Del spiedo al microondas.
LA TECNICA DE DIVIDIR EL RIESGO.
Tras inventar el spiedo para las cocinas, e introducir el primer autoestéreo argentino, Kenia produjo un viraje táctico y comenzó a vender motos, hornos a microondas y lavarropas.
La competencia de los productos electrónicos importados marcó el camino de la reconversión para el sector. En el caso de Kenia, la compañía se lanzó a la comercialización de nuevos productos, aprovechando su ágil infraestructura, que incluye una agencia publicitaria cautiva, Pinkwas, que desde hace 15 años atiende a las dos empresas del grupo: Kenia y Kenia Fueguina.
Desde entonces sus ingresos se reparten casi por partes iguales entre los productos de fabricación propia y de la venta de los que importan.
Pedro Czernikowski, creador y presidente de Kenia-Sharp, tiene presente cada uno de los momentos vividos durante los 40 años que la empresa cumplió en abril. Cada hito está relacionado con los vaivenes de la economía, especialmente con la dinámica de las políticas que suelen ser producto de
los caprichos de los funcionarios, sentencia el empresario, egresado del industrial Otto Krausse e ingeniero graduado en la Universidad de La Plata, a la que asistía “mientras trabajaba en Arthur Martin para costearme los estudios”.
Para Czernikowski, la Argentina es atípica. “Aquí no tienen presencia marcas de punta en el mundo.
De la noche a la mañana cambian las condiciones económicas y rápidamente hay que adaptarse a las circunstancias y moverse con agilidad.”
La historia de la empresa comenzó en 1953, cuando vieron la luz las primeras cocinas y calefones.
Los recursos eran escasos y el entonces joven ingeniero pensó en innovar.
Así fue como en la década del ´60 Kenia acertó con dos importantes novedades en la industria local: introdujo el spiedo en las cocinas y se lanzó a fabricar los primeros aparatos de autoestéreo, con licencia de la marca japonesa Clarion, los Kenia 3000 que funcionaban a cartucho. También se incorporó la barbacoa, pero este accesorio ocupa un segundo plano en la memoria de Czernikowski.
MUSICA EN MAGAZINE.
En 1965, los vehículos salidos de las incipientes automotrices nacionales sólo tengan radio. El autoestéreo no existía en el país y los estudios de mercado auguraban un futuro incierto para el desarrollo del producto en el mercado local. Así y todo, Czernikowski apostó al negocio, viajó a Japón y consiguió la matricería de los Clarion. “En menos de un año los fabricábamos con 80% de
producción nacional.”
Aquellos equipos nada tenían que ver con los actuales. La música se imprimía sobre magazines o cartuchos. Como tampoco había magazines en el país, el empresario comenzó a traerlos de Estados Unidos.
Luego, con la ayuda de un ingeniero de Canal 7, comenzó a fabricarlos. “Fuimos líderes del mercado durante 10 años, hasta que dejamos de hacer los estéreos cuando los autos comenzaron a traerlos de fábrica.” En 1976, ante el panorama ominoso de cierre de empresas del sector, Kenia optó por relegar a un segundo plano la línea blanca para incursionar de lleno en la electrónica, produciendo audio, televisión y videocaseteras. “Somos flexibles. Andamos con un pie en el freno y otro en el acelerador”, se enorgullece Czernikowski.
PRIMEROS Y ULTIMOS.
“Estamos habituados a correr el riesgo empresario, pero en algunas instancias es difícil superar el riesgo funcionario”, señala el presidente de Kenia y, para ilustrar su afirmación con un ejemplo surgido de la propia experiencia, explica por qué la empresa tiene tres plantas: en Garín, en Comodoro Rivadavia y en Tierra del Fuego.
Kenia comenzó su actividad en un galpón de Floresta. Cuando llegó el momento de ampliar las instalaciones, por una nueva reglamentación que impedía a las industrias expandirse en los límites de la Capital Federal, se construyó una segunda planta en Garín. Con las promociones industriales del interior del país, “optamos por levantar una tercera fábrica en Comodoro Rivadavia”.
Poco después, la Ley 19.640 dispuso mayores beneficios para quienes se radicaran en Tierra del Fuego, y en Río Grande se instaló Kenia, hace diez años. “Fuimos los primeros en descubrir Tierra del Fuego, pero los últimos en instalarnos”, cuenta Czernikowski.
Sin embargo, durante los dos últimos años Kenia restó muchas horas de producción en su planta fueguina, “porque no podemos competir con la subfacturación que campea entre quienes promueven la importación de electrónicos”.
“Varias industrias nacionales cerraron sus plantas para dedicarse a importar. National Panasonic ya lo hizo, otras están en camino”, dice el empresario. “En Río Grande adquirimos 6 hectáreas para ampliar la planta y compramos un predio en el centro para construir un appart-hotel. Pero todas esas inversiones están paradas.”
Según Czernikowski, “Kenia nunca se propuso competir para ser líder, sino fabricar y producir con resultados aceptables. Queremos tener mucha producción a precios bajos. Si no se ganan dos pesos, que no se pierdan diez centavos. Desesperarse por el liderazgo puede llevar al fracaso”.
“Entre 1990 y 1991 fuimos los primeros. En aquel momento, cuando todos bajaron la producción de televisores a la mitad, nosotros la duplicamos. En esta etapa, mientras otras empresas duplicaron la fabricación de aparatos de televisión, optamos por diversificarnos. La clave es dividir el riesgo. En su
momento dolió dejar de fabricar cocinas. Pero así vivimos, desde hace 40 años.”
