Holanda, mucho más que tulipanes

    Es un país pequeño y densamente poblado. Tiene una superficie de poco más de 41.000 kilómetros cuadrados (buena parte de la cual fue ganada al mar). Menos del doble de la pequeña provincia de Tucumán. En cuanto a su población, supera los 15,2 millones de habitantes (449 habitantes por

    kilómetro cuadrado).

    Pero los Países Bajos (Netherlands), como oficialmente se denomina esta monarquía constitucional europea, tiene un extraordinario potencial económico, inversamente proporcional a su reducido tamaño. Su producto bruto interno está en el orden de los US$ 320 mil millones (una vez y media el de la Argentina) y es la duodécima economía mundial. En América latina, solamente el PBI de Brasil lo supera (US$ 424 mil millones). El PBI holandés es mayor que el de México (US$ 295 mil millones) y que el PBI conjunto de Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Uruguay y Paraguay. El nivel de inflación anual se sitúa entre 2 y 3%; el crecimiento de la economía entre 1 y 2% en los últimos años, y la tasa de desempleo entre 5 y 6%.

    El producto bruto per capita supera los US$ 20.000 (tres veces y media el de la Argentina). Sin embargo, estos datos, con lo significativos que pueden ser, empequeñecen cuando se observan otros indicadores.

    Holanda es el país europeo donde están registradas mayor cantidad de compañías internacionales, y la mayoría de las empresas locales actúan en todo el mundo. Es también el tercer inversor extranjero en Estados Unidos, detrás de Gran Bretaña y de Japón (en total, Holanda lleva invertidos más de US$ 100 mil millones en todo el mundo). El valor de capitalización de las empresas que cotizan en la Bolsa de Amsterdam supera los US$ 530 mil millones. Sus principales bancos son actores de primer orden en el concierto europeo.

    La Haya, sede del gobierno, es una ciudad de 700.000 habitantes. Hay dos grandes ciudades que superan el millón de habitantes: Amsterdam, el gran centro financiero y comercial, con el cercano aeropuerto de Schiphol, por donde ingresan -y salen- millones de viajeros y millones de toneladas de carga aérea, y Rotterdam, la ciudad-puerto, la gran puerta de acceso a Europa para las mercaderías de todo el mundo.

    Desde hace siglos, los Países Bajos son una nación de comerciantes, cosmopolita, abierta al mundo, tolerante, que ha logrado convertir sus carencias en verdaderas ventajas competitivas. La incesante lucha contra el mar ha permitido concentrar la pericia y el conocimiento más especializado en todos

    los aspectos vinculados con el agua, la hidráulica, la contención de la erosión costera, el dragado de puertos y la construcción de canales. La construcción de barcos especializados para estas tareas, de instrumental de alta precisión para este tipo de actividades, de grandes obras de infraestructura, es un componente importante de las exportaciones holandesas. En éstas, como en otras actividades con protagonismo económico, las empresas locales invierten fuerte en investigación y desarrollo para mantener la porción de mercado que han logrado.

    Para alimentar una población tan numerosa en tan reducido territorio fue necesario desarrollar técnicas agrícolas de alta eficiencia. Como consecuencia, Holanda no sólo da de comer a sus habitantes: la industria alimenticia es el segundo rubro de exportación, y sus productos son afamados en todo el mundo, pero muy especialmente en los mercados de los socios europeos.

    UNA ECONOMIA ABIERTA.

    En Holanda, 55% del producto bruto es exportado. Del total, tres cuartas partes van a los miembros de la Unión Europea. Las ventas en América latina se han duplicado en los últimos dos años.

    Maquinarias de diverso tipo (muy especialmente para el procesamiento y empaque de alimentos) y equipos de transporte suman US$ 33.300 millones en exportaciones; los productos químicos y plásticos, US$ 31.100 millones, y la industria alimenticia y los productos agrícolas, US$ 28.700 millones. La balanza comercial es favorable -las exportaciones superan a las importaciones- en US$ 7.700 millones.

    La ubicación geográfica del país sigue siendo vital desde el punto de vista estratégico. Sus puertos – sobre todo Rotterdam- son el acceso obligado hacia el interior de Europa, Alemania, Francia y Escandinavia.

    Por esta razón, el fuerte de la economía holandesa reside en la altísima participación y especialización en actividades de almacenaje, logística, distribución y comercialización tanto para bienes y servicios de producción local como para las importaciones en tránsito para el resto del continente europeo desde Asia, América e incluso la misma Europa. En verdad, Holanda es

    básicamente un inmenso centro de distribución que alimenta el crecimiento de un agresivo sector de servicios que ya representa 19% del total de las exportaciones.

    Los pilares de esta estructura de distribución son el aeropuerto de Schiphol, cuarto en pasajeros en toda Europa y tercero en carga (después de Francfort y Heathrow, en Londres), y el puerto de Rotterdam, el primero en el mundo, que moviliza cargas en el orden de 300 millones de toneladas anuales.

    LA INDUSTRIA HOLANDESA.

    El sector industrial sigue siendo clave en la vida económica holandesa. Representa 30,4% de la

    producción total, 30,1% de la inversión y 53% de las exportaciones. Hay cuatro sectores que aportan tres cuartas partes de las exportaciones: procesamiento de alimentos, petroquímica, acero e industria eléctrica.

    Las principales actividades industriales son:

    * Alimenticia y de productos agrícolas. Holanda es el segundo exportador mundial de alimentos, después de Estados Unidos (y el primero en Europa). Se producen y exportan flores, bulbos de flores, frutos y todos los productos derivados de la leche. La cerveza es otro importante rubro de consumo

    local y de exportación. Carne vacuna, porcina y aves van a los mercados extranjeros en alta proporción. También vegetales. Y naturalmente flores: Holanda aporta 59% de todas las flores que se venden en el mercado mundial. Alrededor de este sector se ha desarrollado una poderosa industria de proveedores, especialmente máquinas y equipos para procesar alimentos y para envasarlos.

    * Química y petroquímica. Del total facturado por el sector químico de la Unión Europea, 7% se genera en los Países Bajos. Hay gigantes en este rubro, como Shell, DSM y Akzo. Las tres figuran en el ranking de los 12 primeros complejos químicos en el mundo. La química holandesa elabora productos básicos para resinas artificiales, productos farmacéuticos, fertilizantes, pinturas y plásticos. Ultimamente han aparecido productos de química fina como los que tienen alto grado de pureza para su uso en la industria microelectrónica.

    Energía. Holanda es también un gran productor y proveedor de gas natural (el cuarto en todo el mundo), proveniente de la zona norte del país y del mar del Norte, con lo cual la industria proveedora de equipos y partes para este sector ha alcanzado un notable desarrollo. Como corresponde a un gran centro de distribución, los equipos para transporte son una industria importante: astilleros especializados, camiones DAF, partes para la industria automotriz europea y

    aviones para corta y media distancia (Fokker).

    Ingeniería eléctrica e industria electrónica. La industria de ingeniería eléctrica está altamente desarrollada en Holanda. Por un lado, todo lo referente a instalaciones eléctricas pesadas, motores eléctricos y transformadores. Por el otro, el sector electrónico, donde Holanda es sede de uno de los gigantes mundiales, Philips. La firma es más que conocida por sus electrodomésticos, pero también produce semiconductores y equipo electrónico para uso industrial.

    Otras áreas donde sobresale la industria holandesa son biotecnología, nuevos materiales,

    equipamiento médico y tecnología ambiental.

    ROTTERDAM: PRIMER PUERTO DEL MUNDO.

    La Encrucijada Europea.

    Es un puerto único en el mundo. No sólo porque es el primero en todo el planeta en cuanto a volumen de cargas (Singapur es el segundo) y porque maneja más tonelaje de mercaderías y carga general que los tres puertos europeos que lo siguen en importancia (Amberes en Bélgica, Marsella en Francia y Hamburgo en Alemania). Tampoco porque asegura conexiones periódicas con más de 1.000

    puertos en todo el planeta.

    Su singularidad se asienta en dos características notables: * Es la gran puerta de acceso al interior de Europa (el hinterland continental), lo que le ha permitido desarrollar un complejo sistema de almacenamiento, distribución y comercialización con servicios de primer orden.

    * Además de manejar mercadería en tránsito, el puerto tiene inmensas instalaciones que permiten el procesamiento de materias primas en el lugar, para derivar luego productos semiterminados. Así cuenta con un gigantesco complejo petroquímico. Pero también, gracias al original desarrollo de un

    Europark y a la presencia de varios trade centers, está a la vanguardia en marketing y comercialización de productos arribados -y almacenados localmente- de cualquier parte del planeta.

    Toda la febril actividad de esta ciudad se desarrolla en torno de la logística que reclama el puerto.

    Hay centenares de empresas especializadas en almacenamiento, transporte y distribución. El puerto alberga tres distriparks, cada uno de ellos especializado en el manejo y almacenamiento de distintas categorías de mercaderías. Hay uno exclusivamente para cargas a granel, como granos, forrajes, mineral de hierro o carbón. Un segundo para contenedores (el más importante en Europa), y un tercero para productos líquidos a granel, como petróleo y derivados.

    Desde cada uno de ellos, las mercaderías buscan su destino final, sea otra vez por mar, por carreteras, por tren, o utilizando la extensa red de canales navegables que recorre el interior de Europa hasta llegar al mismísimo mar Negro. Europa occidental alberga 350 millones de consumidores, pero la nueva relación con los países de la Europa central abre la posibilidad de servir

    a otros 800 millones, una instancia que Rotterdam se apresta a aprovechar.

    Las autoridades portuarias invierten continuamente en obras de infraestructura, alentando la posterior inversión de las empresas privadas. Así, por ejemplo, se está trabajando activamente en la construcción de una terminal para el manejo exclusivo de contenedores, en una zona vecina al mar, y se está ampliando el espacio disponible en la terminal que recibe frutas y concentrados de frutas.

    MISION COMERCIAL.

    VISITA DEL ALCALDE DE ROTTERDAM.

    Desde el 13 hasta el 17 de este mes estará en la Argentina una misión comercial holandesa encabezada por el alcalde de Rotterdam, Bram Peper, un distinguido político del Partido Socialdemócrata. Lo acompaña un selecto grupo de empresarios vinculados a la actividad financiera y de seguros, al ente que administra el puerto de Rotterdam, de transporte, de equipos y servicios de

    dragado, y de la estiba de frutas.

    Peper, quien además exhibe impecables credenciales académicas (su especialidad es la sociología económica y de organización en políticas socioeconómicas) está a cargo del gobierno local desde 1982, cuando fue designado por real decreto. Pero, para el inquieto alcalde, que ya va por su tercera visita a la Argentina, tan importante como el destino de su ciudad es el desarrollo de su puerto, eje y sustento de la actividad económica del área.

    MERCADO tuvo oportunidad de entrevistar al alcalde en su despacho del centro de Rotterdam.

    Después de la Segunda Guerra -dice Peper- los holandeses tenían una excelente imagen de la Argentina, un país extenso, próspero y con enormes posibilidades de desarrollo.

    Por distintas razones históricas, esa virtualidad tardó en concretarse. Pero las actuales circunstancias del país prometen recuperar el tiempo perdido. El proceso de acercamiento a nivel oficial y empresarial durante las dos visitas anteriores permite avanzar ahora con paso más firme.

    Para el alcalde de Rotterdam son obvios los avances logrados en el campo económico, pero también resulta clara la necesidad del país de aumentar sus exportaciones. Y a partir de esta urgencia, se abren nuevas perspectivas de vinculación con el puerto de Rotterdam. No sólo para que éste reciba productos básicos argentinos (como hasta ahora), sino además para potenciar el flujo de productos manufacturados con destino al mercado europeo.

    En ese contexto se debe evaluar la importancia de la inminente apertura de una oficina comercial argentina en esa ciudad, iniciativa del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Pero esta visita sirve también para promocionar las oportunidades que las empresas holandesas (y de Rotterdam en particular) tienen en la Argentina, especialmente las conectadas con actividades de dragado, obras de hidráulica, desarrollo de servicios de logística y distribución.

    INNOVADORES.

    En el Euro Trade Park de Rotterdam se concentran los centros de comercio, distribución y marketing, un original concepto donde, en un ámbito especialmente preparado, los comerciantes e industriales de países no europeos toman contacto entre sí y especialmente con sus colegas europeos. Estos centros permiten conocer los ajustes que deben hacerse en un producto, su envase, o sus apelaciones de venta para que sea bien recibido por un mercado específico. Cada centro tiene especialistas por ramas industriales. El estratégico emplazamiento pone a los países que respaldan estos centros en

    contacto directo con 180 millones de consumidores de alto poder adquisitivo que habitan en un radio de 500 kilómetros, y que es la concentración de consumidores más importante que se conoce en el mundo. Países como Tailandia, Corea del Sur, Israel, Singapur, Taiwán e Indonesia tienen trade

    centers establecidos.

    LA OFICINA ARGENTINA.

    En pocas semanas se inaugurará oficialmente la Oficina Comercial de la Argentina en Rotterdam, con el respaldo del gobierno de la provincia de Buenos Aires. El ministro de la Producción, Carlos Brown, estará allí para la inauguración de este foco promotor de productos argentinos. La oficina funcionará en el mismo edificio en que lo hacen la Cámara de Comercio y la Bolsa de Rotterdam. Es el embrión del futuro trade center argentino, ya que, en cuanto crezca la actividad y los exportadores descubran el potencial de este instrumento, habrá que pasar a la etapa siguiente.