Capítulo VI | Evolución de los precios
Para ayudarnos a entender qué es lo que va a pasar con los precios, es útil repasar las causas que explicaron una inflación que en marzo de 2008 arañó 30% anual. La piedra angular de esta dinámica fue una demanda sobre-estimulada que crecía más velozmente que la oferta. La génesis de tal comportamiento la encontramos en los siguientes elementos.
Los precios regulados de tarifas en sectores estratégicos (energía, transporte y comunicaciones) estimularon el consumo y desincentivaron la inversión. Así se generaron ineficiencias que se tradujeron en mayores costos para las empresas.
La evolución del consumo impactó en el comercio internacional. Aun luego de superar los máximos previos a la crisis, los volúmenes importados crecieron entre 2005 y 2008 a un ritmo de 20% anual contra, 7% de las exportaciones.
A pesar del retroceso del dólar a escala global, el BCRA impulsó la desvalorización del peso frente a esta moneda. Esto no solo dio mayor envión a la demanda a través del canal monetario, sino que además importó inflación vía los flujos de comercio. Entre diciembre de 2005 y mediados de 2008 el TCN multilateral se depreció a un ritmo de 11% anual, siendo el principal tractor la paridad peso/real (+15,2% anual).
Excluyendo los subsidios que mantuvieron congelado el precio de las tarifas, el gasto público aumentó entre 2006 y 2008 a un ritmo de 33% anual. Lo que presionó al alza el mercado de bienes no comerciables, cuya oferta es acotada.
Entrados en un proceso inflacionario, se hace presente la inercia y entra en el juego el componente de expectativas. Ambos elementos le dan a la variable vida propia.
Datos recientes
En términos más generales, la crisis global (caída de precios internacionales mediante) y la recesión local provocaron una caída de la demanda agregada (C+I+G+X) del orden de 10% anual durante la primera mitad del año. Esta coyuntura eliminó al comercio como transmisor inflacionario y redujo el impacto del resto de los elementos enumerados, explicando la notable desaceleración en la marcha de los precios.
Se observa (ver gráfico adjunto) que, aunque con un ritmo más dinámico, los precios minoristas siguieron similar tendencia que los mayoristas. La caída de los precios internacionales de productos primarios (alimentos, petróleo y metales) redujo las presiones inflacionarias por el lado de los costos, mientras que la contracción de la demanda general quitó un de los tantos estímulos sobre el nivel de precios. A pesar de ellos, la inflación es alta (+15% anual), consecuencia de:
La dinámica salarial. A pesar de la recesión, los salarios continuaron creciendo a tasas de dos dígitos (+16,7% anual). Fueron los salarios privados formales los que registraron una menor desaceleración, al haber sido el tramo menos golpeado por el freno en la actividad. Luego de crecer 23,4% en 2008, cerraron 2009 con una suba de 17%. Los salarios informales pasaron de crecer 37,5% en 2008 a 21% en 2009, un paro significativo, sobre todo teniendo en cuenta que este segmento todavía no recuperó su poder de compra real desde la salida de la convertibilidad.
Flexibilización de algunas tarifas. El ejecutivo, por necesidad fiscal, autorizó un incremento tarifario para el sector energético residencial (puntualmente gas y electricidad) y combustibles para automóviles. En el primer caso, si bien este fue limitado posteriormente a fuerza de fallos judiciales, en algunos casos llegaron a 200% de aumento. Cabe destacar que aun así no mejoró las perspectivas de estos sectores, al constituir un incremento puntual y discrecional que no despeja el horizonte de planeamiento empresario. Por el lado de las naftas, durante 2009 las subas fueron de 18% y acumulan 80% desde diciembre de 2006.
Inercia inflacionaria. Las expectativas de inflación futura, sumadas a la falta de un parámetro de medición, generan subas preventivas constantes en el marco del comercio minorista.
Mientras tanto, el INDEC continúa intervenido, registrando una evolución de precios que desde 2007 a la fecha oculta 43 puntos, siendo el rubro más relevante desde el punto de vista técnico y social el de alimentos (102,7% el real, 26,9% el del INDEC). Esto explica entonces una diferencia de no menos de 15 puntos respecto a los índices de pobreza oficiales y los calculados por analistas privados y 8 puntos en lo que a la indigencia respecta. De este modo quedan fuera de las estadísticas oficiales 6 millones de personas pobres y 3,2 millones de indigentes.
Perspectivas 2010
La improbable reversión en algunos de los ítems estructurales descritos como causan desinversión) y la intensificación de otros (como que el TCN multilateral se depreció 31,3% desde octubre 2008 y el gasto primario creció 30% anual hasta agosto) permiten arribar a dos conclusiones.
Sin dudas estaremos en presencia de una inflación de dos dígitos para lo que resta del mandato oficialista. Nuestro escenario base para 2010 apunta a una inflación de 17,5%, aunque el sesgo es alcista.
El incremento de precios vía TCN fue evitado por una caída de los volúmenes importados de 25% durante el primer semestre. Existe actualmente terreno fértil para una aceleración de la inflación en función de la intensidad del rebote del nivel de actividad y la evolución de los precios internacionales de commodities.
En este sentido, se observó durante los últimos tres meses una aceleración de la inflación no casualmente a la par de un incremento de las importaciones (ver gráfico adjunto). Este contexto podría agravarse si, en el caso de no conseguir financiamiento externo y queriendo mantener el ritmo de incremento del gasto, el Gobierno apela a una monetización del déficit (fondo del Bicentenario o variantes).