-A partir de los resultados de las investigaciones en Estados Unidos y América latina, ¿cómo se comparan las experiencias?
Rivera -Hay un fenómeno que vimos primero en Estados Unidos: Internet constituye un canal para una gran variedad de categorías de productos y servicios; no responde a ese preconcepto de que sólo funciona para libros y CD. Y esto también se está empezando a ver en América latina.
Becerra -En cuanto a qué categorías, hay varias que son comunes, como libros, música, servicios financieros (esto en Brasil), pero hay una que observamos como distintiva y creemos que tiene que ver con los hábitos del consumidor latinoamericano y es la que corresponde a las ventas on line de los supermercados, también en Brasil. Eso está asociado a una estructura previa: la gente ya estaba acostumbrada a hacer sus pedidos y que se los enviaran a su casa; de ahí que la migración a Internet fue rápida e importante.
-Pero eso parece sólo una parte de la explicación, porque en la Argentina también hay una importante cultura del delivery en los grandes centros urbanos, y sin embargo la experiencia supermercadista on line es prácticamente nula.
Becerra -Nuestra hipótesis es que en la Argentina, durante los últimos cuatro a seis años, el supermercadismo se ha estado transformando constantemente y de un modo radical, con el desembarco de los big players internacionales, las ventas, las fusiones de cadenas. O sea que muchos de esos jugadores han tenido otras prioridades de gestión, que los mantuvieron alejados del tema Web. Al menos hasta ahora.
Rivera -Otra de las diferencias importantes entre las dos regiones es el grado de desarrollo de mecanismos que garanticen los pagos. En Latinoamérica subsiste un nivel de desconfianza muy alto, que tiene que ver con malas experiencias. Ahora bien, aunque ésta es una preocupación compartida, en Estados Unidos ha sido más fácil darle respuesta porque la plataforma tecnológica requerida para garantizar transacciones seguras se ha podido desarrollar rápidamente, debido al volumen, a la masa crítica. En América latina estamos en la cuestión del huevo y la gallina; o sea, si no hay masa crítica no se justifica el nivel de inversión en tecnología de seguridad, pero sin esa seguridad no crece la masa de compradores vía Internet. Una alternativa interesante quizá sea el SSL, que es una versión más económica que la que se utiliza en los países del norte.
-¿Cómo evalúan las diferencias de desarrollo del comercio electrónico entre los principales países latinoamericanos?
Rivera -Evidentemente, en Brasil hace tiempo que se lo ha visualizado como una oportunidad importante por parte de grupos económicos de alto nivel de recursos, y lo están desarrollando en serio. En la Argentina recién se está empezando a visualizar de la misma manera.
Becerra -Se trata de países con realidades muy distintas. Fuera de lo que ocurre en Brasil, en el resto quizá debieran plantearse, por ejemplo en la Argentina, cómo hacer rentable el negocio a nivel local y luego hacerlo atractivo para otros mercados hispanoparlantes.
-Pero, si los portales como se supone van a tener un papel fundamental y los regionales permiten elegir el idioma de navegación, ¿no es posible que se den estrategias desde y hacia Brasil y la Argentina, más allá de la lengua?
Rivera -Bueno, hay una anécdota muy interesante y que puede
ser un principio de respuesta a ese interrogante. Una gran empresa brasileña
estaba desarrollando el e-commerce muy proactivamente, pero empezó
a tener problemas con sus canales tradicionales. ¿Qué va a hacer?
Pues usar a la Argentina como campo de experimentación pues aquí
no vende todavía a través de ningún canal y, cuando
tenga el modelo bien aceitado y funcionando, repatriarlo a Brasil. Es
posible que eso empiece a pasar en muchas categorías; de hecho, ya lo
estamos viendo.
