El
negocio de la fotografía está cambiando. De la mano de la
masificación y el abaratamiento de las cámaras digitales,
las máquinas, impresoras y servicios vinculados van ganando terreno
a pasos agigantados.
De todos modos, el presidente de Kodak Argentina, Humberto Doglio, asegura
que el negocio de la firma sigue siendo el mismo. “Kodak siempre
fue líder en fotografía y en manejo de recuerdos, en ayudar
a la gente a tomar los recuerdos, compartirlos y preservarlos. Lo que
ha cambiado son los métodos, las formas, pero no la esencia”,
afirma.
Marcos Elewat, Trade Marketing Manager para la Argentina, añade:
“La misión de la compañía, que es darle servicios
a los consumidores para la toma de la fotografía, el compartir,
imprimir y visualizar, no cambió; lo único que cambió
es el soporte tecnológico para darle todo eso al consumidor”.
El gerente señala que sí se va modificando “la facturación
de los negocios y hay que focalizar la inversión en los negocios
que van a ir creciendo. El cambio principal que hace la compañía
en la administración es usar los recursos generados por los mercados
maduros –las cámaras y el revelado tradicional– para
invertir en el desarrollo de las nuevas tecnologías para la captura
e impresión de imágenes, cámaras digitales, papel
de tecnología digital y lo relacionado con compartir las imágenes
por e-mail o para la impresión con las distintas alternativas”.
“Antes –explica– la impresión era exclusiva del
local de fotografía. A partir de la fotografía digital se
abre un abanico más amplio: en el local, en la casa o por la Web.
La gran diferencia es que el soporte digital le brinda muchas más
alternativas y posibilidades al consumidor.”
Cambios que mejoran el negocio
Si bien a priori parecería que el cambio de la fotografía
tradicional a la digital resulta perjudicial para los clientes directos
de Kodak –los locales de fotografía–, los directivos
subrayan: “Cada vez más se ve la fotografía digital
como un aliado”.
“En realidad los clientes no se ven afectados negativamente. Antes
tenían un negocio basado en dos pilares, el rollo y el revelado.
Y hoy tienen más alternativas, como el fuerte relanzamiento en
la venta de cámaras que implicaron las digitales o los insumos
adicionales, mientras pueden seguir dando servicios de impresión
de fotos”, dice Elewat.
“Con respecto a la impresión on line –específica–,
el modelo que utiliza Kodak es que quien factura y participa en los ingresos
de la facturación de este negocio es también el cliente.
Hasta ayer, Kodak recibía a través del site las fotos, las
imprimía y las mandaba a los locales, que cobraban al consumidor
y se quedaban con una porción de la facturación. Ahora agregamos
servicios al cliente, acortando los plazos y dándole una mayor
participación: con los que tienen equipo para hacer impresiones
digitales, en vez de hacer nosotros la impresión, recibimos las
fotos, las procesamos, las ordenamos y las mandamos al cliente, que las
imprime y las factura con un margen mayor.”
A esto se agrega que cuando el minorista vende una máquina digital,
“vende cuatro o cinco años de fotografía por anticipado,
ya que su valor equivale al de papel, rollos y químicos de cinco
años de un consumidor promedio”, señala Doglio.
El tiempo de recambio de las máquinas es, además, más
breve, no por la calidad sino por el cambio tecnológico. “Si
bien la cámara puede seguir usándose a los tres años,
no tiene la reputación de las nuevas, también por cuestiones
de moda y diseño. El tiempo de recompra es mucho más rápido,
de un año y medio o dos de promedio”, apunta Elewat.
Kioscos digitales
En la Argentina hay unos 150 clientes de Kodak que tienen disponibilidad
de impresión digital. De todas maneras, aclara Doglio, representan
10% del mercado. “Nuestra idea es ayudar al restante 90% para que
acceda rápidamente. Planeamos invertir unos US$5 millones para
convertir todo esto hacia fines de 2006”, comenta. Este proceso
incluye darle facilidades a los clientes para que hagan la reconversión
y ofrecer capacitación al cliente y al consumidor, fundamentalmente
a través de actividades en los puntos de venta.
La inversión apuntará fundamentalmente a los kioscos de
fotografía. “Son un equipo de impresión como el hogareño
pero para un comercio y con posibilidades de autoservicio. Así,
el público lo puede manejar, mejorar sus fotos, agrandarlas, hacer
recortes, encuadres, agregarles marcos –ahora tenemos un convenio
con Disney–. La idea es transformar todo el retail hacia ese tipo
de equipamiento. El corazón del equipo es una computadora con sistema
de touch-screen y lectores de múltiples formatos. Se puede imprimir
directamente en formato 10×15 o 15×21. Y este equipo tiene posibilidades
de conectividad, porque puede salir a esta impresora pero también
estar conectado a un minilab con un volumen mucho mayor de fotos”,
explica el presidente de la compañía.
“Hace dos años, cuando veíamos cierta resistencia
del cliente, armamos seminarios de capacitación. Dentro de un local
hay varias opciones: equipos para grandes volúmenes de impresión,
de un costo superior a US$50.000, y equipos para imprimir una foto digital
en 11 segundos por foto con muy buena calidad, a US$7.000 (los kioscos).
Nuestro principal objetivo no era facturar en equipos sino asesorar al
cliente para recomendarle el mejor equipamiento para su negocio de acuerdo
con su ubicación, el flujo de personas, el poder adquisitivo de
la zona, etcétera”, resume Elewat. Al mismo tiempo, comenta
que un minilab digital rentable debe tener, como mínimo, 4.000
copias al mes.
Doglio asegura: “La
inversión del kiosco completo se justifica y es pagadera al poco
tiempo, porque incluso el entusiasmo que produce en la gente poder manejar
sus fotos lleva a un mayor consumo”.
Mercados
El impacto en la venta de productos tradicionales no se ha visto todavía
en la Argentina, como sí se ve, por ejemplo, en Estados Unidos,
donde cae a una tasa anual de 25%. “No cayó el volumen de
rollos ni el de revelado y sí creció muy fuerte la venta
de cámaras digitales, a 150% anual, y recién está
empezando el tema de la impresión digital”, señala
el presidente de Kodak. Y agrega: “En la Argentina la tecnología
digital va a tardar algo más en ser aceptada por una barrera de
precios”.
Resalta, asimismo, que la firma mantiene en el negocio tradicional “la
participación de mercado de siempre, cercana a 70%”; y en
el digital, se aproxima “a 50%, una porción muy importante
porque nunca habíamos tenido esa participación en cámaras
tradicionales”.
Elewat señala que sí se modificó la variedad de los
competidores. “En el mercado tradicional eran empresas dedicadas
exclusivamente a la fotografía y, hoy, también tenemos como
competidores a empresas de tecnología. El portafolio es más
amplio, complejo, competitivo y dinámico”.
Doglio agrega que Kodak no se digitalizó sólo en fotografía
sino también en áreas como salud –en ro/M_Productos/M_Mercado/M_2005/M_Junio/htm/imagenesn y transmisión
digital– o comunicaciones gráficas. “A escala mundial,
estamos disminuyendo el negocio de película, pero creciendo mucho
más fuerte en otras áreas”.
En cuanto a fotografía digital, la firma está realizando
en la Argentina una decena de lanzamientos por año, renovando la
totalidad de la oferta. “La mayor innovación de cámaras
–que ya se comunicó pero aún no se lanzó–
es la Kodak Easyshare One, premiada en la feria de Las Vegas. Incluye
una tarjeta Wi Fi, lo que permite capturar las fotos, apretar un botón
y enviarlas a cualquier lado o subirlas al site kodak share galerie donde
el consumidor las almacena, arma álbumes, las comparte y las puede
mandar a imprimir al local que elija”, concluye Elewat, con un ejemplo
que incluye a casi todos los segmentos del nuevo negocio de la fotografía.
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Relevo en la cúpula
Eastman Kodak informó que Daniel Carp dejará
la Presidencia a fin de año tras haber dejado la dirección
ejecutiva a fin de mayo. Lo sustituirá Antonio Pérez,
hasta ahora director operativo, en ambas funciones (junio 1, enero
2 de 2006).
El cambio encuentra a la compañía en proceso de abandonar
su negocio histórico –la fotografía convencional–
en pro de la imaginería digital. Carp, de 57 años,
está en Kodak desde 1970 y ocupa los cargos –que ahora
abandona– desde 1997 y 2000 respectivamente. Pérez
(59) llegó a la firma en 2003, tras 25 años en Hewlett-Packard.
Justamente, los sectores que encaran la reconversión de Kodak
implican competir directamente con HP.
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