Entre Venecia y el milanesado, en el norte de Italia, a la vera del lago más extenso de la región, el Garda, se levanta una pequeña ciudad: Gardone. Cruce de aromas y sabores, estilos y costumbres, la flanquean dos mares -el Tirreno y el Adriático- y las montañas. Le llegan, muy de lejos, los vientos del sur mediterráneo.
En una esquina de San Telmo, un grupo de amigos decidió hace poco más de un año acometer la empresa de reproducir algo de aquel espíritu.
Trigo y oliva, platos sabrosos y abundantes, con gusto a cocina de la abuela. El lugar, sencillo y cálido, con los techos muy altos, propios de una vieja casona, invita a prepararse para disfrutar de una comida de las de antes, las de algún domingo familiar impregnado de fragancias apetitosas.
Como las de esas tablas de mar al estilo de la costa, un despliegue de mariscos digno de todos los mares que bañan la península.
Tabla que bien puede constituir la perfecta introducción a alguna de las obras cumbres de la casa.
Las pastas, claro, amasadas a mano por Don Luis, artífice preciosista de fettuccini, vermicelli, gnocchi, lasagnas, ravioles. Y todas las salsas: desde la contundente gardone, hasta la delicadísima pappalina.
Pero también hay carnes rojas y blancas, tablas de quesos y fiambres, postres hipertentadores. Y para quienes se resistan al embrujo de Verdi, el lugar se aviene a proveerlos de algunos de los clásicos de la cocina internacional, no sin advertirles acerca de lo que se pierden. En los bajos, la casa ofrece un confortable salón para banquetes privados. Sabia amalgama de sabores regionales, Gardone permite bucear en las esencias de una cultura gastronómica que marcó perdurablemente a los paladares porteños.
SALSAS AL USO NOSTRO.
Gardone.
Sobre una base de filetto (tomatada), nueces, champignones y aceitunas negras.
Calabresa.
Base tomatada con sopresatta y pimienta negra.
Puttanesca.
Tomando un filetto como punto de partida, se suman atún, anchoas, aceitunas verdes, alcaparras, pimienta negra y ají molido.
Pappalina.
Sobre crema de leche, jamón crudo y champignones.
Gardone: Chile 802, abierto todos los días, mediodía y noche.