de telecomunicaciones, que atrae a nuevos operadores que desean desplegar redes, el Gobierno anunció que en noviembre del 2001 licitará o subastará licencias para telefonía móvil de tercera generación.
Aunque no hay precisiones acerca de cuántas serán, la apuesta del Gobierno es aprovechar estas licencias para que ingresen nuevos jugadores al mercado celular.
Para ello, la Secretaría de Comunicaciones emprendió el diseño del espectro radioeléctrico que permitirá ubicar a las nuevas frecuencias para que estos servicios de telefonía cumplan con lo que prometen: velocidades de transmisión de datos de dos megabytes por segundo que permitirán transmitir voz y video. Lo cierto es que hay varios interesados en ingresar al juego de la tercera generación de celulares. Más allá de los operadores establecidos (Movicom, CTI, Unifón y Personal), Telmex y su socio local, Techtel, del grupo Techint, quieren una licencia para América Móvil, controlada por la mexicana, mientras que el grupo Endesa apuesta a su expansión en el mundo de las telecomunicaciones comprando licencias inalámbricas. Ambas empresas ya manifestaron sus intenciones de ingreso.
Lo cierto es que, en Europa, las subastas de licencias para la tercera generación de celulares causaron bastante revuelo. Por un lado, el gobierno alemán recaudó unos US$ 50.000 millones, pero casi inmediatamente las empresas que ganaron el remate fueron duramente castigadas por los mercados.
Los analistas locales coinciden en que el gobierno argentino debe tener mucho cuidado a la hora de diseñar el mecanismo de subasta, y no alentar expectativas exageradas sobre las cifras a recaudar.
En este sentido, el secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, asegura que no espera que ingrese a las arcas oficiales mucho más dinero que el que se consiguió cuando se licitaron las licencias de PCS.
Por otra parte, los operadores mantienen dudas sobre la puesta en marcha de los servicios de tercera generación. Por ejemplo, Mauricio Wior, al frente de Movicom Bell South, asegura que “las tecnologías para operar tercera generación no están disponibles y hay que esperar que llegue el momento para tomar decisiones”.
Sin embargo, Lucent Technologies fue seleccionada por Telefónica Móviles, la filial de servicios móviles de Telefónica de España, como el proveedor de la red de Servicios Universales Móviles de Telecomunicaciones (Universal Mobile Telecommunications Services, UMTS) para su consorcio de la tercera generación que desarrolla con la operadora finlandesa Sonera en Alemania. El acuerdo para la oferta de productos y servicios se valúa en casi US$ 800 millones. Lucent tiene una importante participación mundial en CDMA comercial, con unas 40.000 estaciones de base en servicio en 160 redes de operadores en todo el mundo. Además, la compañía ha colaborado desde 1996 con NTT DoCoMo de Japón para la comercialización de la tecnología inalámbrica que permita los servicios de telecomunicaciones móviles (UMTS), conocida como código de ancho de banda de acceso múltiple (W-CDMA). Lucent está aplicando su experiencia en la tecnología W-CDMA comercial y en la tecnología de la próxima generación al desarrollo de su línea de productos inalámbricos de tercera generación.
Un piso de siete millones
Mientras tanto, el negocio celular sigue creciendo. Según algunas estimaciones, en la Argentina había casi siete millones de celulares al concluir el 2000. Los pronósticos indican que para fines del 2001 o el primer trimestre del año siguiente, la cantidad de teléfonos móviles superará al de las líneas fijas, un fenómeno que ya se registra en algunas ciudades de América latina, como Río de Janeiro.
Por otra parte, los servicios móviles y los inalámbricos atraen a otras compañías de menor porte. Q-Telecell, una empresa que brinda soluciones globales del mercado de enlaces locales, comenzó a cerrar el círculo en los mercados más importantes de la región mediante la apertura de oficinas en Brasil y la Argentina destinadas a ofrecer una gama de soluciones que permitan implementaciones rápidas de telecomunicaciones en las comunidades urbanas y rurales.
Al proveer el vínculo final crucial entre la conexión local y cada cliente individual (al que se suele llamar último punto), Q-Telecell logró satisfacer las demandas de más de 50% de la población de América latina que permanece desconectada de la red global de comunicaciones.
“En Latinoamérica existen miles de personas que aún no pudieron conectarse a una simple línea telefónica”, dice Bruno Dinkelberg, presidente de Q-Telecell Américas. “Algunas de estas personas viven en comunidades rurales de regiones remotas, que se encuentran fuera del alcance de la red de cobre tradicional. Otras pertenecen a mercados urbanos donde las redes actuales alcanzaron su máxima capacidad.”
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