Caballito de batalla

    En el negocio de los shoppings, el nombre de Alicia Moszkowski suena fuerte. De manera inevitable se la asocia al éxito de

    Alto Palermo, donde ocupó la dirección comercial hasta fines de 1993, cuando abruptamente cambió de rumbo y se incorporó

    al equipo que comanda Carlos Peisajovich, presidente del directorio del Caballito Shopping Center. Llegó y se hizo cargo del

    área comercial de este emprendimiento que define como regional, con target de primera línea y con una relación de uno a tres

    si se compara con la envergadura de Alto Palermo.

    Su desembarco en Caballito se produjo, igual que en Alto Palermo, cuando faltaban sólo seis meses para la

    inauguración. Al estudio del arquitecto Juan Carlos López responsable también de Alto Palermo, Galerías Pacífico y

    Patio Bulrich le correspondió el diseño y la ejecución de este shopping, que abrió sus puertas el 12 de octubre, y cuya

    construcción demandó un año y US$ 5 millones de inversión. Una consultora asociada al estudio de López había

    organizado la comercialización de 50% del shopping. Moszkowski completó la mitad restante en pocos meses. En total

    son 70 locales comerciales y 25 góndolas, que se distribuyen en tres niveles sobre una superficie vidriada de 10.000

    metros cuadrados.

    El Caballito apunta a conseguir un tráfico diario de 30.000 personas. En su Patio de Comidas se suceden 16 locales

    gastronómicos con capacidad para medio millar de comensales. Se están construyendo, además, dos salas de cines, con

    170 butacas cada una, que debutarán a mediados de 1995 con el nombre de Caballito 1 y 2.

    Luego de la etapa de comercialización, empecé a programar un poco la organización y la vida activa del Caballito.

    Tenemos locatarios realmente de primera línea. Hay algunas marcas que están en Unicenter y otras en Alto Palermo,

    señala Moszkowski. La comparación con el shopping de la Avenida Santa Fe es inevitable, como un sello de su vida

    profesional que aún no se borra de la superficie.

    Abogada, con un doctorado en derecho internacional y orientación en relaciones económicas, cinco años de estudios

    en las universidades de París y Guillon le dieron una base sólida a su formación. Moszkowski administró un programa

    de desarrollo regional financiado por el BID entre 1980 y 1983, en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. Con el

    tiempo comenzaría un paulatino viraje a las áreas comercial y de marketing en empresas de servicios.

    En American Express, donde trabajó hasta 1990, descubrió que los temas comerciales eran fascinantes, y que además

    tenía talento para llevarlos adelante. Varios cursos de perfeccionamiento en Nueva York ayudaron a modelar su perfil

    de ejecutiva. Sin embargo, está convencida de que la mejor universidad a la que asistió en el área comercial fue la

    práctica.

    Ejerce un liderazgo con buena onda y firmeza. Su equipo, una estructura optimizada, está compuesto por seis personas,

    un gerente de Marketing y una gerenta comercial que fueron el resultado de una concienzuda búsqueda en el mercado. Elegí

    gente con perfil profesional y de alto rendimiento. No trajo gente de Alto Palermo, porque eso no se hace; yo creo que uno

    arma los equipos y deben quedar en las empresas para las que uno los formó.

    ¿Su alejamiento de Alto Palermo se debió a que había llegado a un techo en desafíos laborales?

    No. Aún me quedaban cosas por hacer. Fue una etapa. Hay muchas circunstancias que juegan en una decisión de este

    tipo. Probablemente me hubiera costado mucho dejar Alto Palermo para sumarme a otro proyecto que fuera su competencia,

    porque, evidentemente, en esa envergadura, yo estaba en el proyecto líder. Pero el Caballito Shopping Center me daba la

    posibilidad de armar algo nuevo, más chiquito, pero nuevo al fin. No me crea conflictos porque está a una escala muy distinta;

    no compite con proyectos grandes, sí los complementa y se afianza a nivel zonal.

    Por su trayectoria, algunos dicen que Alicia Moszkowski es la señora shopping: ¿qué le parece esto?

    Me parece mucho rótulo. Yo tuve la suerte de colaborar en la gestión de Alto Palermo. Ayudé en su armado, a

    promoverlo y consolidarlo. Espero tener la misma posibilidad aquí. Este es un proyecto que está comenzando. Es todo un

    desafío porque arranca en un momento en que la recesión del consumo en la Argentina es una realidad que ha llegado hace

    rato al comercio minorista y está tocando la puerta de los shoppings, que eran el último bastión. Definitivamente, la situación

    de 1994 no fue la de 1991, cuando se inauguraba Alto Palermo y cuando los shoppings no eran moneda corriente en el

    consumo de los argentinos. Entonces, está claro que hemos perdido el efecto de la gran novedad.

    Es decir que hará falta una estrategia exigente para posicionar este centro comercial.

    En este caso se trata de priorizar gradualmente a la clientela y trabajar mucho el barrio, la zona inmediata de

    influencia desde el shopping a la casa de cada vecino. No hay que tenerle miedo al marketing directo; tampoco se deben

    descuidar los grandes medios masivos, pero es importante focalizar la atención en el barrio. En 1995 tenemos planeado

    trabajar con los vecinos, vincularnos a las fuerzas vivas locales y organizar algún emprendimiento comunitario que

    beneficie a la vecindad.

    Parece que no hubiera mucho apuro para alcanzar las metas.

    En general, se dice que un shopping está afianzado a los dos años y maduro a los cuatro. Esto es lo que enseñan

    los libros. Alto Palermo ya tiene cuatro años; por lo tanto, teóricamente, está maduro. Afianzar y consolidar este

    producto regional puede llevar tranquilamente un año y medio. Bueno, ésa es la teoría, después cada emprendimiento

    tiene su realidad, pero siempre hace falta un cierto período para que un shopping se aclimate al barrio y viceversa.

    En la Casa de Alicia

    Por la ventana de la oficina transitoria que ocupa en el primer piso de un edificio de departamentos ubicado sobre la avenida

    Rivadavia al 5100, en las mismas habitaciones donde vivió sus últimos años Alicia Moreau de Justo, ingresa el murmullo de la

    siesta comercial del corazón del barrio de Caballito.

    Moszkowski, con su melena corta, práctica, de sonrisa fácil y ojos color de almendra que parecen sorprenderse con

    cada pregunta, confiesa que le costará abandonar las instalaciones temporarias de su gerencia comercial. Admiraba a

    Alicia Moreau y me enteré hace unos días de que ésta era su casa. Quizá sea un símbolo para mí estar aquí.

    Hace más de un siglo, la avenida Rivadavia estaba poblada por quintas con grandes mansiones. Algunas de ellas se

    situaban en la intersección de Rivadavia e Hidalgo, a metros de la calle Acoyte, donde hoy se levanta el Caballito

    Shopping Center como una inmensa vidriera luminosa. A mediados de los 80, el barrio comenzó a sostener un

    desarrollo edilicio y comercial de magnitud. Heredó el nombre de una veleta con forma de caballito que se enclavaba

    sobre una célebre pulpería, ubicada hoy en la esquina de Emilio Mitre y Rivadavia. Por la esquina del Caballito

    pasaba el tránsito de comunicación de carretas, diligencias y galeras. En 1857, el primer ferrocarril cruzó la zona. Era

    la línea férrea que salía del sitio donde está hoy el Teatro Colón y unía Buenos Aires con las provincias del Oeste.

    Medio siglo después se inauguraba la línea A de subterráneos, en la plazoleta de Primera Junta.

    Caballito alberga a destacadas organizaciones científicas, hospitales, parques y clubes. En una directa apelación, el

    eslogan del lanzamiento del centro comercial fue: Hoy, un shopping se suma a las instituciones características de

    Caballito. Una idea que Moszkowski redondea con su definición de target: Aquí vive menos gente sola que en

    Palermo y existe más estructura familiar; son personas de mucho poder adquisitivo y otra gran parte que podemos

    definir como clase media-media; hay una gran densidad de población y con un gran potencial.

    El emprendimiento apuesta a una amplia convocatoria de las familias y propone convertirse en un foro, un nuevo

    lugar de encuentro y de referencia de la ciudad. El trabajo de captación será puerta a puerta.

    En realidad, estamos a 40 cuadras de Alto Palermo. Es una cuestión de costumbre venir a este centro comercial;

    nosotros trabajamos con un público muy zonal que cubre Caballito, Flores, Boedo, Parque Chacabuco, Almagro, Villa

    Crespo y Paternal, explica antes de atender una llamada y hacer anotaciones de caligrafía apretada en la agenda que

    parece ser el punto de inflexión de su jornada de trabajo de nueve horas promedio. En su escritorio se desparraman

    folletos, afiches, calendarios, papeles, sobres y tarjetas. Predominan los colores grises y el naranja-salmón, tonos

    elegidos para diferenciarse de los grandes shoppings. Mira a su alrededor y responde casi antes de que se le formule la

    pregunta. Explica que ella es dueña de un orden interno que a veces no logra reflejar: Tengo un sistema de selección

    interna de prioridades y una disciplina de trabajo, pero muchas veces el exterior no traduce ese orden interno.

    ¿Puede convertirse en rutina la tarea de levantar shoppings?

    Realmente, por más que uno desarrolle una actividad creativa y que se pretenda que cada día tenga propuestas

    novedosas, nunca es posible sustraerse a un método y rigor de trabajo. Sobre todo en materia de shoppings, donde hay

    un calendario estacional que va marcando pautas de las distintas actividades anuales. Se puede ser más o menos

    creativo en la salida al aire, pero no se puede dejar de atender a cada etapa del año comercial. Por ejemplo, la Navidad

    del shopping fue planeada con una decoración maravillosa, muy linda. Es el gran momento del año en este rubro. En

    los meses de verano desarrollaremos algunas promociones locales para atraer a la gente del barrio que todavía no salió o

    volvió de las vacaciones; va a haber buenas liquidaciones y en marzo arrancamos con el año activo.

    Parece que sus etapas laborales se extienden entre cuatro y cinco años; cuando el Caballito esté

    consolidado, ¿cuál será su futuro?

    Dios dirá adónde tengo que ir o qué es lo que tengo que hacer. Yo considero que me he desenvuelto en el marco de

    proyectos exitosos; hay algunos que son rápidamente exitosos, hay otros que necesitan más tiempo. Creo que éste se encuentra

    bien encaminado; que necesita tiempo, porque se sustrajo en parte, pero no totalmente, a la recesión. Creo que tiene todas las

    condiciones para ser un logro porque aquí estamos inmersos en una comunidad comercial.

    Un Largo Camino

    No planea ampliar la dotación de la dirección comercial que lleva adelante porque la rentabilidad y el crecimiento

    están signados por el volumen de los aportes de las 70 firmas comerciales que ayudan al funcionamiento del shopping.

    También seguirá trabajando igual con hombres que con mujeres. Mi gerente de marketing es un hombre y mi gerente

    comercial es una mujer. Tengo distribuida así la mitad de mi equipo.

    No creo que el hecho de ser mujer afecte demasiado la manera en que pueda vernos la gente. Creo que las mujeres

    hemos recorrido un largo camino; hace diez años era más difícil, hoy son muchas las que ocupan puestos gerenciales o

    directivos. No todas las que tendríamos que ser… pero hay cada vez más, sobre todo en el área de servicios.

    El verano traerá una novedad a su rutina: su hijo de 10 años se sumará al equipo en un training de una jornada por

    semana. Tendrá que operar la computadora, sacar fotocopias, cualquier trabajo que le ayude a comprender el de su

    madre. Una persona que aspira a crecer armónicamente como ser humano, mamá y profesional, en ese orden.