PRIMERA LECCION: FANTASMA ITALIANO
Los hechos confirmaron de modo fulminante el pronóstico formulado por MERCADO un mes atrás.
Las derivaciones del gigantesco escándalo que conmueve a Italia hasta el subsuelo comienzan a sentirse en la Argentina. Dijo entonces MERCADO: “…queda en claro que, de una manera casi casual, accidental, la opinión pública puede reemplazar la inercia y la tolerancia por una militancia reivindicadora. Si ello llegara a ocurrir (en la Argentina) no serán solamente los políticos los que deban afrontar las consecuencias”.
Hay otra conclusión que brinda el espejo italiano. También el sistema judicial -y muy especialmente la maquinaria periodística- comete excesos. Al citar a declarar o decidir procesar a centenares de prominentes figuras, se cometen, inevitablemente, gruesos errores. Y los que han sido expuestos sin razón a la vindicta pública no recobrarán jamás la honra mancillada. Siempre quedará una dosis de sospecha, un halo de corrupción que no termina de disiparse.
Aun esa injusticia sería tolerable si los jueces -al igual que Hércules- logran limpiar los establos de Augias. Pero haber dejado llegar las cosas hasta el punto actual tiene una consecuencia: las denuncias se cuentan de a millares. Cada procesado, en busca de salvarse o con el propósito de confundir más, pasa a relatar docenas de casos de corrupción que presenció, que conoce o de los que dice tener alguna prueba. Si el sistema político italiano está herido de muerte, por esta vía del exceso de inculpados se puede llegar al colapso del sistema judicial. Riesgos, ambos, a tener en cuenta entre nosotros.
SEGUNDA LECCION: ACUSACIONES EN EL CASO PARMALAT.
La prestigiosa empresa italiana lleva años preparando su ingreso a la Argentina. Antes que sus productos estuvo su promoción y publicidad. Luego adquirió las plantas y las marcas de La Vascongada. Súbitamente, un comunicado de cuidadoso fraseo dio por tierra con buena parte del esfuerzo previo. La firma estaba acusada de producir manteca (marca Parmalat) en mal estado. Junto a este dato se consignaba que se había comprobado que productos dietéticos de otra empresa (que se mencionaba por su nombre) contenían basura y gusanos vivos y muertos.
Puede parecer una asociación inocente, una infeliz coincidencia. Pero incluso para los que no creen en la teoría del complot -entre quienes se cuenta MERCADO- es difícil aceptar la explicación. Para los ejecutivos de Parmalat, definitivamente hay una mano negra. Veamos los hechos:
1) no existe la manteca Parmalat. La marca es La Vascongada; 2) la empresa había detectado el problema, iniciado el retiro del producto existente en plaza y paralizado la producción; 3) el organismo público fiscalizador -que no se ha distinguido hasta ahora por su celo, a pesar de las excelentes oportunidades que le brinda la proliferación de alimentos en mal estado- dio el comunicado a la prensa, uniéndolo a otro procedimiento con distinto origen y resultados.
De modo que Parmalat ha aprendido, del modo más duro, que hacer negocios en Argentina supone poner especial cuidado en las relaciones con los consumidores, con las oficinas gubernamentales, con los accionistas, con los empleados y con el medio ambiente. También con los competidores.
Aunque un capítulo aparte sea la intangible mano negra.
El pasado mes de marzo ha sido pródigo en lecciones que no deben caer en el olvido. He aquí, en forma sintética, los contenidos de estas lecciones.
TERCERA LECCION: LA PLANIFICACION, VIVITA Y COLEANDO.
El retiro del equipo económico en Mar del Plata tuvo la virtud de despejar de una vez un curioso malentendido. Domingo Cavallo no se opone a la planificación. Se puede creer en las bondades del mercado, en la apertura económica, en la desregulación, en la menor presencia estatal, y aun así rescatar el valor de la planificación. Algunos ultramontanos han insistido tan estrepitosamente en la necesidad de execrar la mera idea de planificación, que la tesis parecía incorporada al dogma oficial.
Ahora se ve que no es así. Y no podía ser de otra manera. No hay ninguna empresa seria en el mundo que no recurra al planeamiento estratégico. Sería absurdo que no lo hiciera el Estado.
CUARTA LECCION: EDESUR DENUNCIA SABOTAJE INTERNO.
Con matices, los nuevos titulares de empresas privatizadas tuvieron algunos escarceos con el plantel de trabajadores heredado. Ninguno como la eléctrica Edesur: sus ejecutivos denunciaron actos de sabotaje internos que significaron cese del servicio y daños económicos a los usuarios (que deberá afrontar la empresa).
Cuando se llega a una situación de tal naturaleza no se puede hablar del tradicional enfrentamiento entre la gerencia y la fuerza laboral. Se está frente a un conflicto de proporciones que exige actuación inmediata.
La excelencia de una gestión empresarial no se juzga únicamente por la eficiencia operativa, por los buenos resultados para el accionista, e incluso por el buen servicio al cliente. También importa -y es determinante del resto de la gestión- la buena relación con los recursos humanos de la empresa. Esta es la prioridad en Edesur y probablemente en varias ex empresas públicas.