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IL,
la publicación de Agora Inc., llega a millares de suscriptores
en todo el mundo que son generalmente, ricos, viajeros y amigos
de invertir en “paraísos” con alta calidad de vida.
Lo que sigue es la condensación del informe referido al Uruguay.
El
país que originalmente se llamó Banda Oriental por
estar situado al este del río Uruguay es, después
de Surinam, el más pequeño de América del Sur.
Su capital, Montevideo, fue fundada en 1726 por el gobernador de
Buenos Aires, Don Bruno Mauricio de Zabala, quien la bautizó
San Felipe y Santiago de Montevideo. Los primeros pobladores de
ése, el mejor puerto natural de América del Sur, fueron
20 familias gallegas y canarias que llegaban de España y
siete que venían de Buenos Aires.
Hoy, en esta ciudad de viejo estilo europeo las ventanas no tienen
rejas y los autos no llevan alarmas. Cuando una persona cruza la
calle por la senda peatonal, el tránsito se detiene para
dejarla pasar y los conductores son amables entre sí. No
se escuchan bocinazos y las bicicletas se dejan en la vereda sin
cadenas.
Montevideo es como una ciudad de la vieja Europa, con edificios
bien mantenidos, buenos restaurantes y calles arboladas. Punta del
Este, en cambio, es un balneario de nivel internacional donde veranean
regularmente muchos famosos del mundo. Entre esos dos extremos hay
pueblitos coloniales y kilómetros de pampas donde sigue habiendo
gauchos que arrean ganado a la vera de los caminos.
Los fines de semana, la vida nocturna montevideana se desarrolla
en la Ciudad Vieja, o centro histórico, donde al igual que
en Madrid, la gente charla con amigos en los innumerables cafecitos
y bares con mesas en la vereda hasta que asoma el sol del amanecer.
Es una ciudad tranquila y barata. En realidad Mercer HR Consulting
acaba de nombrarla la segunda ciudad más barata del mundo
para vivir, después de Asunción, Paraguay.
Muchos norteamericanos comparan a Montevideo con el centro de Manhattan,
especialmente los domingos a la mañana, cuando la gente sale
a pasear perros, comprar el diario o desayunar en la vereda de un
café. Por las tardes, el obligado paseo por la rambla con
el termo bajo el brazo y el mate circulando por izquierda.
El centro de la ciudad, por fuera de la Ciudad Vieja, tiene su atractivo
propio: calles tranquilas y arboladas a un paso de la principal,
con más restaurantes y hoteles que el casco viejo. Por sus
calles circulan autos de los años ’20, ’30 y ’40,
pero no como curiosidad dominguera. Son autos que permanentemente
son arreglados, reconstruidos y pintados para mantenerlos en servicio.
Carrasco es el barrio donde viven empresarios extranjeros y diplomáticos.
Está cerca del aeropuerto y es allí donde están
los colegios bilingües, clubes de golf, tenis, polo y equitación.
Está ubicado frente a la playa, a 30 minutos del centro de
Montevideo y a una hora de las playas de Punta del Este.
Colonia
de Sacramento
A 177 kilómetros de Montevideo se encuentra la única
ciudad fundada por un portugués (Manuel de Lobo, 1680) en
las costas del Río de la Plata. Eran tiempos de luchas fronterizas
entre las coronas de España y Portugal, que procuraban extender
sus territorios mas allá de los acuerdos alcanzados. Por
eso Colonia del Sacramento fue desde sus orígenes un fuerte
militar que se convirtió en escenario del mayor conflicto
geopolítico del Río de la Plata. Los reiterados cambios
de dueños –por acciones bélicas o diplomáticas–
la convirtieron en un reducto de estilos arquitectónicos,
construcciones de estilo colonial portugués (casas de piedra
con techo a dos y cuatro aguas), que coexisten con casas de ladrillos
y techos de azotea típicos de la arquitectura española.
Declarada por la UNESCO “Patrimonio Histórico de la
Humanidad en 1995”, hoy mantiene sus calles empedradas y bordeadas
por hileras de plátanos, elegantes comercios y excelentes
restaurantes. Se asoma al Río de la Plata en la península
de San Gabriel, en un punto donde todavía el río es
tan ancho como para parecer océano. El trazado de la ciudad
es de origen portugués y contrasta con el clásico
plano de damero común a todas las ciudades de origen español.
La muralla que originalmente la separaba del resto del territorio
ha sido reconstruida junto con el foso, la puerta, el puente fijo,
el levadizo y los bastiones de San Miguel, San Antonio, del Carmen,
San Pedro y Santa Rita. Su magnífico puerto de yates es visitado
semanalmente por cientos de veleros, muchos de ellos procedentes
de la costa argentina, que van en busca de los espléndidos
atardeceres de la bahía.
Los circuitos turísticos incluyen Colonia Suiza (a 60km),
Nueva Palmira (sobre el río Uruguay), Carmelo (con atracadero
de yates) y Juan L. Lacaze (con playas y puerto).
Punta
del Este, la Riviera sudamericana
Técnicamente hablando, Punta del Este es parte de la ciudad
de Maldonado y los centros de ambas están a sólo 10
minutos en auto. Maldonado es ciudad, Punta del Este es balneario.
Punta del Este es una estrecha franja de tierra que divide las aguas
del Río de la Plata y del Océano Atlántico.
Desde el momento en que se llega a una curva en el camino costero
y se ven las playas blancas que se extienden hasta la punta, con
elegantes edificios, hoteles de lujo y casinos, está caro
que se ha llegado a la Riviera de América del Sur. Uno de
los centros veraniegos más glamorosos del continente, visitado
asiduamente por famosos internacionales, realeza europea, políticos
y famosos argentinos y brasileños. Tiene 122 hoteles, 80
restaurantes de primer nivel internacional, dos aeropuertos y un
puerto de yates que puede albergar 500 embarcaciones con las más
modernas comodidades.
Es un lugar que irradia distinción: calles pulcras, playas
inmaculadas, exclusivos negocios y boutiques, restaurantes de clase
mundial, casinos y puerto de yates. Hasta tiene una radio FM de
jazz, algo poco usual en América del Sur.
La península sigue siendo el punto de referencia de la ciudad,
con la avenida Gorlero como protagonista principal, donde se concentran
los mejores comercios, confiterías y cines. La Barra se ha
transformado en el centro nocturno por excelencia, con infinidad
de boliches, bares y discos.
Las playas, tanto del lado de La Mansa como de La Brava, son excelentes
y permiten la práctica de la mayoría de los deportes
acuáticos. Para europeos y norteamericanos, los precios aumentan
el atractivo de la zona. Se puede alquilar un departamento por US$
4.000 por mes en temporada o por US$ 1.000 fuera de ella. Punta
del Este, en definitiva, es un lugar único e irrepetible.
Pero hay mucho más. Los 338 kilómetros de costa marítima
que se extienden entre la frontera con Brasil y Montevideo figuran
entre los mejores del sub-continente, con un rosario de interminables
playas de arenas blancas, con zonas donde los bosques llegan hasta
el borde mismo del mar, reservas ecológicas y rincones sorprendentes.
Con sólo alejarse un poco de Punta del Este, se encuentran
playas igualmente hermosas, a veces más anchas, menos concurridas
y con precios mucho más accesibles. En Bahía Grande,
a 83 Km de Punta del Este, está el pequeño balneario
de La Paloma, famoso por su faro y sus edificios de blanco puro.
Y
finalmente, Piriápolis
La ciudad fue fundada en 1890 por don Francisco Piria, un hijo de
genoveses que se compró 2.700 cuadras desde el cerro Pan
de Azúcar hasta el mar. Allí construyó en 1897
un castillo para su residencia particular y en 1905, el primer gran
hotel. Las playas, dicen muchos entusiastas, superan a las de Montevideo,
a las de Mar del Plata, a las de Punta del Este y hasta a las de
San Sebastián.
Está ubicada entre Punta del Este y Montevideo y tiene dos
grandes ventajas: es muy barata y está más cerca de
la capital y de su aeropuerto internacional. Piriápolis,
según un visitante norteamericano, recuerda a Nueva Jersey
en los años ’50, con su costanera y sus tradicionales
edificios de ladrillo rojo.
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