El mapa del espionaje electrónico

    En un trabajo sin precedente, la consultora internacional Ernst
    & Young relevó las condiciones de seguridad de la
    información en más de 4.329 compañías de
    los cinco continentes, entre las cuales hay 237 de la Argentina.

    Los resultados, que MERCADO publica con exclusividad, son
    preocupantes:


    • Las violaciones a la seguridad aumentan.
    • Internet y las intranets ocasionan vulnerabilidad.
    • Los virus aún representan un serio problema.
    • La mayoría de los especialistas cree que los usuarios y
      los empleados autorizados constituyen una amenaza a la seguridad
      de los sistemas.
    • En general, las empresas son renuentes a invertir en seguridad
      porque es muy difícil que ella contribuya a mejorar los
      resultados.
    • Otras compañías, en cambio, contratan
      profesionales full-time de seguridad informática e incluyen
      en sus planes de negocios estrategias de recuperación para
      casos de violaciones de acceso.
    • En la Argentina, 83% de los consultados estaría
      dispuesto a aumentar el uso de Internet si las condiciones de
      seguridad mejoraran.

    Toda revolución tiene efectos negativos – obviamente,
    no deseados – , a veces inevitables, a veces impredecibles. En
    el caso de los fenomenales avances tecnológicos que
    están transformando sustantivamente la vida de la humanidad, y
    dentro de ella la de las empresas, la principal de esas consecuencias
    nocivas es, sin duda, la vulnerabilidad de la seguridad de la
    información.

    Como sugieren los más elementales principios de sensatez,
    el primer paso para atacar un problema es aproximarse a un correcto
    diagnóstico. Ese paso fue dado por la consultora internacional
    Ernst & Young, una de las Big Six, que entre julio y agosto
    últimos realizó la Primera Encuesta Global sobre
    Seguridad Informática. El único antecedente comparable
    es el relevamiento que, sobre el mismo tema, efectuó la misma
    consultora durante los cuatro años anteriores pero sólo
    dentro de Estados Unidos.

    En esta Primera Encuesta Global respondieron el cuestionario 4.329
    compañías – de ellas, 237 en la Argentina –
    de 29 países de los cinco continentes y las conclusiones, que
    demandaron un extenso procesamiento de las respuestas, son publicadas
    en la Argentina exclusivamente por MERCADO.

    Tal como en el siempre efectivo dilema del vaso a medio llenar,
    los resultados ofrecen simultáneamente lecturas optimistas y
    pesimistas. Desde el primer enfoque puede destacarse que cada vez son
    más las compañías que contratan profesionales
    full-time de seguridad informática, centralizan el manejo de
    la seguridad informática y desarrollan planes de negocios que
    incluyen estrategias de recuperación para casos de violaciones
    de acceso.

    También se puede agregar que existen numerosas herramientas
    disponibles para ayudar a proteger las redes de las empresas. Las
    nuevas tecnologías, tales como los certificados digitales y
    las conexiones de red privada virtual, brindan los niveles más
    elevados de seguridad. Hoy, las compañías pueden
    administrar mejor sus riesgos.

    Sin embargo, los autores del trabajo destacan como principales
    resultados que las violaciones a la seguridad están en
    aumento, las intranets ocasionan vulnerabilidad, los virus aún
    representan un serio peligro y el espionaje industrial es una
    realidad concreta.

    Con respecto a las principales amenazas a la seguridad de los
    sistemas, más de 65% de los gerentes y profesionales
    consultados en la Argentina señaló a los usuarios y
    empleados autorizados; 55% apuntó a los hackers; una
    proporción similar mencionó a los proveedores de
    servicios, y 30% teme a los competidores.

    Los bajos presupuestos contra la eficacia de los departamentos de
    informática en la tarea de fortalecer la seguridad de los
    sistemas de sus compañías: en la Argentina, casi 60% de
    los encuestados mencionó ese aspecto como el principal
    obstáculo. Hasta ahora, en general, las empresas se han
    mostrado renuentes a invertir dinero en seguridad porque es
    difícil medir su contribución a los resultados. Por
    eso, la mayoría de las compañías aún
    considera a la seguridad más como gasto que como
    inversión.

     

    Lo que cambia Internet

    Sin embargo, la tendencia está cambiando: tanto en Estados
    Unidos como en la Argentina, casi 75% de los encuestados
    afirmó que la seguridad de la información es un tema
    importante para la alta gerencia de sus compañías. Dos
    años atrás, los norteamericanos que pensaban lo mismo
    apenas superaban 65%. Mucho tiene que ver en esa evolución la
    aparición de Internet, que, junto con nuevas e insospechadas
    oportunidades de negocios, abrió literalmente las puertas de
    las infraestructuras informáticas de las empresas,
    haciéndolas más vulnerables.

    Claro que el acceso a Internet no es muy parejo: sólo
    está conectado 70% de los encuestados en todo el mundo,
    proporción que crece a 82% si se mira sólo a Estados
    Unidos y que cae a 30% si el foco recae sobre la Argentina, aunque,
    en este último caso, 83% respondió que estaría
    dispuesto a aumentar el uso de Internet si las condiciones de
    seguridad mejoraran. Por otra parte, apenas 10% de los consultados
    afirmó que maneja información vital a través de
    la red (en Estados Unidos ese grupo constituye 22%).

     

    Custodiados por expertos

    En Estados Unidos, 70% de las compañías consultadas
    contestó que tiene entre uno y cuatro profesionales full-time
    dedicados a la seguridad de la información. Se trata de una
    especialidad en alza: del ´96 al ´97, pese a que creció el
    requerimiento de esta clase de expertos, bajó de 60% a 55% la
    proporción de encuestados que denunció problemas de
    recursos humanos entre los obstáculos para lograr una adecuada
    administración de la seguridad informática.

    Scott Ramsey, director de Servicios de Seguridad de la
    Información de Ernst & Young en Cleveland, Estados Unidos,
    asegura que “se ve a la seguridad como un facilitador de los
    negocios”. Según Ramsey, “la gerencia comienza a comprender
    que no existen esquemas de seguridad inexpugnables ni soluciones
    mágicas, y que, por lo tanto, tiene que brindar recursos”. Su
    conclusión es que los managers “se dan cuenta de que la
    seguridad es un proceso continuo, no un proyecto, y entonces
    contratan profesionales full-time”.

    No obstante, más allá de cualquier enfoque
    estratégico, a menudo la razón que impulsa a una
    compañía a contratar personal especializado es haber
    sufrido alguna clase de violación a la seguridad de sus datos.
    Los expertos de la consultora citan el caso del National City Corp.,
    un banco de Cleveland que opera en los estados norteamericanos de
    Ohio, Indiana, Kentucky y Pennsylvania: pionero hasta la
    obsesión en materia de seguridad informática, contaba
    con un staff full-time de 15 profesionales dedicados a ella cuando,
    pocos meses atrás, un virus paralizó sus operaciones
    por dos días, con un costo de por lo menos US$ 400.000. El
    resultado fue la inmediata contratación de un nuevo experto,
    en este caso especializado en defensa contra los virus.

    La preocupación no es excesiva: los virus continúan
    siendo una amenaza muy costosa. Hasta ahora se han identificado unas
    13.000 especies, de las cuales unas 230 están en
    circulación con capacidad de daño, y cada día se
    conocen nuevos tipos de virus. De hecho, más de la mitad de
    los encuestados en Estados Unidos reconoció haber sido
    afectado por algún macrovirus. En la Argentina, 29%
    afirmó haber sufrido pérdidas de hasta $ 100.000 debido
    a macrovirus, aunque 71% admitió no haber podido determinar
    con precisión el monto de sus quebrantos por esa causa.

     

    Virus en la red

    A través de Internet, intranets y aun de redes
    convencionales, se contagian nuevos virus cada vez más
    peligrosos. El que paralizó las operaciones del National City
    se esparció en todo el entorno Novell NetWare de la
    compañía hasta afectar 300 servidores de archivos y
    10.000 puestos de trabajo en seis ciudades de cuatro estados. El
    virus infectó la red desde ocho notebooks compradas por el
    banco, pese a que los administradores de informática de la
    entidad habían revisado minuciosamente dos de ellas antes de
    conectarlas todas a la red. ¿Qué sucedió? Que el
    virus era muy nuevo y no pudo ser detectado por el software
    antivirus.

    El virus no causó estragos en la información del
    banco, pero el departamento de sistemas debió movilizar
    equipos de desarrollo de aplicaciones para construir alternativas, de
    modo que los usuarios pudieran acceder a datos que normalmente eran
    obtenidos en la red. Ello significó recurrir a impresiones y
    restablecer 3.270 conexiones de terminales. Aun con la ayuda de
    expertos de IBM, erradicar el virus llevó dos días.

    Como suele suceder, tras el accidente aumentaron las precauciones:
    hoy, por ejemplo, en el National City está sumamente
    restringida la cantidad de personas que tiene acceso universal a los
    servidores de archivos, y más aún lo está el
    acceso al sistema operativo. Asimismo, el nuevo administrador
    antivirus se asegura cotidianamente de que los sistemas estén
    protegidos y de que al menos una vez por mes se actualicen todos los
    softwares defensivos.

     

    Espionajes y sabotajes

    Las conclusiones de la Primera Encuesta Global subrayan que
    “desafortunadamente, existen pocas herramientas para protegerse
    contra amenazas a la seguridad más abstractas, como ataques
    malintencionados de delincuentes tanto internos como externos, o el
    espionaje industrial”.

    De acuerdo con los resultados del relevamiento, el espionaje
    industrial está en aumento y es un riesgo difícil de
    manejar, dado que puede tener formas muy diversas, desde las
    más elementales, como que un empleado copie documentos y los
    entregue a la competencia, hasta los refinados hackers que se abren
    camino en la Internet a través de un firewall, ganan niveles
    de acceso con categoría de superusuarios en Unix y, en
    última instancia, obtienen derechos indiscriminados sobre los
    sistemas, programas y datos de las compañías. De hecho,
    44% de los encuestados en la Argentina aseguró haber sido
    víctima de espionaje industrial, aunque 96% de ese grupo no
    supo estimar el impacto económico que le causaron esas
    maniobras.

    Años atrás, un grupo de empleados de una empresa
    marítima internacional obtuvo planillas de navegación
    guardadas en sistemas protegidos con claves de acceso y las
    reveló a terceros. La información precisa sobre el
    momento de los embarques permitió a los beneficiarios de la
    información secuestrar los camiones y robar la
    mercadería. Cualquier parecido con el argumento de una
    película de clase B es pura coincidencia.

    Por otra parte, también los ataques internos y externos
    están aumentando considerablemente. En la Argentina, 53%
    afirmó haber sufrido ataques externos y 51% aseguró
    haber sido víctima de actos malintencionados de parte de
    empleados propios. También en este aspecto es notable la
    dificultad para mensurar los daños: sólo un encuestado
    pudo evaluar pérdidas, en su caso por más de $ 100.000.

    Pese a esas proporciones, los expertos en seguridad sostienen que
    el frente interno es más peligroso que el externo a la hora de
    los ataques a los sistemas de las empresas, sea con el fin de
    paralizar su funcionamiento o para sustraer información. Una
    de las debilidades más comunes de las compañías
    frente a esa clase de violaciones es que, a menudo, las copias de
    resguardo (back up) no se generan adecuadamente.

     

    ¿Más vale prevenir que curar?

    A la hora de administrar los riesgos de la seguridad, los expertos
    consideran fundamental controlar permanentemente la actividad de la
    red y del sistema. Acaso suene obvio, pero no lo es: en todo el
    mundo, sólo 61% de los encuestados reconoció efectuar
    dicho control. Y peor si se trata de Internet: apenas 47% de los
    consultados en toda la muestra (42% en la Argentina) afirmó
    controlar metódicamente sus actividades en la red de redes.

    Otra cosa que reclaman los especialistas en seguridad son planes
    de acción que consideren los pasos a seguir en caso de un
    ataque con consecuencias importantes. Sin embargo, sólo 53% de
    los encuestados en todo el mundo aseguró tener un plan de
    continuidad de negocios en vigencia. Esos planes requieren que las
    compañías consideren a la seguridad como un proceso
    continuo y, por lo tanto, necesitan revisión periódica
    con posterioridad a cada prueba y evaluación cuidadosa.

    Tal vez resulte sorprendente observar que en América del
    Sur la proporción de empresas que tienen planes de continuidad
    de negocios crece a 58%. Pero pronto se volverá a la realidad:
    más de la mitad de esas firmas no prueban frecuentemente esos
    planes ni hacen una evaluación continua de las medidas de
    seguridad de sus hardwares y softwares.

     

    La bomba del 2000

    La encuesta de Ernst & Young indagó también
    acerca de cómo se preparan las compañías para
    superar el problema de registro del año 2000, dado que, en un
    sentido más amplio, es también una cuestión de
    seguridad: si los sistemas no estuvieran en condiciones de operar,
    las empresas no podrán realizar su trabajo. Además, al
    involucrar a un gran número de consultores internos y
    externos, la solución al tema del 2000 es también,
    potencialmente, una fuente extra de riesgos de filtraciones de
    información y ataques, sin contar la falta de alternativas
    viables y planes de contingencia para los casos en que las
    compañías no pudieran completar a tiempo el proceso.

    En la Argentina, 49% de los encuestados respondió que
    está planificando comprar o desarrollar nuevas aplicaciones,
    lo que implica descartar las actuales debido a la dificultad o
    imposibilidad de adecuarlas. En tanto, casi 40% no pudo estimar
    cuál será el costo del proyecto año 2000 para
    sus compañías. En el otro extremo, 24% de los
    consultados aseguró que sus empresas ya son año 2000
    compatibles. Lo que no necesariamente significa que se acabaron sus
    problemas: ahora tendrán que estar atentas a sus futuras
    interconexiones con socios, proveedores y clientes que pueden no
    estar preparados.