¿el fin de la utopía?

    La casi extinción del comunismo obligó a algo más que a un profundo replanteo geopolítico: ha marcado el fin de una ilusión y la orfandad de quienes persiguen la utopía.

    El entusiasmo de los triunfadores en la Guerra Fría se debilita cuando se advierte que no hay ninguna idea fuerza capaz de transmitir sentido histórico a una generación de intelectuales y pasión protagónica a las masas. Con la única excepción, tal vez, del nacionalismo en una de sus versiones más desafortunadas: la que no encuentra soluciones políticas y conduce inexorablemente a guerras de exterminio como en Yugoslavia. Al disponerse a disfrutar de la tregua, el capitalismo triunfante advierte fisuras y contradicciones que comienzan a parecerse a una seria crisis.

    En cuanto al marxismo, ¿quedará confinado a los ámbitos académicos, como otro método más de análisis de la realidad, o tiene la posibilidad de resucitar, de convertirse otra vez en bandera política? Quienes sueñan con un revival están en minoría. En los ámbitos intelectuales no se cree en un nuevo tiempo de revoluciones, pero se admite con pesar que no hay ideas sustitutivas.

    ALZA DEL DOLAR.

    El problema es saber cuándo ocurrirá. Pero tras el descenso de fines de 1991, los expertos están seguros de que habrá una recuperación en el valor de la divisa estadounidense. Hace menos de tres años, los intereses que se pagaban en Alemania eran 4 puntos inferiores a los vigentes en Estados Unidos. Ahora están 5 puntos por encima. En ese período, el dólar se ha devaluado en 20% frente al marco alemán.

    ¿Por qué, entonces, la expectativa favorable? Por dos razones: se estima que las tasas de interés no pueden caer por debajo del actual nivel, y que habrá recuperación a partir del segundo semestre. Cuando ello ocurra, las tasas tenderán -naturalmente- a subir. A principio de año, un dólar se cotizaba a 1,52 marcos alemanes. Se estima que hacia fin de año estará en el nivel de 1,75 a 1,80.

    ESCASO CRECIMIENTO.

    Para el primer trimestre de este año, se espera un crecimiento de 0,8% en la economía de Estados Unidos. En el último de 1991, fue de 0,3% (había sido de 1,8% en el tercer trimestre). Según la encuesta mensual que hace Blue Chip Economic Indicators entre 50 economistas de primer nivel, la predicción de crecimiento para todo 1992 es de apenas 1,6%. Una modestísima recuperación para algunos, y continuidad de la recesión para otros.

    DE PRIMERO A SEGUNDO.

    Estados Unidos sigue siendo la mayor economía industrial del mundo, pero en pocos años más puede ser la segunda, según lo revelan estos datos:

    * En 1980, concentraba 43,2% del producto bruto de las primeras seis economías industrializadas.

    (Japón, 17%; Alemania, 13,1%; Francia, 10,7; Gran Bretaña, 8,7%; e Italia, 7,3%)

    * En 1990, la distribución era la siguiente: EE.UU, 41,2%; Japón, 22,5%; Alemania, 11,4%; Francia, 9,1%; Italia, 8,3%; y Gran Bretaña, 7,4%. Al ritmo actual, el PBI japonés igualará al de Estados Unidos en el 2005.

    * En 1970, Estados Unidos exhibía 47,1% de la suma de las inversiones realizadas por los seis países, en tanto que Japón apenas llegaba a 19,3%. En 1980, la proporción era de 37% para Estados Unidos y 24% para Japón. Y en 1990 se invirtió el cuadro: Estados Unidos 31% y Japón 34,1%.

    LA VENTAJA JAPONESA.

    El superávit comercial de Japón durante 1991 fue de US$ 78.230 millones (en 1990 había sido de US$ 52.150 millones). Las exportaciones sumaron US$ 314.600 millones (dos veces el PBI argentino, como mínimo). Las importaciones fueron de US$ 236.370 millones. En 1992, el excedente comercial podría llegar a US$ 106 mil millones.

    LA DEPRESION SILENCIOSA.

    La opinión pública estadounidense se debate en un dilema: o bien se reconocen los excesos de la década pasada y se da un drástico giro al timón de la economía; o bien todo el mundo se aferra al estilo de vida de la posguerra, aunque la realidad diga que el festival consumista ha terminado.

    La síntesis más lograda de lo que está ocurriendo en Estados Unidos la ha logrado -independientemente de que se coincida o no con su visión- el economista Wallace Petersen, quien sostiene que en las últimas dos décadas lo que realmente hubo en el país fue una “depresión silenciosa”. El dato que importa es éste: el ingreso semanal real de un trabajador en 1990 era 19,1%

    menor que el nivel alcanzado en 1973. En el mismo período, el ingreso familiar promedio creció en 0,04% anual, mientras que en los 15 años precedentes el incremento era de 2,72%. Y la magra ganancia de los últimos años se obtuvo con el concurso masivo de las mujeres (madres y esposas) que salieron al mercado laboral para mejorar el ingreso del hogar. La conclusión de Petersen es que el crecimiento en el PBI global ha enmascarado un pronunciado descenso en el nivel de bienestar de la mayoría de la población.

    TINTA ROJA.

    El presupuesto 1993 de Estados Unidos contempla un aumento en el gasto público de US$ 50 mil millones, a pesar del pronunciado déficit fiscal que hoy es de US$ 400 mil millones (se había estimado en US$ 230 mil millones hace 16 meses). En 1992 el gasto del gobierno federal representará 25,2% del PBI. El gasto total para el año fiscal 1993 será de US$ 1,51 billones (doce ceros).

    LA DEUDA SIGUE EN PIE.

    El Banco Mundial acaba de recordar que el problema de la deuda externa de los países en desarrollo no ha terminado. El monto sigue siendo de US$ 1,3 billones (doce ceros). La institución urge a las economías más prósperas a condonar parte de la deuda, especialmente la de los países más pobres.

    Advierte también que los intereses para los próximos años serán más altos debido a la demanda de fondos para el antiguo mundo comunista, que puede sumar US$ 100 mil millones anuales.

    REPRESALIAS A LA VISTA.

    El vicepresidente norteamericano Dan Quayle amenazó a la Comunidad Europea con represalias proteccionistas si no se logra acuerdo -y ya es evidente que no lo habrá- en las negociaciones del GATT. También advirtió sobre un mayor retiro de tropas estadounidenses estacionadas en ese continente. Lo cierto es que Estados Unidos tiene un superávit de US$ 17 mil millones en su comercio con los europeos. En 1991, por primera vez en 10 años, la balanza comercial con Alemania fue favorable a los norteamericanos. El único país de la CE con el que mantiene un déficit comercial es Italia. La amenaza es un boomerang: es Estados Unidos quien más puede perder. Cuatro quintas partes del superávit se obtienen con Bélgica (gran comprador de tabaco) y Holanda. Ambos países importaron aviones, motores y máquinas.

    GASTO MILITAR.

    Entre 1978 y 1988, los países del Tercer Mundo importaron en total US$ 439 mil millones en armamentos, equivalentes a tres cuartas partes del comercio mundial de armas. La lista de los 15 principales compradores está encabezada por Irak, seguido por Arabia Saudita, Libia, Siria y Vietnam.

    El único latinoamericano de este ranking es Cuba, en el octavo puesto.

    La progresiva reducción del presupuesto de defensa estadounidense obliga a las empresas de punta en el sector militar a buscar clientes en otras latitudes. Y los están consiguiendo sin problemas.

    Egipto colocó un pedido de US$ 1.600 millones por 46 aviones de combate F-16; Kuwait adquirió 36 aviones F-18 en US$ 1.600 millones. Arabia Saudita compró 72 aviones F-15 en US$ 4.600 millones, y 14 baterías Patriot en US$ 3.000 millones. Los Emiratos Arabes Unidos se proponen invertir US$ 4.200 millones en 26 aviones y 337 tanques M-1. De modo que, mientras busca la paz en el Medio Oriente, Estados Unidos está colocando armamento sofisticado en la región por valor de US$ 16.700 millones.