Entre el optimismo de los banqueros, que entran en 1993 con fuertes ganancias acumuladas (a lo que se suma la expectativa de cosechar pronto los beneficios de un nuevo régimen de fondos de pensión) y el desaliento de textiles y papeleros, quienes tienen razones para sentirse víctimas del proceso de ajuste, el sector privado inaugura el año con la generalizada convicción de que el consumo no será ya la locomotora de la economía.
En el sector industrial, las opiniones recorren una variada gama. En el punto más alto de las expectativas se ubican los petroleros, la industria de las telecomunicaciones y la automotriz. En una posición más moderada están los fabricantes de cemento y los industriales de la construcción, que tienen puestas sus esperanzas en el repunte de la obra pública, pero ahora en manos de las empresas privadas que compraron por licitación las empresas de servicios y manufactureras que estaban en poder del Estado. Los empresarios de la alimentación prevén una leve retracción de las compras en el primer semestre, pero con una recuperación en el segundo tramo del año, para arribar a un
resultado positivo a fines de año.
En la síntesis que sigue se ha dado particular relevancia al sector petrolero, convertido en uno de los más dinámicos de la economía nacional. La profunda desregulación y la inminente transformación y venta de YPF son ricos acontecimientos noticiosos que dieron su tónica al sector durante 1992 y que
marcarán su comportamiento en 1993.
Petróleo y Gas.
En el Centro de la Escena.
En 1993 crecerán las disputas entre los estados provinciales y las compañías petroleras por la liquidación de las regalías. Las provincias potenciarán los controles y los productores de crudo y gas concentrarán sus argumentaciones en las deducciones efectuadas al valor boca de pozo. Inicialmente la polémica girará en torno del marco normativo vigente, luego se trasladará al sustento económico que fundamenta la percepción de regalías. El cumplimiento de las normas de aventamiento de gas y el impacto ambiental de las actividades aguas arriba adquirirán importancia creciente.
La ley de privatización de YPF optó por la variante de vender las acciones de la empresa en el mercado de capitales. Pero no todo está dicho en el destino de la petrolera estatal. El escenario del ´93 en esta materia estará ocupado por la disyuntiva: privatización de una empresa integrada y única o privatización de una empresa subdividida. Los rostros visibles de este nuevo debate son Luis Rey (Pluspetrol) y el actual presidente de YPF, José Estenssoro. Rey ha explicitado su argumentación a favor de subdividir YPF en tres o cuatro empresas y luego privatizar el capital accionario. Sostiene que se obtendrá mayor precio y que quedará mejor resguardada la competencia del mercado interno (mayor número de actores de menor tamaño relativo). Para Estenssoro, la internacionalización del mercado asegura competencia, con independencia del número de actores y de la envergadura relativa de cada uno de ellos. A su vez la presencia de una petrolera privada con el tamaño relativo que mantendrá YPF permitirá a la industria local proyectarse a los mercados internacionales.
Durante este año se asistirá, además, al debate en torno del método de privatizar el capital de YPF.
¿Convienen las colocaciones abiertas en el mercado de capitales, o habrá que optar por colocaciones condicionadas? La atomización del capital accionario mantendrá la incertidumbre sobre la futura conducción de la YPF privatizada.
En cuanto al gas, las compañías privadas a cargo del transporte y distribución empezarán a operar con las nuevas reglas de juego. La diferenciación de consumos firmes e interrumpibles impondrá a los usuarios del sistema el desarrollo de un know how que al principio llevará a cometer muchos errores, con consecuencias económicas y financieras para los actores del nuevo mercado. En compensación, la oferta y demanda de gas natural bajo la modalidad spot (menos de 30 días) y contractual estará expuesta a menores turbulencias. El precio de compra (casi US$ 1 el millón de BTU) permanecerá regulado durante el período de transición. Esto asegura menores presiones
iniciales para diversificar la oferta gasífera. En la medida en que avance el proceso de transición (dos años), sobrevendrá una coalición de intereses de transportistas, distribuidores y consumidores de gas natural para lograr la desconcentración de la oferta gasífera. La presión repercutirá sobre YPF, cuyo
yacimiento Loma de la Lata acentuará su rol dominante en el negocio gasífero de corto y mediano plazo.
Agro.
Tiempo Tormentoso.
Los declinantes precios internacionales de la mayoría de los productos transables o de exportación, por un lado, y el atraso del tipo de cambio efectivo, por otro, imponen un techo a las expectativas del sector agropecuario. Si a esto se suman los altos costos operativos internos, que se resisten al esfuerzo de desregulación, se llega a un resultado inexorable: pérdida de rentabilidad. Los
principales datos de este sector indican que 1993 no será un buen año.
Automotores.
Hacia la Guerra de Precios.
No parece probable que se mantenga el ritmo de crecimiento registrado en 1991 y 1992, pero los directivos del sector apuestan a que éste será un muy buen año de ventas. En 1993 empezará la guerra de precios entre las fábricas porque la crema de la demanda ya desapareció. Para este año se estima una producción local de 330.000 unidades (280.000 automóviles y 50.000 vehículos
comerciales), lo que significa un aumento de 22% sobre los 270.000 de 1992. Mientras que en 1992 las importaciones representaron 21% de la producción (57.240 unidades), este año la proporción se reduciría a 9% (lo que equivale a 29.700 vehículos).
Las ventas en el mercado interno podrían llegar a 340.000 unidades (290.000 automóviles y 50.000 vehículos comerciales), una cifra similar a la del año pasado. Las expectativas de las empresas apuntan a fabricar más, ganar mercado interno, hacer disminuir la presencia de los importados y duplicar su nivel de exportaciones para llegar a US$ 1.100 millones.
Maquinaria agrícola.
Sobre Llovido, Mojado.
El exceso de lluvias en algunas zonas e importantes heladas en otras han dañado las posibilidades físicas de obtener buenas cosechas del ciclo 1992/1993. A ello se suma la guerra de subsidios entre los Estados Unidos y la Comunidad Europea, lo que ha reducido las ganancias de los agricultores y
sus expectativas de compras de maquinaria agrícola. Debido a la gran antigüedad del parque se supone que la reposición de unidades alentará la demanda de tal manera que la industria trabaje al mismo nivel del año pasado (4.500 tractores). Se estima que el parque tiene 268.000 máquinas, de las cuales 80% tendría más de 10 años. La deficiente información aduanera, con casi seis meses de atraso, impide cuantificar el volumen de la importación.
Cemento.
Camino a la Recuperación.
El dinamismo que están adquiriendo los proyectos de construcción de grandes hoteles de turismo en Córdoba, Misiones y Mendoza y de los edificios para oficinas especialmente en la ciudad de Buenos Aires, les ha cambiado la cara a los empresarios de la industria del cemento. Las ventas, que habían tocado el piso de 3,58 millones de toneladas en 1990 (la cifra más baja en 20 años) repuntaron en 22% durante 1991. La recuperación prosiguió en 1992 y los analistas del sector opinan que la onda expansiva continuará este año, con ventas estimadas de 5,6 millones de toneladas. Aunque se advierte una mejora sostenida, falta mucho para llegar a los 7 millones de toneladas de 1980. Sobra
capacidad instalada, que a fines de 1992 se calculaba en 11,7 millones de toneladas. Este año podría comenzar la construcción de la autopista Buenos Aires-Mar del Plata, se reactivaría la autopista a Las Plata y la Dirección Nacional de Vialidad haría inversiones de reparaciones de la red troncal. Las
obras de mantenimiento previstas para 1993 en las rutas entregadas en concesión por peaje suman US$ 330 millones. Otra fuente de consumo de cemento serán los accesos a la Capital Federal que serán licitados próximamente bajo el régimen de concesión por peaje.
Celulosa y papel.
Crecimiento para Importados.
La importación de papel creció de 193.000 toneladas en 1991 a 250.000 el año pasado, con un aumento del 30%. Las exportaciones, que en 199l fueron de 32.700 toneladas, bajaron a poco menos de la mitad. Esta tendencia se mantendrá en 1993. Difícilmente se supere el nivel de 965.000 toneladas, donde prácticamente quedó estancada la producción local desde hace dos años. El mayor consumo (de 26 kilogramos por habitante en 1990, a 33 kilos en l991 y 37 kilos en 1992) benefició a la importación, principalmente de origen brasileño. Los fabricantes de pasta celulósica contemplan, sin embargo, un horizonte más optimista. Gracias a un leve repunte de los precios internacionales
que hará viable la exportación, la producción crecería de 723.000 a 790.000 en 1993, lo que representa un aumento de 9%.
Petroquímica.
Sigue el Ajuste.
Con malas perspectivas en el escenario de precios internacionales y sujeta a los cambios estructurales en el sector hidrocarburos, 1993 aparece como otro año complicado para la petroquímica. La industria dependiente del gas natural deberá acordar con los nuevos protagonistas los contratos de suministro y transporte en la variante de consumo ininterrumpible. La petroquímica
dependiente de los líquidos del gas también deberá acordar nuevos compromisos con los nuevos dueños de la planta de General Cerri. En el caso de las empresas cuyo principal insumo es el petróleo quedan pendientes algunos contratos de abastecimiento a largo plazo.
La privatización petroquímica, que debió esperar el turno tras la transformación petrolera y gasífera, va a dejar secuelas de pronóstico reservado. La suma de estos problemas mantendrá preocupados a los industriales del sector.
Supermercados.
Más Ofertas.
Si bien el sector prevé una menor tasa de aumento del consumo global, contempla el año con optimismo. Los empresarios admiten que tendrán que esforzarse por bajar los costos operativos para desplegar una mayor cantidad de ofertas y de servicios que atraigan a los clientes. Una estrategia que
se acentuará este año es la financiación de compras, ya sea a través de tarjetas de los propios supermercados o de una política más amplia en la aceptación de cheques.
Se pronostica sólo una leve variación, de 1 a 2%, en la cantidad de supermercados y autoservicios que funcionan en la Argentina (10.900 según los cálculos de la auditora Nielsen Argentina). Podría incrementarse, sin embargo, la presencia de capitales chilenos que comenzaron a desembarcar en el
sector en 1992. La tendencia general es favorable: en 1993, el sector podría abastecer 60% de los productos alimenticios consumidos por los argentinos, en tanto que la porción correspondiente a los almacenes llegaría a sólo 40%.
Telecomunicaciones.
Inversiones Millonarias.
Ya puede hablarse de una nueva industria de las comunicaciones en Argentina. Las inversiones previstas por Telefónica de Argentina y Telecom suman $ 6.600 millones en el período 1992-1996, con un promedio de 700.000 líneas por año. “Aguas abajo” esta carga de trabajo ya comenzó a inducir inversiones en otras empresas proveedoras como Pecom Nec, Siemens, Pirelli y Cidie. No se trata sólo del remplazo de viejas instalaciones y el tendido de nuevas líneas, sino de la introducción de tecnologías nuevas como la digitalización y la incorporación de fibra óptica. De la mano de la expansión de este rubro, de hecho, está naciendo una nueva actividad: el software.