Lo único permanente será el cambio

    Sólo hay una certeza en el mundo de la gestión
    empresaria: ha comenzado una etapa en la que nada, a excepción
    de las reglas básicas del juego, permanecerá estable.

    Empresarios y ejecutivos deberán acostumbrarse a que lo
    normal será trabajar en un contexto cada vez más
    complejo, donde resultará frecuente asociarse y competir con
    la misma firma, y los límites entre funciones,
    compañías y países se volverán difusos.

    Cuando en octubre del año pasado los diarios llenaron sus
    páginas con la crisis del sudeste asiático, que por
    esas cosas de la globalización no tardó en rebotar en
    Brasil y la Argentina, todo el mundo empezó a preguntarse
    cuándo retornaría la normalidad, ese estado ideal de
    las cosas que permite hacer previsiones y crecer. Por dura que
    resulte, la respuesta parece ser nunca.

    Para algunos especialistas, como Armando Bertagnini, director
    organizador de la Universidad de San Andrés, lo que viene
    ahora – aunque se empezó a ver el año
    pasado – es una economía en crecimiento pero ya
    internacionalizada, en un marco cada vez más conflictivo. Los
    impactos negativos del proceso de internacionalización ya se
    empezaron a ver en la última crisis financiera y se van a
    seguir viviendo cada vez con mayor frecuencia. La Argentina
    tendrá que acostumbrarse a que el problema de Estados Unidos,
    de Europa o del sudeste asiático tarde o temprano será
    también su problema.

    Probablemente, entonces, el tema más profundo del
    año que comienza será entender este paradigma del
    estado de cambio permanente, conflictivo, de tensiones y de
    cooperación competitiva.

    “Evidentemente, adaptarse a esa idea de cambio permanente, de
    coaliciones, de interacciones, de sociedades entre empresas grandes y
    pequeñas, de límites difusos de los países, va a
    ser algo difícil para mucha gente, e incluso tal vez haya
    segmentos que no puedan percibir esta naturaleza del proceso. Y eso,
    por supuesto, es sumamente estresante”, admite Bertagnini.

    En definitiva, habrá que acostumbrarse a no confundir el
    concepto de estabilidad. Se puede aspirar a la estabilidad de las
    reglas de juego, pero no a la de la economía. Son dos cosas
    distintas.

     

    Nuevo debate

    En el ámbito específico del management de empresas,
    hay coincidencia en que todavía no existe en el país un
    mecanismo de transferencia cultural y de aprendizaje que lo prepare
    para enfrentar adecuadamente los desafíos que se avecinan.
    “Por eso deben tomar un papel más activo las instituciones
    empresarias y las universidades”, dice Bertagnini.

    El objetivo principal es aprender, tomar conciencia, tanto en el
    terreno de los negocios como en el de la gestión, de
    cuáles son las prácticas y las posibilidades, y
    desarrollar los contactos con un sentido positivo, en el cabal
    sentido de la palabra. “No sé hasta qué punto
    está mentalizada la mayoría de los empresarios y de los
    gerentes acerca de que eso es así, y de que los que no lo
    hagan van a quedar fuera del juego”, afirma Bertagnini.

    En su opinión, excepto los seis o siete grandes grupos que
    han seguido de cerca el curso de los grandes debates del management
    internacional – y las filiales locales de las empresas
    multinacionales – , para el empresario argentino mediano y
    pequeño éstos son temas nuevos. Todavía aparecen
    cuestionamientos que ya se han probado y discutido en distintos
    países, desde hace muchos años.

    La cuestión pasaría entonces por la búsqueda
    de una síntesis, que algunos están empezando a percibir
    y otros no. “Me refiero a la necesidad de trabajar con una
    visión de largo plazo, pero teniendo en cuenta que hay muchos
    puntos de inflexión en las tendencias, en las cosas que se
    están haciendo, en la competencia. Creo que en 1998 vamos a
    empezar a ver esta discusión bajo otro color.”

    En un contexto como éste, resulta imprescindible tener
    flexibilidad para poder adaptar la estrategia y ser lo
    suficientemente humilde como para aprender permanentemente, ya no de
    los errores propios, sino de los ajenos. “Antes decíamos que
    no había tiempo para tropezar dos veces con la misma piedra;
    ahora lo que podemos decir es que no hay tiempo para tropezar ni una
    sola vez. Hay que enterarse de lo que ya pasó en otros lugares
    porque el problema es que quien se equivoca pierde y queda fuera del
    partido. En este sentido, el sistema de la economía de
    mercado, que es el único que se está imponiendo en todo
    el mundo, es despiadado”, dice Bertagnini.

    En las prácticas de management, afirma, hay un tarea muy
    importante por realizar, de clarificación, de lecturas un poco
    más profundas, para ir más allá de lo que
    simplemente está de moda. Ciclos de conferencias y seminarios
    que tendrán lugar este año, desde Business to Business
    hasta Expo Management, irán aportando elementos para este
    debate.

     

    Transformación de las funciones

    Las grandes compañías ya se han dado cuenta de que
    funciones como administración, finanzas y recursos humanos
    están cambiando por completo. Sin embargo, no es posible decir
    lo mismo de las pequeñas y medianas empresas.

    La vieja visión de la función tal cual
    todavía se sigue enseñando en muchas universidades no
    sirve más. Hoy, toda la organización es una red de
    comunicaciones, y nada ni nadie que no agregue valor al cliente y a
    la empresa tiene razón de ser.

    Está en marcha un remodelamiento de las funciones en el que
    ya no pesa más la autoridad tradicional ni el jefe tiene un
    regimiento a su cargo. En primer lugar, porque hay muchas tareas
    mecanizadas. Segundo, porque muchas cosas se hacen vía
    outsourcing, fuera de la empresa. Tercero, por las nuevas
    estructuras, que son unidades estratégicas de negocios,
    divisionales o matriciales. El gerente administrativo financiero que
    antes tenía 100 personas a su cargo, hoy tiene 10, muy
    profesionales y calificados. Es un hombre que no tiene que manejarse
    más por autoridad sino por consenso técnico, y debe
    intervenir en distintas unidades de negocios con controles que
    dependen profesional o funcionalmente de él, pero no
    jerárquicamente. En definitiva, ahora las funciones tienen
    vida propia y trabajan para sí mismas más que para la
    empresa.

    Todo esto implica también un problema cultural de parte de
    esos profesionales, contadores, ingenieros o marketineros, y da lugar
    a una visión distinta del empresario, mucho más
    integrada, para poner una organización horizontal al servicio
    del cliente. Este será otro gran tema para el management
    nacional, que ya se había insinuado, pero en forma disgregada.

     

    La organización del futuro

    Después de la innumerable cantidad de recetas y modas,
    recién se está empezando a entender qué existe
    detrás de las modas y las técnicas de management.

    Para clarificar un poco las cosas, Peter Drucker
    – considerado el padre del management moderno – dice en
    su último libro, La organización del futuro, que
    sólo ha habido tres paradigmas de conducción
    empresaria. Uno fue el clásico, desarrollado por Henry Ford y
    los grandes de la Revolución Industrial, basado en la
    organización funcional, la economía de escala y la
    estandarización. Después vino el modelo de las grandes
    divisiones o unidades de negocios, que básicamente tiene su
    paradigma en General Motors, cuando se divide por grupos de productos
    y apunta a distintos mercados. Eso se fue difundiendo por todo el
    mundo y después las divisiones se transformaron en unidades
    más pequeñas, como la de estrategia y la de negocio.

    Finalmente, hoy aparece el nuevo paradigma, mucho más
    chato, donde las personas tienen mandos múltiples y los
    límites de la empresa ya no están definidos, porque
    parte de ellos están en las otras compañías que
    trabajan con ella.

    Es un universo de un nuevo tipo de estructuras mucho más
    interrelacionadas, cambiantes, donde los roles de las personas son
    más complejos, no sólo porque actúan para
    distintas organizaciones, sino porque, además, los mandos
    obedecen mucho más a lo que se conoce como el management del
    conocimiento.

    Con mayor peso asignado al conocimiento, la idea de lealtad en
    función de las afinidades personales es muy relativa. Por eso,
    es un sistema mucho más complicado, conflictivo y horizontal,
    con menos estamentos medios.

    Más allá de cualquier moda de management, esos
    nuevos enfoques interfuncionales van a influir sobre la estructura y
    el modelo de gestión de las empresas. “Esto que hoy
    está relativamente claro en algunas grandes empresas va a
    empezar a emerger también como una luz o como un
    señalamiento y, de hecho, como una necesidad también
    para la transformación de las funciones en las pequeñas
    y medianas empresas”, sostiene Bertagnini.

     

    Paradojas

    “Las contradicciones son también realidades con las que
    todo hombre de empresa deberá acostumbrarse a convivir”, dice
    Bertagnini. Por ejemplo, se habla de cambio cultural pero, por otra
    parte, hay un gran acento en el liderazgo. Surge, entonces, la
    pregunta: ¿liderazgo y cambio cultural son dos caras de una
    misma moneda o son fuerzas antagónicas? ¿Se va medir el
    éxito a través de los años aceptando un
    patrón de cambio continuo al estilo de Built to last, de
    Collins y Porras, que mide las empresas que tuvieron éxito en
    los últimos 50 años, en la economía
    estadounidense? ¿O habrá que calcular el cambio en
    términos de períodos breves, como hace Prahalad en
    Competing for the future? ¿Se aceptará el cambio como una
    línea continua? ¿Habrá que trabajar sobre las
    brechas o será preferible esperar las crisis?

    Otra paradoja, en la que coinciden muchos especialistas: uno es el
    más competitivo y el más productivo, ha logrado
    exportar y ha mejorado las técnicas, pero no es suficiente.
    ¿Por qué? “Porque el mercado quiere más, lo mismo
    que las personas, como ciudadanos, quieren más. Puedo estar
    dándole buenos productos y servicios hoy, pero el cliente
    quiere otra cosa”, responde Bertagnini.

    Una contradicción que también empezará a
    acentuarse este año es que, por un lado, se dice que hay que
    hacer un marketing personalizado – que algunos llaman “uno a
    uno” – pero, por otra parte, hay una tendencia a la
    simplificación y al reemplazo, de alguna forma ligada a la
    comoditización de muchos productos.

    Otra pregunta relacionada con todo esto: ¿hay que ser el
    mejor o hay que ser el primero? Esto es muy importante, porque ser el
    mejor implica lograr cierto nivel de excelencia bajo un
    parámetro internacional. Ser el primero es dar el golpe para
    ubicarse, y esto está ligado a otro debate muy intenso sobre
    las marcas: hay quienes sostienen la importancia enorme de las marcas
    y hay quienes hablan de su ocaso. Temas como satisfacción,
    lealtad y competencia permanente también están ligados
    a esto.

    Como nunca, es indudable que este año empezarán a
    emerger en el ámbito empresario argentino una serie de debates
    que todavía no habían tenido lugar. La gente no asocia
    que una idea es contradictoria con la otra y que quizá los dos
    tienen razón desde sus perspectivas, pero, ¿aplicado a
    qué?, ¿desde qué ángulo cada uno tiene
    razón, o en qué áreas de negocios, o estado de
    la transformación de la economía o de determinado
    sector de la economía?

    Para Bertagnini, “esta especie de ping-pong de ideas en
    búsqueda de una síntesis – que no sé si se
    va a alcanzar – irá aumentando cada vez más. El
    management trabaja con elementos muy diversos, y la síntesis
    no va ser sencilla. La gente se va a empezar a dar cuenta de que no
    hay recetas universales, de que no existe ´la fórmula´”.

    Lo importante es tener en claro que una de las claves del debate
    es precisamente la idea de cambio. “Si alguien piensa que las cosas
    suceden como en el siglo XIX, cuando uno tenía una etapa de
    cambio y luego llegaba a un nuevo estado de equilibrio que durante
    muchos años no cambiaba, está completamente equivocado
    y terminará fracasando. La idea actual es que el cambio es un
    estado permanente, una forma de vida”, concluye Bertagnini.

    Héctor Casinelli

     

    Todo por debatir  

    Más allá de modas y tendencias, 1998 será un
    gran año de debates y conferencias para el management
    argentino. El primer gran acontecimiento del año será
    Business to Business ´98, que se realizará entre el 14 y el 17
    de abril en Costa Salguero, Buenos Aires. Durante esta tercera
    edición de la exposición de servicios para empresas
    organizada por MERCADO se desarrollarán más de 100
    conferencias donde se tratarán temas como “Respuestas para los
    nuevos desafíos de las Pymes”, “Estrategias y management para
    la creación de valor empresario”, “Marketing centrado en el
    cliente y los servicios”, “Tecnología informática para
    la competitividad empresaria” y “La revolución de la
    logística y la distribución y los cibernegocios”.

    Entre el 9 y el 11 de septiembre tendrá lugar en el Predio
    Ferial de Palermo Expo Management 1998, el primer congreso y
    exposición internacional de management realizado en el
    país, que contará con la participación de los
    más renombrados especialistas internacionales. Además
    de una videoconferencia con Peter Drucker, está prevista la
    presencia de figuras como Alvin Toffler, Gary Hamel, Peter Senge,
    Lester Thurow, George Gilder, Jordan Lewis, Al Ries, Richard Whiteley
    y Edward Lawler.