Siete pilares básicos del crecimiento demandarán
alrededor de US$ 3.700 millones anuales, según una investigación
de FIEL. Enfasis en telecomunicaciones, gas natural y obras sanitarias.
Sin infraestructura adecuada no hay crecimiento. Es una inversión
necesaria e insoslayable. Y es un área donde el Estado
sigue teniendo responsabilidad primaria. En Argentina, para que
crezca el PBI es necesario prestar urgente atención a la
restauración -y expansión- de la deteriorada planta
física.
Entre 1992 y el 2000 Argentina deberá invertir US$ 32.933
millones en siete sectores de la infraestructura física:
energía eléctrica; gas natural; teléfonos;
ferrocarriles y subterráneos; obras sanitarias; puertos;
caminos y puentes.
El escenario económico probable fue diseñado sobre
la base de un tipo de cambio real semejante al de diciembre de
1991, una tasa de inflación interna convergente hacia los
niveles internacionales, y una tasa de interés local levemente
superior a la LIBOR (tasa interbancaria de Londres).
El producto bruto por habitante crecería de US$ 4.140 en
1991 a US$ 5.213 en el 2000. La mayor inversión del período
sería en energía eléctrica por valor de US$
10.257 millones y el menor monto se realizaría en subterráneos
con US$ 517 millones.
Como promedio anual, en los siete sectores se invertirían
US$ 3.659 millones en el período de 1992 al 2000. Una cifra
superior a US$ 3.386 millones del lapso 1981 a 1991, pero inferior
a US$ 3.789 millones de 1970 a 1980. Si bien es necesario aumentar
la inversión por encima de los muy bajos registros de la
década 1981/91, el menor monto para el lapso 1992-2000
en relación con la década de 1970 se deberá
-en los papeles- a una mayor eficiencia de la inversión.
75% de ésta deberá estar ahora en manos de la actividad
privada.
Estas son las principales conclusiones de una investigación
realizada por FIEL, a sugerencia del Banco Mundial. La recomendación
fue recogida por Arnaldo Musich y trasmitida a empresarios privados
locales. Apoyaron la iniciativa Carlos Bulgheroni (Bridas), Octavio
Caraballo (Bunge & Born), Ricardo Anglés (Citibank),
Santiago Soldati (Comercial del Plata), Oscar Vicente (Naviera
Pérez Companc), Federico Zorraquín (Polisur), Benito
Roggio (Roggio), Roberto Rocca (Techint), Juan Masjoan (Telecom)
y Vittorio Orsi.
La inversión anual prevista -US$ 3.659 millones- tendrá
una composición diferente a la de décadas anteriores.
Se pondrá énfasis en rubros como gas natural, teléfonos
y obras sanitarias (agua corriente y desagües), mientras
que descenderá la participación de los sectores
ferroviario, vial y el de energía
eléctrica. La participación de estos sectores
en el producto bruto registró un valor promedio de 3% entre
1970 y 1980, y de 2,6% entre 1981 y 1991. En los nueve años
pronosticados en la investigación de FIEL, la participación
disminuirá aún más para llegar a 2,3%. Entre
1992 y 2000, la inversión crecerá hasta alcanzar
un pico en 1993 y a partir de 1994 disminuirá levemente.
Habrá que lograr mayor eficiencia de la inversión.
El exceso de gasto en infraestructura ha sido común en
el sector público. Como un indicador del orden de magnitud
de la baja productividad del gasto público, en sólo
cuatro sectores -eléctrico, telefónico, ferrocarriles
y saneamiento-, FIEL verificó un exceso de desembolsos
superior a US$ 35.000 millones (45 % de los gastos realizados)
entre 1970 y 1991.
Cuadro I.
Inversiones necesarias entre 1992 y 2000
Rubro Monto – US$ millones
–
Energía Eléctrica
10.257
Telecomunicaciones 9.608
Caminos y puentes 5.700
Gas Natural 4.237
Obras sanitarias 2.819
Ferrocarriles 1.698
Puertos 583
Subterráneos 517
TOTAL 35.419
Fuente: FIEL
SECTORES DE INVERSION.
La inversión prevista entre 1992 y el 2000 es de US$ 4.237
millones, con un promedio anual de US$ 471 millones. Los gastos
en mantenimiento absorberán un monto elevado (US$ 1.546
millones). La inversión neta ascendería a US$ 2.691
millones. El número de usuarios crecerá de 4,26
millones en 1991 a 4,80 millones en el 2000, mientras que el consumo
de gas pasará de 18.000 millones a 26.000 millones de metros
cúbicos para esas fechas, con un aumento de 44%.
El crecimiento del número de usuarios lleva a una tasa
de 1,3 % anual, una fuerte reducción sobre los datos históricos
que puede ser justificada en términos de progresiva saturación
y priorización de las inversiones. El consumo por usuario
fue proyectado teniendo en cuenta una reestructuración
de las tarifas, que implicará probablemente un incremento
de hasta 20 % en las pagadas por comercios e industrias, y nulo
en el consumo residencial.
Se consideró necesaria la ampliación en 3 millones
de metros cúbicos por día del gasoducto Centro Oeste
en 1994, y en 2,7 millones de metros cúbicos por día
para el NEUBA mediante nuevas plantas de compresión. Se
supone que en 1996 se habilitaría el gasoducto del Noroeste,
con una capacidad de l5 millones de metros cúbicos por
día expandible en 1998 hasta 20 millones.
La inversión más significativa será la del
gasoducto del Noroeste. Del total a invertir, 54 % será
para distribución, 43 % para transporte y 3 % para almacenaje.
TELECOMUNICACIONES.
Entre 1991 y el año 2000 las telecomunicaciones insumirán
inversiones por US$ 9.608 millones, con un promedio anual de US$
1.068 millones. Los actuales niveles tarifarios -advierte FIEL-
permiten asegurar recursos suficientes para la expansión
del servicio por parte de Telefónica, Telecom y
Startel. Mientras que en 1991 había 3,59 millones de líneas
telefónicas instaladas, se estima que en el 2000 el parque
llegará a 7,05 millones. El promedio de instalaciones anual
en el período de 1992 al 2000 será de 385.000 líneas,
más del doble que las del lapso 1981 a 1991, y cinco veces
las de la
década de los años 1970. Esto hará posible
que si en 1991 había 11 líneas por cada 100 habitantes,
en el 2000 habrá 19 cada 100.
La privatización del servicio representará un descenso
del gasto por línea del orden de 63 % respecto de cuando
ENTEL operaba el sistema y realizaba compras a dos empresas locales:
Siemens y Nec-Pérez Companc.
En el estudio se han adoptado hipótesis de crecimiento
de las licenciatarias, sin embargo se deben esperar importantes
cambios tecnológicos en el sector como la telefonía
celular móvil, la microcelular, así como un creciente
transporte electrónico de información, que harán
perder algo de importancia a las líneas telefónicas
tradicionales.
ELECTRICIDAD.
Entre 1992 y el 2000 este sector demandará inversiones
por US$ 10.257 millones, con un promedio de US$ 1.140 millones
por año. La potencia instalada pasará de 15,80 millones
de kilovatios a 22,50 millones. A su vez la energía generada
crecerá de 49 millones de kilovatios al año en 1991,
a 96,10
millones de kilovatios hora al año en el 2000. Se estimó
que el sistema se dimensionará para una demanda creciente
a una tasa de 7,7 % acumulativa anual.
Para todo el período la inversión en generación
alcanzará a US$ 5.517 millones (53 % del total); en transmisión,
US$ 887 millones (9%); en subtransmisión y distribución,
US$ 3.564 millones (35 %) y en varios, US$ 290 millones (3 %).
FIEL estima que 46% de las inversiones seguirán estando
a cargo del Estado y 54% las concretará la iniciativa privada.
En la actualidad la pérdida por mala administración
y razones técnicas es de 22 % de la energía generada,
pero se estima que en 1997 podrá bajar a un nivel más
razonable y casi en el orden internacional de 14 %. Mientras que
el costo incremental por kilovatio de potencia instalada ha llegado
a ser más de US$ 11.000, el mejor manejo de las empresas
por el sector privado lo hará bajar
a entre US$ 800 y US$ 900.
Así como se ve difícil la iniciación de nuevas
centrales atómicas o hidráulicas, se aguarda la
instalación de centrales de gas de ciclo combinado. Habrá
un gran aumento de la capacidad de producción gracias al
reciclado y repotenciación de las centrales con turbinas
de vapor.
PUERTOS.
La inversión en puertos entre 1992 y el 2000 sumará
US$ 583 millones, con un promedio anual de US$ 65 millones. En
el 2000 el movimiento portuario llegaría a 116 millones
de toneladas, contra 79 millones de 1991.
Se pasa de un sistema altamente centralizado y estatista a subsistemas
independientes, administrados y operados por organismos autónomos
o privados. Alrededor de 58 puertos medianos han sido transferidos
a las provincias, como los de Madryn, Zárate, Campana,
La Plata, Mar del Plata,
San Nicolás y San Pedro. Los seis puertos mayores de Buenos
Aires, Bahía Blanca, Rosario, Santa Fe, Quequén
y Ushuaia, serán descentralizados.
VIALIDAD.
El monto de las inversiones en caminos es para el período
1992 al 2000 de US$ 5.700 millones, unos US$ 633 millones por
año. La situación actual muestra que los niveles
de inversión se encuentran en el orden de US$ 80 a 150
millones, montos que contrastan con los US$ 530 millones entre
1970 a
1990.
De la red vial nacional cuya longitud es de 200.000 kilómetros,
unos 38.000 kilómetros corresponden a la órbita
de la Dirección Nacional de Vialidad. El resto corresponde
a las redes provinciales. A su vez 75 % de la red vial nacional,
o sea 28.000 kilómetros, se encuentran pavimentados. En
1990, 75% de la red estaba en condiciones malas o regulares.
Se adoptó como criterio conservador no computar obras nuevas
durante los primeros cinco años, o sea hasta 1996, y en
ese período rehabilitar la red existente. Posteriormente
se deberían realizar repavimentaciones cada 14 años.
Esta política persigue recuperar el estado de la red y
mantenerlo en
el futuro, llegando al 2000 con un índice aceptable.
Existen en la actualidad emprendimientos en proyecto o en ejecución.
Entre ellos la concesión de 8.800 kilómetros de
la red nacional por peaje ya adjudicada; y la concesión
de otros 3.200 kilómetros de red nacional de menor densidad
y las concesiones de redes de acceso a las ciudades de
Córdoba, Mendoza, y Area Metropolitana de Buenos Aires.
A ellos debe sumarse un nuevo conjunto de corredores a concesionar
por peaje que involucrarían un subsidio reducido, no superior
a 25 % de las obras. Estos proyectos implican una inversión
del orden de US$ 3.344 millones hasta el año 2000.
Restaría encontrar financiamiento para unos US$ 2.360 millones
(260 millones por año) a los que hay que agregar US$ 220
millones en concepto de mantenimiento de la red no concesionada
por peaje.
Esto involucra necesidades adicionales de US$ 500 millones por
año, que serían atendidos por el Tesoro Nacional
y que en una proporción de uno a tres contarían
con financiamiento de los organismos internacionales.
AGUA POTABLE Y CLOACAS.
El irreal sistema tarifario es más que evidente en el caso
de las empresas que tienen a su cargo el servicio de agua potable,
cloacas y saneamiento ambiental. Tomando como índice base
igual a 100 puntos a la tarifa en 1960, veinte años más
tarde el nivel había bajado a 57, para seguir deslizándose
por el tobogán hasta los 25 puntos en 199l. Ese año
2l,26 millones de personas que representaban 65% de la población
del país era servida con agua potable, pero sólo
12,13 millones (37 % del total) tenía acceso a los servicios
cloacales.
Se estima que entre 1992 y el año 2000 la inversión.sumará
US$ 2.819 millones, con un promedio anual de US$ 235 millones.
Esta inversión permitirá alcanzar una cobertura
de 77 % de la población con servicio de agua potable y
de 51 % con servicios de desagües cloacales. La incorporación
de nuevos clientes se estima en 6 millones.
Sólo 10% de las conexiones del área metropolitana
y menos de 5 % en las provincias responde al sistema de agua medida.
Por encima de ciertos niveles mínimos -30 metros cúbicos
por mes- habrá que pagar el consumo. Este sistema debería
aplicarse a la totalidad de las conexiones industriales y
comerciales y a los mayores consumidores domiciliarios hasta completar
40% del total. De esta forma se controlaría 75 % del consumo
del agua potable.
FERROCARRILES.
La inversión necesaria entre 1992 y el 2000 es de US$ 1.700
millones, con un promedio de US$ 189 millones por año,
que es muy inferior al promedio de US$ 289 millones respecto de
las dos décadas precedentes.
De todos los negocios el que tiene más posibilidades de
sobrevivir sin apoyo estatal directo es el de cargas, sector en
el que se concentran los esfuerzos iniciales de transferencia
al sector privado, mediante la modalidad de concesiones de 27.000
kilómetros de vías de seis líneas ferroviarias
por el
término de 30 años más 10 opcionales a través
de procesos licitatorios.
Esas líneas son el corredor Rosario a Bahía Blanca,
con 5.200 kilómetros; Urquiza, con 2.700 kilómetros;
Mitre, con 4.800 kilómetros; San Martín y parte
del Sarmiento, con 4.700 kilómetros; Roca, con 3.300 kilómetros;
y Belgrano, con 6.400 kilómetros.
Se espera que en 1998 se movilicen 12.300 millones de toneladas-kilómetro,
lo cual implica recuperar un volumen de cargas similar al de la
década de los años setenta. En el caso del transporte
de pasajeros de larga distancia y carga se incluye la concesión
del corredor Buenos Aires-Mar del Plata.
SUBTERRANEOS.
Entre 1992 y el año 2000 habrá que invertir US$
517 millones, con un promedio de US$ 57 millones por año,
frente a un promedio anual de US$ 25 millones en el lapso de 1970
a 1991. En este caso puede observarse una tendencia decreciente
de la demanda atendida. En 1990 sólo 140 millones de pasajeros
utilizaron los subtes, frente a 275 millones de 1970 y 380 millones
de 1949, cuando no existía el Premetro y la línea
E no se había extendido.
Edgardo A. Silveti.
HIPOTESIS MACROECONOMICAS.
Se tuvo en cuenta la evolución probable de diversas variables
económicas.
Tipo de cambio real- Para todo el período, en promedio,
por debajo de la paridad de diciembre de 1991. El punto más
bajo en 1992, con 85 %, y gradualmente, hasta 96 % en el 2000.
Tasa de inflación- Medida a través de precios minoristas,
converge a partir de 1993 con valores comparables de países
desarrollados.
Tasas de interés- Internamente se ubicarán levemente
por encima de la tasa internacional.
Producto Bruto Interno- A partir de 1995 el PBI crecerá
en volumen físico en forma elevada, con una tasa de 4,5
% anual sostenido. En 1993 habría un estancamiento de 0,6
%, tras la recuperación de 1992 estimada en 6,3 %. Se aguarda
un leve crecimiento de 1,3 % en 1994.
PBI por habitante- Durante la década crecería en
2,6% anual, como promedio. El PBI por habitante pasaría
de US$ 4.l40 en 1991, a US$ 5.213 en el año 2000.
Salario real industrial- Poca variación entre 1991 y 1994.
En el 2000 llegará a un valor índice de 107 en comparación
con el nivel l00 de 1991.
Tasas de crecimiento sectorial- Superado 1994, todos los sectores
podrían crecer a 5 % anual, excepto el sector agrícola
(4 % anual), y los servicios de gas, electricidad y agua (7% anual).
Este año habrá crecimiento de 30% en la construcción.
Los años 1993 y 1994 serán traumáticos para
las industrias manufactureras y los servicios (crecimiento cero).
Productividad- Comienza un ciclo gracias a la recuperación
de la tasa de inversión del sector privado.
