1. Para dormir tranquilo
Títulos públicos
Los especialistas consideran que ya han subido bastante en
1996 (los bonos previsionales se revaluaron más de 40%) y, por
lo tanto, no habría que esperar ganancias sustanciales en
1997. Además, están cotizando en sus valores
máximos históricos. De todas maneras es una
opción interesante para quien no esté dispuesto a
correr muchos riesgos. Además, este año empiezan a
pagar intereses. El más negociado en el mercado local es el
Bocon.
La herramienta más usada para saber si un bono local
está caro o barato es la tasa de rentabilidad que ofrecen los
bonos del Tesoro norteamericano, que oscila entre 6,5 y 7%. El
Bocon está ofreciendo actualmente entre 9 y 11%. La diferencia
entre una tasa y otra se explica, entre otros factores, por el
denominado “riesgo país”. Lógicamente, esa tasa no es
más que una referencia. Porque es estrictamente válida
sólo si uno retiene el bono hasta su vencimiento final. La
apuesta, en el corto y el mediano plazo, es a una suba de la paridad.
2. Para jugar con los grandes
Títulos de la deuda externa
Los bonos Brady también estuvieron cotizando, durante
frebrero, a los precios más altos desde que se negocian en el
mercado. Estos papeles, como los anteriores, dependen del humor de
Wall Street. Y el ánimo de la Bolsa de Nueva York es muy bueno
desde hace más de tres años. Claro está, estos
títulos son el termómetro para saber qué opina
la aldea global financiera de la economía argentina. Los Brady
subieron hasta 20% en 1996. Este año ya acumulan subas
superiores a 6%. Quien confíe en que las cosas, en este
escenario, van a andar bien podría poner unas fichas en este
casillero. Claro que aquí operan los grandes brokers locales y
extranjeros. Esto quiere decir que para ingresar a este club hay que
disponer, cuanto menos, de US$ 100.000. Así y todo, no hay que
esperar ganancias fantásticas. Es preciso tener en cuenta que
en esta plaza -lo mismo sucede con los bonos previsionales- tallan
los inversores institucionales, tales como bancos locales y
extranjeros, y las AFJP. Y para ellos una renta de 10 a 12% anual es
más que bienvenida.
3. Para moverse sin urgencias
Bonos provinciales
Las provincias que están intentando recomponer sus
finanzas son miradas hoy como el Estado nacional allá por
1991. Para que el mercado les compre un bono de su deuda tienen que
ofrecer tasas muy altas. Precisamente eso es lo que está
sucediendo con los bonos cordobeses, correntinos, chaqueños y
mendocinos, entre otros. A mediados de enero pagaban, algunos de
ellos, tasas cercanas a 30%. Lógicamente, los operadores del
mercado salieron a capturar la mayor cantidad posible de papeles.
Esto, a su vez, impulsó rápidamente los precios hacia
arriba y, claro está, las tasas hacia abajo. Las cotizaciones
ya no son de oferta, pero de todas maneras no pueden equipararse a
los bonos respaldados por el Estado nacional. Es decir, la
rentabilidad que se obtenga con estos papeles será
sensiblemente mayor.
El problema es que no hay un mercado consolidado y la liquidez
es muy baja. Por lo tanto, es considerable el riesgo de que cuando se
quiera salir de esta inversión no haya una contraparte
dispuesta a entrar. Y si hay urgencias, lógicamente
habrá que vender a un precio menor. Si la percepción es
que las provincias pagarán en tiempo y forma tanto intereses
como capital, es una de las opciones más prometedoras del
año. Y así lo prueban las numerosas recomendaciones que
los brokers hicieron a sus clientes en las últimas semanas.
4. El bocado más apetitoso
La Bolsa
Las acciones se han transformado en la gran esperanza de los
operadores locales. El optimismo se asienta, sobre todo, en la
reactivación económica que empezó a despuntar en
la segunda mitad del ´96 y parece consolidarse en el ´97. Hasta
ahora, quienes se entusiasmaron con las acciones estuvieron
acertados. El índice MerVal subió 14% en las primeras
siete semanas del año. Mientras las cosas anden bien en Nueva
York, los inversores locales no tendrán muchas razones para
preocuparse. Las proyecciones dan como buena la primera mitad del
año. Esto será así porque se supone que hasta
entonces la ola de hiperliquidez que baña los mercados
financieros seguirá siendo importante.
Pero los conocedores del mercado aconsejan pisar el freno a
partir de julio, porque suponen que las políticas monetarias
de los gobiernos alemán y japonés se endurecerán
paulatinamente a partir de entonces. Hasta ahora los bancos centrales
de estos países han propiciado una política de easy
money para darle combustible a una reactivación
económica que se hace desear. Así las cosas, hay
síntomas claros de que los papeles empresarios pueden ser una
buena fuente de ganancias. Por un lado, hay un crecimiento del
volumen de operaciones, tanto en el recinto tradicional de 25 de Mayo
y Sarmiento como en los negocios que se transan en el mercado abierto
electrónico. Y lo mismo sucede con las transacciones de los
ADR que se negocian en Nueva York. Es evidente que hay más
inversores buscando papeles con un interesante potencial de suba.
Precisamente a eso están abocados los analistas. Las
recomendaciones pasan por acciones de empresas vinculadas a sectores
tales como:
Siderurgia (Acindar, Aluar, Siderar, Siderca). El momento
para este sector en sencillamente excepcional. Las exportaciones han
crecido aceleradamente y las ventas al mercado interno también
exhiben firmeza. El problema para el inversor es que estos papeles
subieron muchísimo en 1996, en algunos casos por encima de
100%. La duda es si podrán repetir semejante performance.
Energía (Capex, Central Puerto, Central Costanera,
Central Térmica Buenos Aires). Si siguen creciendo los
indicadores de actividad industrial, estas acciones no pueden dejar
de subir. A favor cuentan con el hecho de que estuvieron entre los
papeles menos revaluados el año pasado.
Finanzas (Galicia, Francés, Bansud, Macro). Se espera un
fuerte incremento de los préstamos, tanto a empresas como a
individuos. La mayoría de las entidades está embarcada
en procesos de automatización y achicamiento de gastos de
intermediación.
Construcción (Caputo, J. Minettti, Fiplasto, Dycasa,
Irsa, Corcemar, Polledo). Es uno de los sectores de los que
más se espera en el ´97. Más préstamos
hipotecarios, más obras de infraestructura, más
personas construyendo o reformando su vivienda. Y sobre todo la
privatización del Banco Hipotecario Nacional. Detrás de
ella aparece la creación de un fondo para financiar obras de
infraestructura en todo el país. En plata, significa volcar a
la economía unos US$ 3.000 millones en un lapso relativamente
corto. Un indicio claro acerca de cómo puede impactar esto en
las empresas: el viernes 21 de febrero los diarios publicaron que se
habría destrabado la privatización en el Congreso, y
ese mismo día las acciones del sector fueron las que
más subieron.
5. Con el pulso acelerado
Opciones
Es, quizás, el instrumento de inversión con
más ingredientes especulativos. Básicamente se trata de
pagar una prima por tener “el derecho”, pero no “la
obligación”, de comprar o vender un lote de acciones en una
fecha predeterminada. Lo que diariamente se negocian son “primas”.
Estas primas representan determinada cantidad de acciones. El valor
de las primas sube o baja en forma exponencial a los valores de las
acciones. Es común observar que si un papel sube o baja, por
ejemplo, 2 o 3%, las primas lleguen a variar 20 o 30%. El mercado es
tan volátil que las condiciones cambian minuto a minuto. Se
puede ganar o perder mucho en cuestión de horas. Por eso
mismo, este sector del mercado está casi restringido a los
inversores que, más allá de manejar una densa y
abundante información técnica, mantienen una atenta y
cotidiana vigilancia del mercado. Por esa razón, adentrarse en
estos agitados mares es, o bien para expertos, o bien para audaces.
Una variante más conservadora, dentro de este segmento,
es la jugada de comprar una determinada cantidad de acciones y
“lanzarla”. Esto quiere decir que, a cambio de una “prima”, uno asume
el compromiso de vender, en determinada fecha y a un precio
predeterminado, ese lote de acciones. Un ejemplo: sobre un lote de
10.000 acciones compradas a $ 1 el 10 de febrero, se asume el
compromiso de venderlas a $ 1,1 el 21 de abril. Por congelar el
precio se cobra una comisión. El vendedor se asegura una
ganancia por el monto de la comisión y maximiza ganancias si
la cotización no sube o baja demasiado. Si al vencimiento del
contrato el precio es menor, se queda con la comisión y las
acciones. El comprador apuesta a que el 21 de abril cada una de esas
acciones cotice por encima de $ 1,1, porque ese día
pagará a la cotización prefijada, para vender, en el
acto, al precio de mercado.
6. Conservadores, pero de alto vuelo
Obligaciones negociables
Las compañías argentinas se lanzaron a colocar
estos papeles porque les resultaba mucho más barato que tomar
préstamos en el sistema financiero. La mayoría de estos
bonos cotiza en Londres y Zurich, de allí que en la jerga se
los conozca como “eurobonos”. Resultan atractivas porque ninguna
empresa puede obtener, a nivel internacional, una calificación
de riesgo mejor a la del propio Estado. Entonces están
obligadas a pagar una tasa superior a la que indicaría su
riesgo objetivo, es decir: aislada del riesgo-país. Es una
inversión conservadora y a ella recurren generalmente grandes
inversores y fondos con políticas muy estrictas en cuanto a
los riesgos a asumir.
7. En manos de expertos
Fondos comunes
Es uno de los segmentos del mercado financiero que más
creció en los dos últimos años, en
términos de volumen. Cerraron 1996 administrando cerca de US$
2.000 millones. Algunas entidades financieras están tratando
de imponerlos entre sus clientes como una alternativa al plazo fijo.
Hay varias categorías de fondos, según las inversiones
que realicen: plazos fijos en pesos o dólares, títulos
públicos, acciones y una mezcla de todo eso. Los fondos a tasa
apuestan a lograr la mejor de cada rueda. Así, mueven el
dinero día tras día, a diferencia de lo que sucede con
un plazo fijo original, donde al determinarse la tasa desde un
principio, se pierde la posibilidad de ganar con la potencial suba de
los intereses.
Los fondos que arman sus canastas con bonos o acciones le dan
al pequeño inversor la posibilidad de “diversificar”,
así se trate de $ 1.000 o 100.000. Dentro de los fondos de
acciones, algunos sólo arman canastas con papeles de empresas
privatizadas porque suponen que sus cotizaciones son menos
volátiles. Otros se amplían sólo a las que
cotizan en el panel MerVal, por una cuestión de liquidez. Y
los más especulativos abarcan todas las acciones.
La ventaja para el cliente conservador es que puede apostar a
una ganancia mayor que la que ofrece un plazo fijo común y
corriente, en el caso de los fondos de tasas, y a una
diversificación. Una desventaja: casi todos los fondos son
administrados por compañías controladas por los propios
bancos. Esto abre un interrogante. Cobrada la comisión al
cliente, ¿los portfolio managers hacen los esfuerzos para
maximizar utilidades? Y otro problema: los administradores de los
fondos están obligados a permanecer en las inversiones
predeterminadas. Así, un fondo creado exclusivamente para
invertir en acciones debe permanecer allí aunque la Bolsa
caiga en picada. Salir de la Bolsa depende, entonces, del cliente,
que debe estar atento para vender su cuota-parte.
8. Un clásico con pocas sorpresas
PLazo fijo
En pesos, difícilmente se obtiene más que 9%
anual, por depósitos de al menos 90 días de plazo. En
dólares, la tasa se achica a 8% promedio. Las cosas cambiaron
parcialmente a fines del año pasado, cuando el Banco Central
autorizó nuevas modalidades para este tipo de
inversión.
Cancelación anticipada. Se coloca el capital a un plazo
y tasa determinados. Si el ahorrista necesita el dinero antes de
tiempo, puede retirarlo. Claro que los intereses ganados serán
menores a los pactados originalmente.
Retiro mensual de intereses. El capital se deposita a un
año de plazo, por ejemplo, pero todos los meses se pueden
retirar los intereses ganados.
Plazo fijo con renta variable. Se garantiza el recupero del
capital, pero los intereses varían de acuerdo con la
evolución de un indicador determinado. Por ejemplo: el
índice bursátil. Si la Bolsa baja, se recupera
sólo el capital, y si sube, los intereses ganados se calculan
en proporción a esa suba.
9. Para bolsillos de tamaño global
Mercados extranjeros
Existe la posibilidad de invertir en otros mercados.
Después de todo, la globalización sirve también
para esto. Los bancos ofrecen esta opción, aunque no la
publiciten. Claro que, para jugar esta partida, hay que pensar en
montos de US$ 100.000 como mínimo. Lo que sigue es una breve
síntesis de posibilidades, elaboradas por el área de
banca privada del Banco Mercurio.
Bonos soberanos: emitidos por los gobiernos. Generalmente
cuentan con calificación crediticia internacional. Su
rentabilidad está ligada a los programas económicos de
gobierno. Es importante conocer la historia y el cumplimiento de los
servicios de la deuda emitida.
Bonos de deuda interna: también emitidos por gobiernos,
usualmente en moneda local. Si los países están dentro
del plan Brady (casi toda Latinoamérica), también
cuentan con calificación de riesgo. Nicaragua es considerado
un mercado exótico : emitió bonos para compensar a
los ciudadanos que sufrieron expropiaciones durante la era
sandinista. En febrero, ofrecían una TIR (tasa de
interés retorno) de 20%, prácticamente el doble de la
que pagaba un Bocon argentino.
Acciones. Es preciso buscar las de mayor potencial en cada
país. Los extranjeros que invierten en acciones argentinas
privilegian las petroleras y las energéticas, porque ven en
esos dos sectores lo mejor que puede ofrecer la economía
local.
IPO (Initial Public Offering). Se trata de las acciones con las
que una empresa debuta en un mercado. Este año habrá
que estar atento a las IPO de empresas brasileñas privatizadas
y a las de los países de Europa del Este, especialmente la
República Checa, Hungría, Polonia y Rusia. El secreto
de estos lanzamientos es que las ofertas iniciales son, por lo
general, a un precio más bajo que el que técnicamente
correspondería. Recuérdese lo que sucedió, en la
Argentina, con los papeles de Telefónica y Telecom.
Precisamente en Alemania los papeles de Deutsche Telekom subieron 16%
en su primer día de cotización.
Fondos de Inversión. Hay 1.400 fondos de mercados
emergentes. Durante el trimeste agosto-octubre de 1996, cuatro fondos
de Rusia, tres de Taiwán y uno de Bangladesh lideraron la
lista, con ganancias superiores a 120%. En América latina, en
un período de tres años un fondo integrado con acciones
brasileñas logró un rendimiento de 155%.
Colocaciones con capital garantizado y renta flexible. Es algo
así como un plazo fijo con renta variable. En principio se
obtiene la garantía de que el capital está asegurado.
Es decir: se deposita un capital y al cabo del plazo fijo se retira,
como mínimo, ese monto. Pero al mismo tiempo se puede obtener
una rentabilidad atada a la evolución de un activo o un
conjunto de activos. Por ejemplo, se puede requerir como renta un
porcentaje determinado de la depreciación del Dow Jones (si se
espera que tenga un retroceso) o inversamente requerir un porcentaje
de su apreciación. Son inversiones donde se puede entrar con
un mínimo de US$ 500.000.
10. ¿Y los ladrillos ?
Bienes raíces
Invertir en inmuebles fue una opción muy buscada en el
pasado por quienes lograban disponer de la suficiente masa de
ahorros. Sobre todo cuando el mercado de los alquileres le
permitía al propietario una renta interesante.
Históricamente se la calculó en 12%. Ahora bien, con la
dura competencia de los créditos hipotecarios, poner
propiedades en alquiler dejó de ser un buen negocio.
Además, están los riesgos de la mora de los inquilinos.
La variable es comprar departamentos hoy para venderlos a mediano
plazo. Los expertos del mercado coinciden en que debería
producirse una suba de precios, moderada en términos anuales
pero extendida en el tiempo.
En cuestión de departamentos, dicen, hay que tener
cuidado. El mercado cambió, y la gente no compra cualquier
cosa. Hoy se buscan departamentos “y algo más”. Ese plus son
los servicios: cochera, desde ya, pero también solarium,
pileta, instalaciones deportivas y hasta salones de fiesta. Lo
interesante es que estos servicios se ofrecen en departamentos
dirigidos a la clase media-media, a precios moderados; hasta el Banco
Hipotecario financia este tipo de propiedades. En estos casos, lo que
importa es que se contrata un precio ahora, es decir que la suba
futura puede beneficiar al que realiza una operación de este
tipo en términos de inversión a mediano plazo.
Un caso aparte son los lotes. El efecto autopista (accesos
norte, oeste y sur) impulsó una fuerte revaluación de
los terrenos. Ahora se está ante el peligro de la sobreoferta.
En esto también hay mercados emergentes. La autopista a La
Plata impulsa los precios de la zona sur, la menos explotada por el
mercado de los countries. Una opción puede ser comprar lotes
en algunos de los flamantes barrios privados y sentarse a esperar.
Fuentes consultadas para este informe :
Atilio Serenelli, Banco Roberts
Magdalena Brennan, Banco Mercurio
Norberto Lepore, Lepore Propiedades
Hugo Díaz Lourenco, CyA Consultores
