Tradicionalmente, los turistas argentinos han optado por los extremos norte o sur de Brasil. Pero a las ofertas más conocidas se ha sumado una opción que vale la pena tener en cuenta: el litoral del Estado de San Pablo. Con una franja costera de más de 600 kilómetros, la región apeló desde el año pasado a una importante campaña de difusión para captar turismo internacional.
En el llamado litoral norte las atracciones básicas son el turismo ecológico, la navegación, el buceo, las playas, las caminatas por la selva, las cascadas y los espectáculos al aire libre.
La isla de Guarujá, ubicada a 73 kilómetros del aeropuerto de San Pablo, exhibe como ventajas competitivas sus 17 playas de arenas blancas, centros de compras y paseos en barco. Con un hotel de cinco estrellas, 17 de categoría media y una docena de posadas, ofrece, además, 70% de sus casas y departamentos en alquiler. Los precios van desde los US$ 50 por día hasta los US$ 250 según el equipamiento y el tamaño de cada residencia. (El célebre Pelé es el dueño de una mansión que ocupa una manzana en el barrio Pernambuco.) La playa Do Tombo es ideal para la práctica del surf.
Selva y orquídeas
Muy cerca de Guarujá, con una población estable de 30.000 habitantes y 200.000 visitantes en temporada alta, Bertioga despliega cinco playas a lo largo de 33 kilómetros. El lugar dispone de 3.000 camas, entre hoteles y posadas, y ofrece la posibilidad de alquilar casas o departamentos por valores que van desde US$ 50 hasta 100 diarios.
La gran atracción de la zona es el turismo ecológico: paseos guiados dentro de la mata atlántica, donde es posible encontrar gran cantidad de especies animales y vegetales (crecen allí, por ejemplo, más de cien familias de orquídeas).
La zona también es propicia para la pesca deportiva de variedades como el dorado del mar, la corvina o el tiburón. Hay, además, arrecifes artificiales que le dan a la práctica del buceo un condimento especial.
Un clásico del lugar es la excursión en tren a vapor a través de la selva, que culmina en una usina hidroeléctrica construida en 1910, que abastece a la ciudad de Santos. El paseo incluye caminatas, además de la posibilidad de zambullirse en alguno de los innumerables riachos de la región y observar cascadas de diversos portes.
Arquitectura y puestas de sol
A pocos kilómetros de Bertioga se halla la Riviera de San Lorenzo, un barrio semicerrado que ocupa 5 kilómetros de playa y que cobija en su interior una mini-ciudad (en construcción aún, pero ya habitada) con capacidad para 55.000 personas. Su particular diseño fue galardonado con varios premios internacionales. Cuenta con seguridad interna y todos los servicios. Tienen casas allí el gobernador del Estado de San Pablo, el futbolista Rivelino, empresarios y personalidades paulistas.
Un poco más al norte aparece San Sebastián: 32 playas distribuidas en 112 kilómetros de costa, 74 hoteles y una arquitectura singular no se permiten edificaciones de más de nueve metros de altura, hacen de la región un polo de atracción turística para algo más de 100.000 visitantes anuales.
Una recorrida de tres horas por las islas cercanas, en una lancha con guía y refrigerios incluidos cuesta unos US$ 25 dólares por persona.
Ilhabela, frente a las costas de San Sebastián, es la zona más exclusiva de la región. La isla cuenta con 18.000 habitantes permanentes que reciben, en cada temporada alta, a unos 70.000 veraneantes (en su mayoría paulistas, y 10% de extranjeros).
A las paradisíacas playas, algunas de las cuales son accesibles sólo desde el mar, se le suma el especial atractivo de que 80% del territorio está protegido y preservado ecológicamente.
Hay en la isla más de 300 cascadas. El camino hasta la Bahía de Castellanos es un paseo imperdible, tanto por mar como a través de la isla, a bordo de una 4 x 4. La caída del sol se puede observar desde la playa de Curral.
De paseo al presidio
A 190 kilómetros de San Pablo está Caraguatatuba, que recibe 400.000 visitantes en temporada alta. Rodeado de cerros y 18 playas, el lugar busca atraer a las familias por la seguridad de sus costas. Para los más osados brinda facilidades para la práctica de deportes de riesgo como motociclismo, motonáutica, parapente o aladeltismo.
Otra opción es un paseo en lancha hasta Ilha Anchieta, antiguo presidio devenido en museo luego de una sangrienta fuga masiva ocurrida en 1952. Unos US$ 10 por persona es el precio de esta excursión de cuatro horas que incluye bebidas y frutas.
Vale la pena tener en cuenta que, debido al clima y a la vegetación, los mosquitos (borrachudos) son una presencia constante en casi todos los paseos que se realizan dentro de selva o mata atlántica. La utilización de repelentes es de rigor.
Los atractivos de la zona no se terminan, por cierto, con el verano. Sin la
publicidad y la fastuosidad de Río de Janeiro, todos estos destinos organizan
en los días de carnaval atracciones especiales con escolas propias,
bailes y espectáculos al aire libre.
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